Estoy un poquito agobiada y no se me ha ocurrido otra cosa que encender la tele unos minutos para despejar la mente, con tan mala suerte que estaba en el canal 24H: noticias en vena. Ahora mismo tengo una jaqueca que no se la salta ni Luigi en su mejor momento…
Hemos empezado con la variante ómicron de la COVID, que, si hacemos caso a los más alarmistas, nos puede fastidiar las Navidades.
Toca volver a concienciarse (que nos veo relajados con las mascarillas) y volver a tener cuidadín. Y los que no se hayan vacunado, ya están tardando…
La dichosa variante (que, ojo, afecta más a los jóvenes por lo que se ve), ha desplomado las bolsas. Yo no consigo enterarme de lo de la bolsa, pero sé que, cuando baja, estamos todos jorobados y empiezan los problemas de las empresas, que se solucionan con despidos. No digo más.
Resulta que el IPC no deja de subir y se espera inflación. Lo de la factura de la luz como que ya no me pone tan nerviosa, cuando escucho que nuestro poder adquisitivo no deja de bajar y que, por aquello de la crisis del transporte, los precios no van a dejar de subir.
El postre ha sido el volcán de La Palma, las nuevas coladas, la ceniza, los temblores que no cesan y unas espectaculares imágenes de un dron sobrevolando una casa que estaba a punto de ser engullida por el río negro.
Me he quedado hipnotizada con la casita, con su jardín bien cuidado, la escalera apoyada en la pared porque debían haber limpiado el tejado de ceniza, y me he imaginado que era mi casa…
Pues eso, que me palpitan las sienes, me ha subido fijo la tensión arterial y los niveles de cortisol los debo tener por las nubes. ¡Quién me mandaría a mí!
Lo siguiente que he hecho es encender la consola para quitarme el mal rollo. Se me ha actualizado la tele, luego la consola y luego el juego que iba a probar. Y ha tardado un buen rato, no creáis.
Y, mientras espero, como ya estoy más negativa que un electrón cabreado, me ha dado por pensar que ni los videojuegos son un buen refugio en estos tiempos tan negros. Que vaya tela.
Llevaba un tiempo pensando en comprarme una Nintendo Switch OLED, por aquello de que juego más en portátil que otra cosa, y resulta que cuando me he terminado de decidir ya era tarde. No hay.
Pero mejor no digo nada de PS5 y de Xbox Series X, que nos da la risa a todos. La única consola “nueva” que ha vendido en este Black Fiday ha sido Xbox Series S, porque es la única que tenía stock. A muchos les va a toca reescribir la carta a los Reyes Magos…
Mi sobrino ha decidido que el dinero que tenía ahorrado para una PS5, y un pico más que lleva atesorando un año, lo va a invertir en un PC Gaming a todo trapo. Total, todo lo que le gusta sale también en PC o termina saliendo en PC...
Eso sí, su brillante plan se le ha venido abajo cuando ha visto el precio de las gráficas, que están por las nubes. Resulta que ahora cuestan lo que hace un año costaba un maquinón entero. Y sí, puede montarse un PC, pero ni de lejos tan potente como él pensaba… Ahora no sabe qué hacer.
Vamos, que hablando de videojuegos también son todo “buenas” noticias… Lejos de subirme la positividad, lo veo todo todavía más negro. Menos mal que siempre me termino acordando que el negro combina con todo… Y que, al final, todo depende del color del cristal con el que lo mires.
Le he dicho a mi sobrino que eche un vistazo al programa Xbox All Access que ha montando Microsoft, con el apoyo de GAME y CaixaBank Payments & Consumer.
Puede que consiga una Series X en cómodos plazos, sabiendo que con la ayuda del Game Pass Ultimate no tendría que pagar por los juegos y podría seguir ahorrando.
Si no le convence, le diré que no aparque tan pronto la PS4, que mire bien, que ahora tienes auténticos juegazos a precio de ganga. Solo con el catálogo actual de PS4 ya tiene para disfrutar un añito o dos a todo trapo, a ver si bajan las gráficas… Y llegan las consolas next-gen.
Ahora que me he relajado un poco, puedo empezar a ver las cosas en positivo y ajustar mis expectativas. No tengo prisa en comprar una Nintendo Switch OLED, que mi vieja Switch funciona bien, aunque la nueva sea más golosa.
Las actuales PlayStation y Xbox nos dan juego de sobra, que tampoco es que el ray tracing sea para tanto. Y lo de esperar a las actualizaciones ya se ha convertido en el pan de cada día (me lo hacen hasta las bombillas): basta con no ponerse nervioso.
Lo de las noticias de la tele es bastante más complicado ponerlo en positivo, pero tampoco quiero que me arruine el momento: siento que se me relaja el cuello y me palpitan menos los ojos.
No puedo hacer nada más que adaptarme. Y otra cosa no, pero llevamos año y medio en el que todos hemos aprendido a adaptarnos, pero a base de bien.
Quiero pensar que cuando el año que viene salgan Horzion: Forbidden West, Starfield, God of War Ragnarok o Splatoon 3 no tendremos problema en elegir en qué plataformas jugarlos. Que se van a disfrutar igual de bien en old-gen que en next-gen.
Quiero pensar que, aunque poco pueda hacer para luchar contra un virus mutante, especuladores de la energía o mercados timoratos, los puedo mirar con otros ojos después de echarme unas buenas partiditas a lo que toque. (Tengo ganas de ver qué tal el nuevo Gran Turismo 7, que GT6 me defraudó).
No pienso convertir a los videojuegos en otra fuente de estrés, que bastantes jefes finales nos pone ya la vida por delante. Ni aunque me cabree que no hayan nominado a Forza Horizon 5 para los GOTY de los Games Awards 2021.
Mucho peor es lo del volcán de La Palma. Muchísimo. Vaya mi apoyo emocional para todas esas personas que lo están perdiendo todo (en el más amplio sentido de la expresión), viéndolo a cámara lenta y sin poder hacer nada.
Ojalá ellos también puedan encontrar algo que combine con el negro de las cenizas y se pueda mirar con un cristal de otro color…
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