George R.R. Martin no pensaba incluir dragones en Juego de tronos: quería dar superpoderes a una de las familias
El escritor no tenía pensado contar con las enormes bestias en la saga, pero un oportuno consejo le hizo cambiar de parecer.
Es increíble cómo cambian muchas historias desde lo que son en un inicio a lo que terminan consumiendo los lectores y espectadores. Canción de hielo y fuego, por ejemplo, habría sido muy diferente sin sus dragones, pero así era como la concibió George R. R. Martin antes de que la saga se convirtiese en la inspiración de Juego de tronos.
Además de rememorar su espectacular reparto y la despiadada ambientación de Poniente, cuando pensamos en Juego de tronos nos viene a la mente la figura alada de un dragón sembrando el caos por el campo de batalla o asfaltando las calles de Desembarco del Rey con las cenizas de sus propios habitantes.
Aquello habría sido imposible si George R. R. Martin hubiera seguido adelante con su plan inicial, que pasaba por convertir a los miembros de la Casa Targaryen en una suerte de series con poderes sobrenaturales.
El propio escritor explicó que los Targaryen habrían sido una familia con poderes si su plan original hubiera seguido adelante, lo que habría hecho que el personaje de Emilia Clarke en Juego de tronos fuese aún más poderoso, pero sin la figura característica y fantástica de un buen dragón.
Es difícil imaginar Juego de tronos sin dragones
Tal y como recuerdan en FandomWire, George R. R. Martin terminó cambiando de parecer por los consejos recibidos por la difunta autora Phyllis Eisenstein, quien le recomendó que se dejase de superpoderes e incluyese dragones.
De no haber sido así, el plan original podría haber hecho que algunos de los elementos más icónicos de Juego de tronos jamás se viesen en la saga de Canción de hielo y fuego y, por consiguiente, en la serie de HBO.
"Hubo una etapa muy temprana mientras escribía Juego de tronos donde pensé que no tendría dragones literales. Tal vez los Targaryen tuvieran algún tipo de poder psiónico. Eran como piromantes y podían manifestar explosiones de llamas mentalmente como en Ojos de fuego, o algo así, y es por eso que eran identificados con dragones, pero no habría dragones literales".
El consejo de Phyllis Eisenstein le valió a George R. R. Martin un éxito comercial tremendo con Canción de hielo y fuego y a los fans una de las obras de fantasía medieval con dragones más potentes de la historia, sobre todo si algún día la termina, el buen señor.
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