Atomic Heart: bienvenidos a la ucronía de la URSS post-Segunda Guerra Mundial

Ya queda muy poco para el 21 de febrero, día en el que Atomic Heartse pondrá a la venta en  PS5, PS4, Xbox Series X/S, Xbox One y PC. Y, desde ya, podemos deciros que apuntéis bien esa fecha en el calendario, ya que el primer título del estudio Mundfish  promete ser uno de los primeros grandes juegos de este 2023.

Y una de sus principales claves será, sin ninguna duda, su original argumento y su espectacular ambientación, que nos lanzarán de lleno a una alocada utopía de un mundo alternativo posterior a la Segunda Guerra Mundial, en la que la URSS resultó vencedora del conflicto, principalmente, por disponer de un avance inusitado en los campos de la ingeniería y la robótica.

Pero, ¿cómo llegó la Unión Soviética a despuntar tecnológicamente de forma tan notoria respecto al resto de naciones? La respuesta gira en torno a dos nombres propios: un científico llamado Dmitri Serguéyevich Séchenov y un avanzado dispositivo, el Polímero.

Paso a paso en la creación de un nuevo Orden Mundial

Los orígenes de la historia de Atomic Heart arrancan en 1936, cuando el científico Dmitri Serguéyevich Séchenov, en su búsqueda de la creación de portadores de información fluidos, descubre el Polímero, un dispositivo de almacenamiento eléctrico de plástico que, sin saberlo en ese momento, cambiaría radicalmente el curso de la historia.

Tres años después de su descubrimiento, las propiedades electroquímicas del Polímero permitirían a la URSS crear un reactor de fusión fría compacto, lo que serviría para sentar las bases mundiales en materia de robótica y, a su vez, para que el Instituto de Investigación Cerebral diera los primeros pasos en la creación de una sociedad repleta de asistentes robóticos.

Ya en en 1941, la investigación del profesor Séchenov había conseguido construir una red de complejos de investigación y producción en el país, cada uno de ellos enfocado a un desarrollo concreto, pero todos ellos enmarcados en el proyecto nacional denominado "Instalación 3826".

Siete años más tarde, en 1948, la URSS, que ya vive un pleno apogeo robótico, da un paso más allá cuando las investigaciones por aumentar su efectividad en el control de estas máquinas del profesor Séchenov dan sus frutos, poniendo en marcha con éxito el sistemaKollektiv 1.0, una red controlada que engloba y unifica a todos los robots.

Los resultados no pueden ser más brillantes y, pronto, los asistentes robóticos reemplazan a los humanos en sus lugares de trabajo, construyen ciudades, crean nuevas rutas logísticas e incluso ayudan a las víctimas de desastres naturales, convirtiéndose así en parte indispensable de la vida cotidiana soviética.

Durante la primera mitad de la década de los 50, el profesor Séchenov descubre y perfecciona la Adaptación Asimilativa del Polímero, o lo que es lo mismo, la propiedad que permite a la sustancia arraigarse al cuerpo humano para conseguir que los usuarios puedan unirse al Kollektiv 1.0 y controlar mentalmente a los robots. El estudio culmina con la creación de un dispositivo llamado "Pensamiento".

En 1955 la URSS tiene lista la actualización de la Red Neuronal Kollektiv 2.0, gracias a la cual todas las ciudades soviéticas, y posteriormente el resto del mundo, podrán utilizar el dispositivo Pensamiento para entrar en el sistema y controlar a los robots con el poder de su mente.

El presente con el que no contaba el pasado

Sin embargo, el 13 de junio de 1995, día programado para el gran lanzamiento, el sistema sufre un sabotaje y de repente todo se torna en pesadilla cuando los robots comienzan a atacar sin control a los humanos y a destruir algunas instalaciones clave.

Es precisamente en este fatídico punto cuando arranca la intensa historia que vivimos en Atomic Heart, que está protagonizada por el agente de élite de inteligencia P-3, enviado por Séchenov a investigar las circunstancias del desastre y a intentar restaurar la Red Neuronal.

