Stephen King tiene una de las muertes más absurdas del cine, y hasta Arnold Schwarzenegger la ha copiado
Hollywood tiene una cantidad absurda de muertes ridículas, y Stephen King contribuyó con una de las más hilarantes en 1992.
Aunque cuando hablamos de Stephen King y de películas, solemos referirnos a adaptaciones de las muchas novelas que el autor ha visto dar el salto a la gran pantalla, el propio Rey del Terror ha hecho más de un pinito como guionista. Uno de esos trabajos es el que hoy nos ocupa: Sonámbulos.
La película de 1992 tuvo un guion firmado por Stephen King donde el escritor apostó por combinar elementos de terror con buenas dosis de autoparodia del género que hace que Sonámbulos no se tome en serio ni a sí misma.
La historia del filme sigue a una madre y a su hijo, últimos de una raza que, para sobrevivir, precisan alimentarse de la fuerza vital de jóvenes vírgenes.
Esa sinopsis ya nos hace entrever que no vamos a ver una película muy serie, aunque con Stephen King nunca se sabe. Sin embargo, el escritor de Maine aprovechó para sacar su repertorio de situaciones absurdas, incluyendo una de las muertes más absurdas del cine.
El "mazorcazo" que Stephen King se sacó de la chistera
En cierto momento de la película, Tanya Robertson (Mädchen Amick) es hostigada por Charles Brady (Brian Krause) en un intento de este por alimentarse de su fuerza vital. Ella corre a pedir auxilio a un policía al que Charles termina dando muerte... ¡con una mazorca de maíz!
La muerte en Sonámbulos puede parecer absurda, pero Hollywood no tardó en repetir esa premisa en otra parodia justo al año siguiente. En El último gran héroe, Jack Slater (Arnold Schwarzenegger) mata a Al Leong (el famoso "chino de las pelis de acción") con un cucurucho de helado.
A Stephen King siempre le ha gustado jugar con el humor en sus novelas, por lo que es normal que, si el escritor firma un guion, vayamos a encontrarnos situaciones similares.
De hecho, Sonámbulos demostró que, aunque la película está lejos de ser una obra maestra, esa muerte fue muy efectiva, como el resto de golpes de humor que hacen que este singular trabajo de Stephen King disfrute de cierto encanto de culto.
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