Mike Flanagan dice adiós a Netflix con otra carta de amor a la literatura de terror

Mike Flanagan puede presumir de haberse convertido en una referencia para los amantes del terror. No solo para el fandom más duro, también para aquellos que buscan en este género un enfoque más comercial.

Quizá quitando su anterior serie, El club de medianoche, desde que Netflix entrenó La maldición de Hill House se ha situado como un showrunner y director al que volver en busca de emociones, personajes complejos y referencias. Esta misma serie fue la adaptación de una novela escrita por Shirley Jackson. Una gran novela, por cierto. 

Pero no es la única adaptación, también ha llevado a las pantallas (grandes y pequeñas) novelas de Stephen King, como El juego de Gerald y Doctor sueño, con discutidos resultados. Para algunos espectadores son películas cuanto menos interesantes, para otros se quedan a medias.

En todo caso, queda claro que Flanagan se mueve mejor en las series y las historias corales. Y también que estas series son las que le han llevado a la fama, siempre de la mano de Netflix. 

Ahora su carrera va a cambiar tras el reciente estreno de La caída de la Casa Usher. Los siguientes proyectos serán en Amazon Studios. ¿Es el fin de una época? Ya veremos. En todo caso, la despedida ha sido como a él le gusta.

Amor al terror en La caída de la Casa Usher

La caída de la Casa Usher es, como he leído en varios sitios, una mezcla entre Succession y los cuentos de Edgar Allan Poe. Ambas referencias son claras por motivos obvios, pero la interesante es la segunda que, más allá de la historia, resulta tan estimulante para los que amamos la literatura del bostoniano.

Mike Flanagan ha llenado la serie de guiños y referencias a los cuentos de Poe. No solo los conocidos títulos de los capítulos que hacen referencia a estas narraciones, también personajes que se llaman como otros de esas historias extraordinarias, objetos que aparecen, citas de versos recitadas por los protagonistas... 

Un espacio de gozo que hará que pillen los guiños los que dominan los cuentos y poemas, pero también los que solo los conocen de forma superficial. Al fin y al cabo, ¿quién no lo relaciona a Poe con un cuervo, con un gato negro, Annabel Lee, un pozo y un péndulo...? 

Y luego están las innumerables referencias escondidas que casi empujan a releer los cuentos de Poe. Flanagan ha creado una serie irregular que empieza a ser interesante tras el primer capítulo, en la que inquieta y apenas asusta, pero que es una auténtica carta de amor a la literatura de terror. 

Está clara la complejidad que supone incrustar varios cuentos de Poe en una historía más grande que además se acerca a los conflictos judiciales de las farmacéuticas con la epidemia de opioides. Es un objetivo muy ambicioso, pero se le perdonan más los errores cuando todo esto lo hace con un encanto y amor similar. 

Los fans del terror, en todos sus formatos, se lo agradecemos. Ahora toca esperar a ver qué proyecto prepara bajo la marca de Amazon.