Uno de los elementos más frecuentes de Juego de tronos fueron las escenas de sexo. La serie de HBO basada en las novelas de la saga Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin no se cortó en mostrar escenas eróticas a lo largo de sus ocho temporadas.

Uno de los personajes que más escenas fogosas tuvo fue Daenerys Targaryen, la Madre de Dragones interpretada por Emilia Clarke, una actriz relativamente desconocida cuando comenzó la serie que, en sus propias palabras, se sintió "presionada" a acceder a las escenas de sexo.

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Poco a poco, la cantidad de escenas íntimas de Emilia Clarke en la serie solo para satisfacer el morbo del espectador se fue reduciendo, pero hubo una de la que no se pudo escapar, aquella que mantendría con Jon Nieve.

Fue una escena especialmente incómoda en Juego de tronos porque, mientras Emilia Clarke y Kit Harington representaban su pasión en el camarote de un barco, Bran y Sam descubrían la auténtica identidad de Jon, también conocido como Aegon Targaryen, lo que revelaba que, en realidad, se trataba de un incesto. Aunque Juego de tronos no anda coja con ese tipo de escenas tampoco.

Juego de tronos añadió un punto de incomodidad a Emilia Clarke en la escena

Si la escena de sexo ya era incómoda por naturaleza para Emilia Clarke y el hacerlo con Kit Harington, con quien había forjado una fuerte amistad en el set de rodaje se le antojaba, antinatural, hubo otro aspecto que sumaba aún más incomodidad a la actriz.

El hermano de Emilia Clarke, Bennett Clarke, formaba parte del equipo de fotografía que aquel día estaba presente en el set de rodaje, encargado de filmar la escena. La actriz lo ha recordado en la TJH Superhero Comic Con & Car Show.

"Recuerdo el día de nuestra escena de sexo. Mi hermano estaba en el departamento de cámara ese día… Y estaba en el set. Kit dijo: "Amigos, ¡tenéis que sacarlo de aquí!"

Juego de tronos vio evolucionar en gran medida a Daenerys Targaryen y Jon Nieve y la escena de la temporada 7 fue, en cierto modo, un cierre de ambos arcos hasta el encuentro fogoso de los dos personajes. Eso no quita para ese punto de incomodidad que, en el caso de Emilia Clarke, estaba más que justificado.