El niño de Titanic desvela cuánto dinero recibe cada año por decir una sola frase hace 25 años

¿Te imaginas hacer un trabajo escueto, discreto y sencillo y seguir cobrando por él después de un cuarto de siglo? En el mundo del cine, no es una situación extraña, pero solemos asociarla a las grandes estrellas y sus películas. Pero Titanic es el ejemplo perfecto de que un papel pequeño puede dejarnos cheques para el resto de nuestra vida.

En el caso de Reece P. Thompson, aquel niño irlandés de Titanic que solo dijo una frase en la película de James Cameron, aunque apareció en varias escenas, es algo mucho más literal aún.

Suscríbete a Disney+

Tus películas y series favoritas están en Disney+. Suscríbete por 8,99€/mes o ahorra 2 meses con la suscripción anual, en comparación con 12 meses a precio de suscripción mensual.

Comenzar suscripción

Thompson fue parte del reparto de Titanic en 1997 con tres escenas en las que interpretaba a un niño irlandés durante el naufragio del transatlántico. En aquel entonces, tenía solo 5 años, pero sus ganancias a día de hoy por la película superan los 35.000 dólares —en total—.

El contrato que alcanzó su madre a través de su agente le ha valido un simpático cheque anual en concepto de regalías a Reece P. Thompson a lo largo de los más de 25 años que han pasado desde el estreno en cines de Titanic.

Un pago "de por vida" por una sola frase

Tal y como reveló en su momento a nuestros compañeros de Business Insider, Reece P. Thompson ingresa de media cada año entre 150 y 300 euros en concepto de regalías por su participación en Titanic, la única película en la que ha formado parte del reparto.

Thompson dejó atrás la industria cinematográfica y solo ese cheque le recuerda los días que pasó en el rodaje de la película de James Cameron fingiendo ser irlandés.

Aunque algunos años sus ingresos sufren subidas por conceptos puntuales, como el reestreno que hemos tenido hace poco por los 25 años de la película, un "regalo" anual de 300 euretes por algo que hiciste hace 25 años, no está mal.

Obviamente, el caso de Reece P. Thompson es una anomalía que se deriva de las inmensas ganancias de Titanic. Otras películas dejan regalías mucho más discretas a sus benefactores.