Aunque ni siquiera lleva una semana a la venta, mucha gente ya ha terminado Final Fantasy VII Remake. Y no es de extrañar, si tenemos en cuenta que se han juntado las circunstancias en las que nos encontramos actualmente con el hecho de que se trata del remake de uno de los juegos más importantes de la historia.
Análisis Final Fantasy VII Remake para PS4
Si sois de los que ya han vistos los créditos de Final Fantasy VII Remake, entonces las probabilidades de que os hayan quedado dudas sobre la historia son altas... altísimas, nos atreveríamos a decir. Por eso, hemos decidido elaborar una explicación al final de Final Fantasy VII Remake para ayudaros a entender todo lo que sucede en esas últimas horas de juego y cómo afectan al futuro de las próximos episodios, capítulos, partes o como sea que decidan llamarlos.
Antes de empezar, dos avisos importantes. El primero es que obviamente este artículo contiene SPOILERS; si no queréis que os reventemos algunas de las mayores sorpresas de Final Fantasy VII Remake, entonces usad el hechizo Prisa y huid de aquí YA.
El segundo es que pese a que hay bastantes partes del final de Final Fantasy VII Remake que se pueden explicar, hay otras tantas que se dejan deliberadamente en el aire para que los jugadores especulen y elaboren sus propias teorías. Nosotros vamos a intentar centrarnos únicamente en todo lo que se puede explicar, pero también señalaremos todas las partes que sean susceptibles de especulación.
Con todo aclarado, tras esta imagen de Aeris tenéis el final de Final Fantasy VII explicado.
Empecemos con lo básico: los Ecos del Destino. Estos espectros aparecen desde el principio y en momentos clave de la aventura, pero su verdadero propósito no se revela hasta prácticamente el final de Final Fantasy 7 Remake: son la representación física (etérea, más bien) del destino, unos seres que se aseguran de que los acontecimientos se desarrollan tal y como lo hacían en el Final Fantasy VII original.
Si tras terminar el remake volvéis a jugar, os daréis cuenta de que los Ecos aparecen siempre que las cosas se desvían demasiado de la "trama predestinada": están ahí para asegurarse de que Cloud acompaña a Barret y Tifa cuando van a volar por los aires el reactor del sector 5, para que Cloud no mate a Reno en la iglesia, para que Wedge caiga a su muerte (aunque la escena termina con un fundido a negro, así que su destino es incierto), para que Hojo no desvele la verdadera identidad de Cloud antes de tiempo o para que Barret "resucite" cuando Sefirot lo atraviesa con su Masamune.
Tras huir del edificio de Shinra en una trepidante persecución en moto, el grupo formado por Cloud, Aeris, Tifa, Barret y Red XIII llega al final de la autopista para toparse de bruces con Sefirot, quien les invita a seguirle a través de un portal.
En ese momento vemos una recreación casi exacta de la escena que tiene lugar en Crisis Core: Final Fantasy VII, justo antes de que Zack librase el último combate de su vida. La única diferencia es que, en esta ocasión, los Ecos del Destino rodean al inmenso grupo de soldados de Shinra para asegurarse de que cumplen con su misión.
Volvemos al presente: Cloud se dispone a cruzar el portal cuando Aeris lo detiene: Sefirot es la mayor amenaza para el planeta y ha de ser derrotado, "pero si lo logramos... cambiará algo más que nuestro destino. Si vencemos... nosotros cambiaremos también". Pese a la advertencia, el grupo cruza el portal decidido a luchar contra el destino.
Al otro lado les espera el Cruce del Destino, un lugar que parece exactamente igual que Midgar. Pero al levantar la vista se dan cuenta de que hay una amalgama de Ecos sobre sus cabezas, que se funden para dar vida a un enemigo gigantesco conocido únicamente como Presagio. Al inicio del combate, el Presagio invoca a otros tres enemigos de menor tamaño conocidos como Presagio carmesí, Presagio vital y Presagio fulminante; uno blande una espada, otro un brazo-pistola y otro sus puños, por lo que se puede interpretar que son representaciones futuras de Cloud, Barret y Tifa.
