Creo que el gran fracaso de taquilla de Arnold Schwarzenegger es, en realidad, una de sus mejores películas
Arnold Schwarzenegger llegó a deprimirse soberanamente por el fracaso de El último gran héroe, algo que le escuece incluso hoy. Yo creo que es un clásico incomprendido y de lo más original que ha hecho.
Arnold Schwarzenegger logró forjarse una ilustre carrera como héroe de acción gracias a películas como Conan, el bárbaro, Terminator, Commando o Depredador. En todas ellas, cualquier cosa que se parezca a expresar algo diferente a la cara que se pone cuando uno tiene gases que trata de aguantar, implicaba repetir tomas.
Ojo, no es una crítica negativa, es un arte que Arnie convirtió en una seña de identidad tan grande como el puro que frecuentaba su boca o su mítica frase: "Volveré". Pero llegaron los noventa y el cine de acción donde un titán barría el suelo con el ejército de esbirros de un villano empezaba a decaer.
El género encontró otros ídolos como Bruce Willis que no necesitaban un sastre para hacerles camisetas de tirantes. Aun así, Arnold Schwarzenegger seguía siendo un referente del cine de acción con joyas como Terminator 2: El juicio final o Mentiras arriesgadas.
En esos años, el actor también le dio un tiento a la comedia, género que tiende a infravalorarse por sistema a la hora de ser valorado por los críticos. Cierto es que es una tendencia que se ha reducido ligeramente, pero mantiene el estigma en muchos círculos.
El Chuache nos brindó películas que ya son clásicos como Poli de guardería, Los gemelos golpean dos veces o Un padre en apuros. Sé que muchos ya contáis los días para Navidad solo para ver de nuevo a Turboman en acción.
De aquellos años, yo quiero romper una lanza en favor de la película que fue vilipendiada con alevosía por la crítica, supuso un piscinazo en taquilla para Arnold Schwarzenegger y lo deprimió tanto que, en palabras de James Cameron: "No salió de la cama en una semana". ¿El último gran héroe es la mala película que dijeron? Ni de coña.
El Arnold Schwarzenegger más equilibrado
Vamos a empezar por lo básico: si los ingredientes son buenos y el cocinero sabe lo que hace, es raro que la cosa salga mal. El último gran héroe tiene a los mandos a un tal John McTiernan, que venía de dirigir películas de acción imprescindibles como Jungla de cristal.
A cargo del guion tenemos nombres como David Arnott, Zak Penn, Adam Leff y Shane Black, un tipo que escribió las cuatro películas de Arma Letal o Kiss Kiss, Bang Bang.
¿Y el reparto? Consolega, esta película no es solo Arnold Schwarzenegger: Charles Dance, Anthony Quinn, F. Murray Abraham, Ian McKellen o al mismísimo Al Jeong sufriendo su reglamentaria muerte, esta vez a manos de un cucurucho.
Sí, El último gran héroe es una parodia del cine de acción que ni ella misma se toma en serio, pero ahí radica su magia. Es una película cargada de guiños, referencias e innumerables cameos: Robert Patrick como el T-1000, Sharon Stone como Catherine Trammell, Chevy Chase, Jim Belushi, Jean-Claude Van Damme, M.C. Hammer y un largo etcétera.
Sus 85 millones de dólares de presupuesto se llevaron el varapalo de que El último gran héroe solo recaudase 137,2 millones en todo el mundo. Arnold Schwarzenegger se deprimió, Homer Simpson se deprimió y a Maggie le entró la risa… Es tan mona esa criatura.
Una película adelantada a su época
Es irónico que, sin tratar de lo mismo, una película igual de gamberra triunfase un par de años antes, con Shane Black como guionista: El último boy scout. Bruce Willis llevó lo macarra del cine de acción a su máximo exponente y fue fantástico. A Arnold Schwarzenegger, sin embargo, lo masacraron.
Que si es tan meta que nadie la entiende; que si no tiene mensaje —porque el cine de acción puro y duro tiene mogollón de subtexto—; que si Arnold Schwarzenegger está sobreactuado —es una parodia—. Vamos, que la crítica se quedó a gusto.
Irónicamente, muchos de esos críticos daban palmas con las orejas con películas sobreactuadas hasta la saciedad —a propósito— como No mires arriba o con festivales de cameos y referencias como Chip y Chop: Los guardianes rescatadores o Ready Player One. Ojo, sendas películas son muy interesantes, no intento hacer la comparación en tono peyorativo.
El último gran héroe llegó demasiado pronto al cine. Tan pronto que ni siquiera el propio cine entendió la película. Es una suerte que el tiempo haya puesto a cada uno en su sitio y la película de Arnold Schwarzenegger sea un clásico de culto. Aquella referencia a su rivalidad con Sylvester Stallone no podía caer en el olvido.
El actor austríaco lleva a cabo un papel completamente diferente a todos los que nos había mostrado. Lo más similar hasta el momento, quizá, era Poli de guardería. Hollywood se lo pagó con mofas. Pero, haciendo grande su gran frase, volvió para seguir haciendo cine durante años antes de dar el salto a la política.
Para mí, y puedes estar de acuerdo o no, El último gran héroe entra en la categoría de esas películas castigadas que pasan a ser consideradas de culto, como Blade Runner —otra que sufrió castañazo—.
La película de Arnold Schwarzenegger no será una joya digna del Óscar, pero aporta más entretenimiento que alguna premiada por la Academia con más propiedades somníferas que las sobremesas de algunos canales de televisión. Y no le pido a Hollywood que supere la versión de Hamlet que aparece en El último gran héroe… solo que la iguale.
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