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Si solo pudieras jugar con una consola, ¿cuál elegirías?

Game Boy Advance SP

Me han hecho una difícil pregunta hace unos días. Una de esas imposibles que no tienen respuesta correcta, pero que te hacen pensar, pero que bien: “Si tuvieras que elegir y solo pudieras jugar con una, ¿con qué consola te quedarías de toda la historia?”.

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Pensadlo un momento. Volvedlo a pensar. ¿Ya habéis elegido una? Seguro que vuestras respuestas son dispares, pero seguro que todos tenéis razón, porque lo que es importante para cada persona es una cuestión… pues eso, personal. Qué suerte que todos seamos distintos, ¿verdad?

Mi primera reacción ha sido pensar en la Game Boy Advance SP. Las portátiles te dan mucho juego porque no te limitan a un espacio y un lugar. La pequeña SP siempre ha sido mi consola favorita, porque la podía llevar en cualquier sitio, gastaba poca batería y en ella podía disfrutar de muchos de mis juegos preferidos. 

Y no me podéis negar que el catálogo de Game Boy Advance era buenísimo, y subía enteros si le sumabas en el de Game Boy… Solo con Link’s Awakening, los Golden Sun, Metroid Fusion, Metroid Pinball, Final Fantasy Tactics, los Oracle, ya me sentiría feliz. Y eso sin pensar, solo con lo que se ha venido a la cabeza.

No, no me importaría que fuera una consola antigua, con juegos en 2D y sin trazado de rayos. Porque en el siglo pasado, cuando no se podía recurrir a fuegos artificiales, los juegos se diseñaban con esmero y molaban por ellos mismos, independientemente del número de colores en pantalla y de la expresividad de los sprites. Ya se cuidaban los desarrolladores de que los píxeles fueran expresivos sin rostros fotorrealistas…

Podía haber elegido la DS Lite, que también me encantaba, pero tengo un lugar especial en el corazón para la SP. Ya sabéis, las razones del corazón que la razón no comprende. 

Y algo tendrá la SP, que mi hijo la lleva en su bolsa casi como un amuleto. Se me revuelven las tripas al pensar que me la puede perder, tendré que agenciarme una para él solito… Y, si me lo preguntáis, es que le gusta descubrir los juegos de “mi época”. Chico listo.

Game Boy Advance

Es verdad que podría echar cosas de menos, que siempre parece que menosprecio los avances tecnológicos y no es cierto. Me pasmo como todo el mundo con la belleza de los escenarios de Horizon Forbidden West. 

Flipo con el realismo de Forza Horizon. Me asusta el miedo que transmiten los rostros de The Quarry, me gusta el ritmo frenético de Ratchet & Clank, admiro (que no disfruto) las animaciones de Elden Ring… Pero, para mí, eso no es lo más importante.

Podría valorar otras portátiles, más potentes, como PS Vita. Una consola que siempre me ha parecido adelantada a su tiempo, pero muy lastrada por una serie de problemas que no sé si merece la pena volver a repasar y que, al final, se resumen en un catálogo de juegos más bien escaso. Y para toda una vida, se me iba a quedar corta…

Parece que, por más vueltas que le dé, y como solo puede quedar una, Game Boy Advance SP está ganando de calle. ¿O no?

 

Mientras pensaba y plasmaba mi hilo de razonamientos sobre el papel (permitidme la licencia, que yo soy muy de papel) me he dado cuenta de que hay otra consola que encaja en mi lista de imprescindibles y que, incluso, añade algún que otro extra… 

También me la puedo llevar a cualquier parte. La batería no aguanta tanto, pero se le perdona. Me quedo sin los juegos de Game Boy, pero a cambio me llevo los de NES, Super NES y, si me apuro un poco más, los de Mega Drive y Nintendo 64. Y también puedo jugar a Links’ Awakening, pero más bonito.

Tiene la ventaja de que tiene un catálogo que sigue en expansión, que combina juegos modernos con clásicos, que alberga algunas de mis sagas favoritas de todos los tiempos y que me ofrece la posibilidad de compartir la experiencia con amigos, incluso en medio de la calle…

Sí, si tuviera que escoger una, y solo una, me quedaría con Nintendo Switch. No me lo da todo, porque todo es imposible, pero me da gran parte de lo que a mí me gusta. Y de lo que me apetece en este momento. Y, además, me abre una puerta fantástica al mundo indie (y con ofertas de infarto)…

Y será porque he visto mucho, he jugado mucho o me hago mayor, pero en estos momentos, lo que más satisfacción me provoca es descubrir qué nuevas locuras se les ocurren a los desarrolladores independientes.

En cierto modo, a los juegos indie les pasa como a los juegos de Game Boy. Aquellos tenía limitaciones técnicas, los de ahora las tienen económicas, y, como dice el refrán (hace mucho que no os soltaba un refrán), la necesidad agudiza el ingenio… 

Ya sé que los indies los puedo jugar en cualquier consola, pero no en cualquier parte. Y esa mágica hibridez de Swicth ha ganado la partida. Me da rabia que los clásicos los tenga que jugar con conexión online, pero, como le decían a Jack Lemmon en Con faldas y a lo loco, nadie es perfecto.

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