Impresiones de Windbound, una mezcla entre Breath of the Wild y Wind Waker con mucha supervivencia
¿Qué pasaría si combinásemos la libertad y el sentido de la exploración de The Legend of Zelda Breath of the Wild con la navegación de Wind Waker y los elementos de supervivencia de Don't Starve? Esa fue probablemente la pregunta que se hicieron los australianos 5 Lives Studios cuando decidieron desarrollar Windbound, su nuevo juego para PS4, Xbox One, Nintendo Switch, Google Stadia y PC.
Las comparaciones son odiosas, pero basta un breve vistazo para descubrir que Windbound es la clase de juego que no esconde sus inspiraciones... Más bien al revés: las luce con orgullo. Después de todo, hablamos de ideas muy buenas que, de implementarse bien, podrían dar lugar a un auténtico juegazo. Y tras haber pasado varias horas probándolo, hemos salido muy satisfechos... ¡Y con ganas de más!
Os lo contamos en estas primeras impresiones de Windbound.
Rosa de los vientos
Windbound nos pone en el papel de Kara, una joven que tras sufrir un naufragio despierta en la playa de una misteriosa isla, sin comida, sin recursos y armada únicamente con un cuchillo desgastado.
Y ya está: no esperéis largas secuencias de vídeo o extensas explicaciones sobre de dónde venimos o adónde vamos, porque una de las gracias de Windbound está en la poca información que nos facilita, dejando que seamos nosotros los que descubramos la historia... Y también las mecánicas de juego.
Por ejemplo, nada más tomar el control de Kara, nuestra primera reacción fue saltar al agua y nadar hasta la isla más cercana. Allí empezamos a recolectar hierba, un recurso muy importante en estos primeros compases pues sirve como base de creación para diversos utensilios.
Como juego de supervivencia, el crafting es una mecánica esencial dentro de Windbound, y su progreso se realiza de una forma muy natural: en lugar de bombardearnos con todas las posibilidades, cada vez que recojamos un recurso nuevo se añadirá la receta o recetas asociadas.
En este caso, pudimos usar unas cuentas hierbas para fabricar una honda, un arma a distancia que supuso nuestra primera toma de contacto con el sistema de combate. Y lo primero que aprendimos es que en Windbound el sigilo es muy importante; primero porque en esta isla los únicos habitantes vivos eran los escurridizos Bleenk, unos animalillos que huían en cuanto nos acercábamos demasiado, pero más tarde también tuvimos que usarlo para evitar encontronazos con auténticos depredadores...
Alimentarse también es clave en Windbound, pues bajo la barra de salud encontramos la de resistencia, que se utiliza para acciones como correr, atacar, esquivar... Y si no tenemos el estómago lleno, la barra será cada vez más pequeña. Como suele ser habitual en estos juegos, hay que tener mucho cuidado con lo que nos llevamos a la boca, pues unos frutos aparentemente inofensivos podrían ser tóxicos y consumir carne sin cocinar nunca es buena idea.
También aprendimos que el espacio en el inventario es muy limitado, y nos tocó soltar objetos que no necesitábamos en más de una y de dos ocasiones para poder recoger los que verdaderamente nos hacían falta.
No tardamos en dar con unas ruinas a las que, al acercarnos, empezaba a sonar una canción ominosa y diferentes frases se mostraban en pantalla, como si resonasen en el interior de la cabeza de Kara. Al escalarlas, obtuvimos el Remo de los Ancestros, objeto que nos dio acceso a la creación de nuestra primera embarcación.
Antes de pasar a hablar de la navegación, conviene recalcar dos aspectos importantes de Windbound: todo esto que os hemos contado tuvo lugar en una isla de tamaño mínimo, que se podía recorrer de una punta a otra en menos de un minuto. Es encomiable que hayan sabido condensar en un espacio tan pequeño prácticamente toda la información que vamos a necesitar para jugar, y que lo hayan hecho sin recurrir a extensos tutoriales, con una progresión muy natural.
En segundo lugar, Windbound es también un rogue-like con escenarios generados de forma procedimental, así que en vuestra partida, tanto esta primera isla como el resto, tendrán una orografía diferente y las encontraréis en localizaciones distintas. Pero el objetivo en esta sección será el mismo: dar con otras tres ruinas misteriosas, repartidas a lo largo y ancho del océano.
Para hacerlo, fabricamos nuestra primera embarcación: una canoa simple hecha de hierbas. Normalmente en esta clase de juegos el progreso va ligado a nuestro personaje: mejoramos construyendo nuevas armas y equipo más poderosos. Esto se aplica también en Windbound, pero con un añadido: la propia embarcación.
Ya que a medida que recojamos nuevos recursos, las opciones de construcción se ampliarán: podremos añadir cubiertas de bambú para tener más espacio, cascos para mejorar la estabilidad, colocar bolsas para tener almacenamiento extra o incluso utensilios de cocina y creación de pociones. La embarcación es al mismo tiempo un método de desplazamiento y un lugar al que llamar hogar.
Por eso, también hay que protegerla: los impactos contra rocas causan daño sobre las diferentes partes, y algunas criaturas del mar subirán para destruirla mientras surcamos las olas, algo que descubrimos de la peor manera posible cuando un cangrejo apareció de la nada y destruyó el casco de nuestra embarcación.
Parece que Windbound va a destacar por su jugabilidad emergente, logrando que nos encontremos con situaciones impredecibles: habíamos pasado de tener una embarcación fantástica a quedarnos tirados en mitad del mar y tener que improvisar para sobrevivir. Por suerte, pudimos construir una vela con los recursos que teníamos y aprovechar las corrientes de viento para llegar hasta la isla más cercana.
Tenemos que reconocer que no terminamos de pillarle el punto a los controles de la embarcación, quizás porque el movimiento y la velocidad dependían en gran medida de la dirección en la que soplaba el viento, y a diferencia de Wind Waker, aquí no podíamos alterarlo mágicamente con una batuta.
Tras explorar varias islas llegamos a una zona donde la niebla lo cubría todo, dificultado la visibilidad. Conseguimos desembarcar en una zona oscura y pantanosa, y rápidamente descubrimos que todavía no estábamos preparados para ese lugar: había peligros a cada paso y enemigos enormes capaces de envenenar con sus ataques.
Por suerte, estábamos bien armados y conseguimos alguna victoria (no sin dificultades). El combate directo sigue las pautas de los juegos de acción en tercera persona de los últimos años, dando gran importancia a la gestión de la energía, pues se agota con cada ataque y esquiva que realizamos.
Como ya habréis adivinado, pasamos un rato muy agradable jugando a Windbound. Tanto, que el tiempo se nos pasó volando y nos quedamos con ganas de continuar explorando y descubriendo los misterios de su mundo. El próximo 28 de agosto podremos continuar la aventura cuando Windbound llegue a PS4, Xbox One, Nintendo Switch, Google Stadia y PC.
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