Hay una aspecto clave durante este enfrentamiento, y es que en varias ocasiones los personajes experimentan flashforwards representados con secuencias que están extraídas de la película Final Fantasy VII: Advent Children: vemos el enfrentamiento entre Cloud y Sefirot, el "entierro" de Aeris y el epílogo, 500 años después, de Nanaki corriendo junto a sus cachorros. Llama mucho la atención que, cuando el grupo se pregunta qué son esas visiones, Red XIII responda: "el mañana que nos espera si fracasamos hoy".
Finalmente logran derrotar a los Presagios... Pero entonces Sefirot vuelve a hacer acto de presencia para el verdadero combate final de Final Fantasy VII Remake. Conviene señalar que este enfrentamiento recuerda poderosamente al que se producía al final de Advent Children: la escenografía y la iluminación son calcadas, y a mitad del combate el "hijo" de Jenova saca su icónica ala de color negro. También es interesante señalar que durante todo este enfrentamiento, Sefirot recibe la ayuda de los Ecos (o los usa en su favor).
Tras sudar tinta, el grupo logra al fin derrotar al ángel de un ala, siendo Cloud el encargado de dar el golpe decisivo. Tras esto, tiene lugar una secuencia calcada a la que se produce en el Final Fantasy VII original cuando derrotamos a Safer Sefirot (el jefe final): Cloud, con los ojos cerrados, viaja a través una suerte de túnel. Y cuando llega a la salida ahí está Sefirot, esperándole. Pero lo que sucede a continuación es quizás una de las escenas más difíciles de explicar de todo Final Fantasy VII Remake.
En este misterioso lugar, conocido como Horizonte de la Creación, Sefirot propone una alianza para liberarse del yugo del destino juntos, cosa que Cloud rechaza y da pie a un enfrentamiento entre ambos. Sefirot se alza vencedor, pero antes de desaparecer, nos deja con estas misteriosas palabras: "estamos a siete segundos del fin. Quizá sea tiempo suficiente para ti. Pero ¿en qué lo emplearás? Ansío verlo..."
Tras esto, da comienzo la secuencia final de Final Fantasy VII Remake. Y en ella vemos cambios drásticos respecto al juego original: los habitantes de las barriadas del Sector 7 han empezado a reconstruir, y vemos cómo levantan el cártel del Séptimo Cielo. Biggs, a quien dábamos por muerto tras la destrucción del pilar, ha sobrevivido y abre los ojos.
Pero sin duda el cambio más drástico lo encontramos al descubrir que Zack está vivo tras resistir el ataque de los soldados de Shinra. Aquí nos toca especular, pues es difícil saber con certeza el significado de la escena: justo al empezar, vuela hacia cámara una bolsa de patatas de la marca Stamp... Pero el perro que aparece es de una raza diferente al Stamp que hemos visto a lo largo de todo Final Fantasy VII Remake en pintadas y carteles. ¿Nuestra interpretación? Al acabar con los Ecos, Cloud y el resto no sólo han cambiado su destino: también han afectado a sucesos pasados, creando una línea alternativa de los acontecimientos en la que Zack sobrevive.
La secuencia termina con un cruce de realidades del que los protagonistas no son conscientes: mientras el grupo abandona Midgar, decididos a perseguir y acabar de una vez por todas con Sefirot, Zack se dirige hacia la ciudad cargando a duras penas con un Cloud catatónico. Solo Aeris parece darse cuenta de que algo ha cambiado, marcando el inicio de un viaje hacia lo desconocido.
Como veis, es un final complicado que nos deja numerosas incógnitas. De hecho, es un final dedicado a quienes hayan jugado al original, como todo Final Fantasy VII Remake. Pero hay varios aspectos que nos pueden ayudar a entender mejor lo que sucede.
En primer lugar, todo el final parece tener como objetivo dejar claro que, a partir de aquí, cualquier cosa es posible. De ahora en adelante la historia de Final Fantasy VII Remake es una hoja en blanco. ¿Significa eso que todo va a cambiar y no veremos acontecimientos como el flashback de Kalm, el rancho Chocobo o Costa del Sol? Es imposible saberlo. Pero los cambios drásticos que ya se pueden apreciar son la prueba de que no todo va a ser igual.
