¿Cómo ha logrado One Piece romper la maldición de las adaptaciones de anime de Netflix?

La mayoría de veces que se ha adaptado un anime o un manga al live action ha salido: mal. Y recordamos con especial decepción títulos de Netflix como la película de Death Note o la serie de Cowboy Bebop. Así que la noticia de la llegada de One Piece a la plataforma de streaming fue recibida con escepticismo e ilusión a partes iguales.

El equipo de la versión en acción real de One Piece tenía una gran responsabilidad sobre sus hombros y lo sabía. Además, la obra de Eiichirō Oda contaba con una potente fanbase a la que temían decepcionar.

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Steven Maeda, showrunner de la serie, explicó el inmenso desafío al que se enfrentaban en una reciente entrevista con el medio Collider: 

“Los retos eran enormes. Y, ciertamente, las adaptaciones de manga y anime a acción real no tienen el mejor historial y, por supuesto, éramos muy conscientes de ello”.

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“Pero, de nuevo, nos dijimos a nosotros mismos: ¿Sabes qué? No hay ninguna razón por la que el manga no pueda adaptarse a la acción real si es el manga adecuado y si se presenta con el amor y el cuidado adecuados por el material original”.

“Pero también sin miedo a expandirse y hacer algunas cosas de forma diferente si eso ayuda a la serie, sin ser incoherente con nada de la propiedad intelectual subyacente. Ése fue el verdadero reto, intentar encontrar la mejor manera de adaptarlo, y es difícil", concluyó Steven Maeda.

One Piece logró superar con creces las expectativas generadas, y en nuestra crítica de la versión en live action para Netflix Daniel Quesada dijo de ella que era “una serie bien planificada y fiel al material” en el que se basaba, “emocionante”, “entretenida”, y con unos personajes que “se hacen querer”.