Así, y metidos en la piel de P-3, nuestra misión será recorrer un vasto mundo que nos llevará desde el corazón de la Instalación 3826 a zonas montañosas, pasando complejos científicos subterráneos, laboratorios secretos, ciudades...

Y es que una de las claves de Atomic Heart será la enorme variedad y amplia extensión de zonas que podremos recorrer libremente, ya que el juego combinará a la perfección momentos lineales más enfocados a la acción con la exploración libre de mundo abierto.

Y lo mejor es que cada jugador disfrutará de una experiencia ajustada a sus preferencias, ya sean los que buscan el reto de los combates o los que opten por un "Story Mode" que estará más centrado en la narrativa y la historia.

En este sentido, el título de Mundfish tomará lo mejor de obras como Bioshock, a la que inevitablemente nos recordarán sus distópicas ciudades, zonas subterráneas y elaboradas secuencias narrativas, así como de otras como Deathloop, gracias a la increíble libertad de acción y a las enormes posibilidades a la hora de encarar las distintas misiones.

También habrá mucho de otros grandes juegos en Atomic Heart, como los geniales Portal o Half Life, en el que se inspirarán algunas zonas de elaboradísimos puzles que sentarán como un guante a su variado desarrollo.

Pero lo mejor de todo es que, lejos de ser un batiburrillo de elementos prestados de otros juegos, Atomic Heart destacará por ofrecer un espíritu único, una identidad propia y reconocible a primera vista que lo convertirán en una experiencia totalmente nueva, fresca y tremendamente divertida.

Una ambientación única en su especie

El trabajo de Atomic Heart en el plano estético es sencillamente apabullante. Y ya no solo porque, por lo que hemos visto hasta ahora, hará gala de uno de los apartados gráficos más espectaculares de los últimos tiempos, sino también porque su ambientación será tan atractiva como elaborada.

La recreación de la ucronía soviética que nos propone estará representada con todo lujo de detalle y, de nuevo, el increíble diseño de sus ciudades nos recordará inevitablemente, sobre todo en los primeros compases, a la maravillosa Rapture de Bioshock Infinite. ¡Y eso son palabras mayores!

Estas ciudades, en las que se exaltará el "espíritu tecnológico soviético", estarán repletas de vida y se integrarán a la perfección en un vasto mundo en el que tampoco faltarán amplias zonas naturales, largas carreteras que podremos recorrer a bordo de vehículos a motor, laboratorios de aspecto futurista...

Sin duda, no se nos podría imaginar una mejor forma de representar a una Unión Soviética muy avanzada tecnológicamente y tomada por la robótica en la década de los 50, una ambientación que, además, dará pie a todo tipo de situaciones en las que no faltarán los momentos de humor.

Y es que la narrativa de la obra de Mundfish será otro de sus puntos fuertes. En su vasto mundo nos encontraremos con todo tipo de personajes que irán dando forma a su historia, y en la que no faltarán científicos, soldados e incluso habitantes de las zonas rurales con un carácter de lo más "soviético".

Todos estos elementos, que estarán engrasados como un reloj suizo, conformarán un rico universo que invitará a perderse mientras exploramos libremente, disparamos todo tipo de armas y utilizamos las habilidades de nuestro guante o solucionamos puzles, elementos que también brillan con luz propia y de los que os hablaremos en próximos artículos.

Ah, y todo ello acompañado de las brutales creaciones musicales del mítico Mick Gordon, el compositor australiano conocido por sus trabajos en sagas como Wolfenstein o Doom.

Como podéis comprobar, ningún apartado se ha descuidado al mínimo en Atomic Heart, por lo que ya estamos deseando lanzarnos de lleno a recorrer esta URSS post-Segunda Guerra Mundial que promete revolucionar estos primeros compases de 2023.