God of War Ragnarok es una orgía de destrucción en el apocalipsis de los dioses nórdicos: impresiones tras 5 horas de juego
Hemos jugado las primeras horas de God of War Ragnarok en PS5 y os dejamos nuestras impresiones (sin ningún tipo de spoiler). Kratos y Atreus se preparan para el fin del mundo.
Las primeras palabras que dice Kratos en God of War Ragnarok son una perfecta descripción de lo que nos espera: "A casa. La tormenta empeorará". Pero ya sabemos que la casa del Fantasma de Esparta es la batalla, y la tormenta es el fin de los tiempos según la mitología nórdica.
Después de jugar durante 5 horas a la versión de PS5 os podemos dejar nuestras primeras impresiones de God of War Ragnarok. Y nos han recordado por qué el anterior se convirtió en, para muchos, el mejor juego de la generación.
Nos encontramos en el fimbulwinter, el invierno que precede al Ragnarok, con Kratos y Atreus tratando de asimilar lo que ocurrió al final del juego de 2018 (si no lo recordáis, también tenemos la posibilidad de ver un breve resumen desde el menú principal). En cierto modo, el arranque es un reflejo de aquella odisea.
Los personajes han evolucionado, pero hay cierta familiaridad en su comportamiento. Kratos no sólo tiene cicatrices en su cuerpo, también en el espíritu. Después de haber aniquilado a gran parte del Olimpo tiene muy claro que matar a un dios siempre tiene consecuencias, y quiere mantenerse al margen. Luchará, pero sólo si es necesario.
Por su parte, Atreus ya no es aquel chico al que le temblaba la mano para matar un ciervo. Sabe que su destino está ligado al de los dioses de Asgard, y quiere descubrir qué significa la revelación que tuvimos al final del primer God of War.
Después de arrojar las cenizas de Faye, la segunda esposa de Kratos, sobre la cima más alta del mundo, el dios de la guerra y su hijo se embarcan en una nueva misión con perspectivas mucho más trascendentales. En efecto, esta vez está en juego el destino de todos los dioses, el Ragnarok.
Odín susurró a Kratos "no puedes enfrentarte al Ragnarok"
La familiaridad de la que os hablamos, también se extiende al arranque, en Midgard. No luchamos contra un troll, ni tenemos la visita de Baldur (el desconocido), pero sí hay unos combates iniciales que nos hacen apretar los dientes y reencontrarnos con la forma visceral y salvaje con que lucha el dios de la guerra.
Es como arrancar el juego con una explosión, y hacer que a partir de ese momento no pare de crecer. Lo que Santa Monica Studios ha conseguido es mantener una línea de continuidad con su anterior obra maestra, para que el jugador veterano se encuentre cómodo y el recién llegado no está abrumado por tantas posibilidades.
Una vez que hemos recuperado la sensación de empuñar el hacha Leviatán y las Espadas del Caos; una vez que nos sentimos poderosos, entonces nos descubre las auténticas dimensiones del juego. Como corresponde a una secuela, lo que nos espera es un viaje mucho más grande, mucho más épico y doloroso, a la altura de la mitología.
Para estas impresiones de God of War Ragnarok, hemos visitado la tierra de los hombre, Midgar y la de los enanos, Svartalfheim. Y la verdad es que nos quedamos con la sensación de que sólo se están colocando las piezas sobre el tablero, preparándonos para la partida final.
La historia, de nuevo, aparece narrada en varios niveles. Por un lado, se recupera esa incómoda relación entre Kratos y Atreus (que seguro que le suena a cualquiera que tenga un hijo adolescente) en que hay una parte de amor, pero también cierta rivalidad. Padre e hijo han superado alguno de sus traumas, pero surgen otros nuevos, y ahora ambos se tratan más "de igual a igual".
En un plano superior, tenemos el argumento principal, al que regresan viejos conocidos (Freya, los enanos Brock y Sindri o Mimir) y al que se incorpora un elenco de secundarios que nos ha parecido brillante.
Y por supuesto, Mimir (o mejor dicho, su cabeza) se encarga de contarnos cómo encaja todo esto con los mitos asgardianos, en unas interesantísimas conversaciones con Atreus, cuando nos desplazamos en un bote o en una vagoneta.
La exploración evoluciona sobre el gameplay que ya disfrutamos en el Lago de los Nueve. Es decir, con escenarios muy abiertos, en que podemos recoger un montón de coleccionables, cumplir misiones secundarias y enfrentarnos a criaturas únicas. En esta toma de contacto, nos ha parecido que no sólo hay un salto en el tamaño, sino en la cantidad de cosas por hacer.
Estos escenarios, como ya se reveló en el primer gameplay de God of War Ragnarok, incorporan ciudades, y son de una riqueza espectacular. Kratos se enfrenta a pequeños puzles para irse abriendo paso por islas y grutas, y todo queda integrado de forma muy orgánica.
Claro, que si algo destaca por encima de la historia y la exploración, son los enfrentamientos. ¿Qué esperabais de un juego que se llama dios de la guerra?
Y Kratos le respondió a Odín "yo soy el Ragnarok"
El sistema de combate, basado en la alternancia de armas, paradas y esquivas en el momento oportuno y el apoyo de Atreus con su arco era impecable. Y demuestra que sigue funcionando contra nuevas criaturas.
Cuando activamos la Furia Espartana y golpeamos a los enemigos con los puños desnudos parece que no es Kratos, sino nosotros mismos, quienes nos desahogamos. La verdad es que los combates más duros aceleran el pulso y "se sienten" como en ningún otro juego.
Pero en este primer tramo, aparte de nuevas piezas de equipo y nuevos ataques, no hemos notado ningún cambio que alterase los cimientos del combate. Sólo se ha refinado ligeramente.
Dejo para el final algo que muchos os estaréis preguntando. ¿Se nota un salto técnico respecto al anterior? ¿Cómo se ve el juego en PS5? ¿Va convertirse en uno de los mejores juegos de la consola "next gen"?
God of War Ragnarok se aprovecha de algunos logros del anterior (como que todo el juego transcurra en plano secuencia, sin interrupciones) y hace que resulte mucho más impactante gracias a efectos mejorados como la nieve, el agua o la bruma (incluso mostrando la refracción de la luz cuando lo atraviesan los rayos de sol).
Los modelos son impresionantes y aumenta notablemente la distancia de dibujado. En general, todo se muestra mucho más denso, con resolución 4K, y esta riqueza de detalle se agradece en los nuevos entornos, como las zonas de aguas termales o las minas.
Lo hemos disfrutado en modo rendimiento, a 60 FPS muy sólidos, y nos ha dejado una estupenda sensación, que se completa con las funciones hápticas del mando y el sonido 3D. Un apartado sonoro que vuelve a contar con dos pilares inamovibles, como la banda sonora de Bear McCreary y la voz de Rafael de Azcárraga como Kratos.
Si es el juego por el que merece la pena comprar una PlayStation 5, os lo podremos decir en nuestro análisis, que se publicará el próximo 3 de noviembre. La fecha de lanzamiento de Ragnarok será una semana después, el 8 de noviembre. Marcadlo en vuestro calendario como el fin del mundo.
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