Compilation of Final Fantasy VII después del remake de PS4
Y al pensar en posibles cambios, a todos nos viene a la cabeza lo mismo: ¿se atreverán a hacerlo? ¿Se atreverán a alterar uno de los momentos más icónicos de la historia de los videojuegos y evitar que Aeris muera? De nuevo, es imposible saberlo... Pero hay varias pistas.
En primer lugar, conviene señalar algo sobre Aeris en Final Fantasy VII Remake: en el juego original se podía llegar a interpretar que la última Anciana tenía conocimientos sobre acontecimientos futuros, pero el remake deja esto claro al 100%. A lo largo de todo el juego hay varios momentos en los que Aeris demuestra que sabe más de lo que dice: sabe que Cloud es mercenario antes de que se lo diga, sabe que Marlene es la hija de Barret y sabe que la placa va a caer sobre las barriadas del sector 7.
Con esto, podemos asumir que Aeris sabe exactamente todo lo que pasa en el Final Fantasy VII original. Eso explicaría por qué la primera vez que la vemos los Ecos la están atacando (si conoce el futuro, puede intentar cambiarlo) y también explicaría por qué teme que el grupo cruce el portal al final del juego: si lo hacen, ni siquiera ella sabe lo que va a suceder.
También nos lleva a pensar que Aeris sabe que morirá a manos de Sefirot. Hay dos diálogos concretos que lo presagian: cuando le dice a Wedge que pese a saber que algo malo va a pasar no debe rendirse y la conversación/sueño en la que le dice a Cloud que no se enamore de ella (aunque esto también puede deberse a que sabe que la psique de Cloud está "infectada" por la personalidad de Zack).
Y esto, inevitablemente, nos lleva a hablar de Sefirot: de igual modo que Aeris, el Sefirot que aparece al final de FFVII Remake tiene algún tipo de conocimiento sobre eventos futuros, y en concreto sobre su fracaso en el juego original. Incluso su personalidad es distinta, acercándose más a la que exhibe en Advent Children.
En el caso de Aeris podemos justificar la clarividencia porque pertenece a la raza de los Ancianos, pero en el de Sefirot no está tan claro. ¿Es un Sefirot de otra realidad? ¿Del futuro? ¿O es que caer en la Corriente Vital le ha otorgado estos conocimientos? Esto último parece lo más plausible, pues la descripción del Presagio de Ecos indica que "su esencia mana de la corriente vital del planeta, que lo conecta al origen y fin de todas las cosas, por toda la eternidad". Eso también explicaría por qué los Ecos están de su lado durante el enfrentamiento final.
Es más, dando por hecho que Sefirot conoce el futuro, se puede extraer una lectura muy interesante: es el primer interesado en que Cloud y compañía derroten al destino, puede que incluso el responsable de orquestar dicho enfrentamiento. De esta forma, él también se libra de ser derrotado y tiene una nueva oportunidad para cumplir sus apocalípticos planes.
Terminamos esta explicación del final de Final Fantasy VII Remake hablando del significado de la misteriosa escena en el Horizonte de la Creación. Y el propio nombre del lugar puede ser una pista: creación. A partir de ese punto, donde el destino original ya no existe, todo ha de ser creado de nuevo. Y las palabras de Sefirot lo refuerzan: "ve con cuidado. Te embarcas en un futuro inexistente..."
Pero tanto la escena como el propio Sefirot también están haciendo referencia a un momento muy concreto en la historia de Final Fantasy VII: la melodía que se escucha de fondo durante la conversación es City of the Ancients, y no es ninguna casualidad: la Ciudad de los Ancianos es el lugar donde Aeris perdía la vida. ¿Qué significa entonces la frase "estamos a siete segundos del fin"? De nuevo, no es casualidad: siete segundos es el tiempo exacto que tarda Sefirot en asesinar a Aeris.
Descubre más sobre Álvaro Alonso, autor/a de este artículo.
Conoce cómo trabajamos en Hobbyconsolas.