Tres consolas (SG-1000, SF-1000 II y Sega Mark III) protagonizan el vídeo de esta semana, en el que veréis desfilar joyazas niponas para 8 bits: Deportes, saltos locos en BMX, Out Run, osos y flores!!!
El sueño de cualquier seguero es conseguir las tres consolas que Sega comercializó en Japón antes de lanzar la Master System. Bueno, eso y tener un mueble Deluxe de OutRun en mitad del salón. El Tío Daniel ya ha conseguido lo primero, y nos enseña su santa trinidad ochobitera: SG-1000, SG-1000 II y Sega Mark III.
SG-1000 tuvo la mala fortuna de debutar en las tiendas japonesas del 15 de julio de 1983, exactamente el mismo día que la Famicom. A pesar de tener un notable éxito en su lanzamiento, sorprendiendo incluso las previsiones de la propia Sega, en apenas un año fue ampliamente superada en ventas por la consola de Nintendo.
Sega no tardaría en lanzar un nuevo modelo al mercado. El 31 de julio de 1984 apareció la SG-1000 II (también conocida como Mark II), con un diseño espectacular y dos entradas para pads, una evidente mejora respecto al primero modelo, que llevaba el primer mando anclado a la consola.
A pesar del creciente predominio de la Famicom, Sega siguió contraatacando, y en octubre de 1985 comercializarán la tercera iteración de la serie SG, la Sega Mark III, una consola notablemente superior a sus predecesoras, y con un diseño aún más alucinante y deliciosamente soviético.
La Sega Mark III sería el germen de la Master System que todos conocemos, aunque el modelo japonés presentaba algunas diferencias envidiables, como el Módulo FM, que se podía adquirir aparte para disfrutar de mejor música en determinados juegos, gracias al chip Yamaha YM2413.
De hecho, la Master System llegó a comercializarse también en Japón, con el chip FM incorporado, algo que se eliminó en el modelo occidental para ahorrar costes, aunque muchos delos juegos de Master que llegaron hasta nosotros seguían siendo compatibles con FM. Solo que no tuvimos manera de aprovecharlo, ni siquiera con el Master System Converter de MD.
Pero una consola no es nada sin sus juegos, así que en el vídeo os mostramos algunos de los títulos de la línea SG que atesorábamos en casa, a través de la Mark III (que era compatible con los títulos anteriormente comercializados para sus predecesoras). El primero es Great Baseball, un típico juego de béisbol que también llegó a Europa.
Mucho más goloso es Alex Kidd BMX Trial, un cartucho de 1987 inédito en Occidente, que se comercializó junto a un mando paddle, con cuya rueda se controlaba la dirección de la bicicleta de Alex, aunque su precisión no era para tirar cohetes. Aún así, es una cotizada pieza de coleccionista.
Sega arrasaba en los salones recreativos y por supuesto no dudaron a la hora de adaptar a Mark III dos de las joyas de la división AM2 liderada por Yu Suzuki: OutRun y After Burner. Este último incluso es compatible con el mando paddle.
Entre medias de estas glorias recreativas, hacemos el canelo con Great Volleyball para después medirnos el lomo en otro juego deportivo, Champion Boxing, en formato My Card. Al igual que luego haría en Europa con la Master System, Sega también comercializó en Japón juegos en tarjeta, a un precio muy inferior al de los cartuchos.
Sega también adaptó recreativas ajenas, como es el caso de Zippy Race, la coin-op de Irem también conocida como MotoRace USA y Mototour. En el vídeo Dani nos enseña su cartucho para SG-1000, pero también llegó a comercializarse unos años más tarde en formato tarjeta.
Y acabamos con una auténtica fantasía: Girl’s Garden. Este cartucho para SG-1000 supuso el debut de dos auténticas leyendas de Sega: Yuji Naka (quién años más tarde se haría mundialmente famoso por programar Sonic The Hedgehog para MD) e Hiroshi “Hiro” Kawaguchi, el legendario músico de AM2.
Curiosamente, Kagawuchi trabajó aquí de programador, junto a Naka, pero más adelante pasaría a la historia por componer la música de OutRun, Hang-On, After Burner o Galaxy Force. Esta chifladura, diseñada originalmente para el mercado femenino, está protagonizada por una chica que quiere conquistar el amor de un mozo.
La manera de lograrlo es cuanto menos, peculiar: debe recoger flores a lo largo de un escenario plagado de peligros, incluyendo osos, para componer un ramo con el que camelar al fulano, y así impedir que se vaya con otra. No podíamos rematar el vídeo con nada mejor ni más chiflado. Esperamos que os haya gustado y nos volveremos a ver dentro de 7 días. ¡Cuidaros mucho!
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