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¡Shazam! - La película más luminosa de DC hasta ahora

Jesús Delgado

¡Shazam!
¡Shazam! es la película más comiquera de DC hasta ahora. Analizamos la película de David F. Sandberg, protagonizada por Zachary Levi y Mark Strong sobre el superhéroe de Fawlett y DC Comics, que llega a los cines el 5 abril de 2019.

¡Decid con nosotros la palabra mágica! Aquella que se forma con la sabiduría de Salomón, la fuerza de Hércules, la resistencia de Atlas, el poder de Zeus, el valor de Aquiles y la velocidad de Mercurio. Decid: ¡SHAZAM!, que es el nombre del protagonista de esta nueva película sobre un personaje de DC Comics, la séptima del Universo Extendido de DC (UEDC).

¡Shazam!adapta las aventuras del personaje de los cómics de la editorial Fawcett durante la Edad de Oro, años 40, que acabó convirtiéndose en un personaje más del universo Batman y Superman, cuando DC Comics adquirió los personajes allá por la década de 1970. Este superhéroe, conocido también como Capitán Marvel en sus orígenes, regresa ahora al cine después de casi 80 años, ya que su última aparición en la Gran Pantalla data de 1941.  

David F. Sandberg (Annabelle: Creation, 2017) es el director de esta cinta que narra la historia de Billy Batson (Asher Angel), un huérfano problemático, que va hogar acogida en hogar de acogida, que contra todo pronóstico recibe la llamada del destino. El anciano mago Shazam (Djimon Hounsou), custodio de un viejo y arcano mal, sabe que su fin está próximo. Por ello convierte al joven Billy en su heredero, escogiéndolo como el paladín y campeón sobrehumano (Zachary Levi) en el que el muchacho se transformara cada vez que pronuncie su nombre.

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Sin embargo, Billy tiene otras preocupaciones, muy alejadas de las de cumplir su misión. Decidido a sacar provecho de sus recién habilidades, Billy descubrirá que todo gran poder conlleva un gran despiporre y pronto comenzará a usar sus dones para hacer todo aquello que siempre quiso hacer y nunca pudo permitirse. Su egoísta comportamiento se encontrará con un importante bache en su camino, encarnado por el doctor Thaddeus Sivana (Mark Strong), que está decidido a arrebatarle todos sus poderes para cumplir un destino que cree que le fue arrebatado. 

A continuación pasamos analizaros esta película tanto en fondo como en forma, desde el punto de vista de un lector de cómics.

Retro de contenido y de planteamiento, 100 % sincera

Lo primero de todo, los que solo entiendan los superhéroes, en especial los de DC, como una especie de velatorio con plañideras, en el que todo el mundo cruje los dientes y el color negro impregna todos los planos, encontrará un trago difícil con ¡Shazam! No es porque la película sea, hablando de manera simple, mala. Sencillamente es una película fiel al espíritu naif, ingenuo y bastante dicharachera y optimista, rompiendo con la visión generalista y ramplona de las producciones de Warner sobre DC en el cine.

No dejes de leer la crítica cinéfila de ¡Shazam!

Sandberg crea una película que funciona a golpe de tópico y estereotipo, basándose en el arquetipo del héroe forzudo y de la figura retórica del niño elegido por el destino. Son dos figuras narrativas muy habituales tanto en cómic como en literatura fantástica desde siempre. Sin embargo, el director retuerce el cliché y dibuja una comedia fantástica, con un sabor a cómic muy profundo y muchas referencias a Shazam / Capitán Marvel.

Recordemos que, como os contamos hace tiempo, Shazam se llamaba originalmente Capitán Marvel, pero este nombre acabó en desuso debido a conflictos de licencias entre Fawcett Comics (su editorial original), DC Comics y Marvel Comics. Es un personaje nacido en los años 40 como una de las muchas respuesta de la competencia al Superman de Action Comics, pero cuyo rumbo toma un punto de fuga hacia costas más infantiles (que no pueriles), jugando con elementos de fantasía que hacen que la magia y la ciencia entre en conflicto dentro de un discurso bastante simple. 

Siguiendo este mismo hilo, Sandberg y los guionistas del filme (Henry Gayden y Darren Lemke) se inspiran principalmente en la interpretación moderna del personaje, la de Geoff Johns y Gary Frank durante esta década para el Nuevo Universo DC. Esta visión, a su vez, la reelaboran de acuerdo a los pilares de su mitología clásica y los ejes centrales del héroe. Esto da lugar a un cómic que amalgama tanto aspectos modernos como iconografía y referencias que encuadran dentro de la cultura popular americana y que son identificadores del personaje. 

Y es que el demonio (¿o deberíamos decir los siete demonios?) están en los detalles. La película es una carta del amor al cómic. Una que sabrán interpretar, sobre todo, los lectores de cómics que conozcan a ¡Shazam! tanto por historias autoconclusivas como por sus aventuras modernas o sus historietas clásicas: Elementos del traje, animales humanoides, la naturaleza de sus aliados y enemigos, los escenarios, las motivaciones del villano y del "mentor", etc....

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Toda la construcción recuerda al personaje en sus distintas épocas, realizando un retrato adecuado tanto para el público generalista como para el (con perdón) friki de grupo duro. De hecho, aunque como película en solitario e individual no requiere ningún tipo de secuela para funcionar, nos gustaría ver por dónde evoluciona el personaje en el cine y qué villanos y elementos de su mundo se desarrollan.

Un DC diferente, más luminoso

De este modo, se plantea y desarrolla una película sobre superhéroe con poderes muy parecidos a los de Superman, que no es Superman y, por tanto, no tiene ni sus problemas, ni su brújula moral, ni objetivos, ni sus villanos. En esta línea, Sandberg busca la coherencia con el punto de partida de la naturaleza dual personaje (niño y superhombre a la vez) y la premisa de la película: ¿Qué haría un adolescente que no tuviera nada en la vida y al que de repente le dan los poderes de un dios?

Con esto, se juega la baza de la luminosidad, rebajando el tono habitual de dramatismo en las producciones de acción real de Warner y se nos presenta algo poco ambicioso, que desarrolla a un héroe de andar por casa que se convertirá, a su vez, en el héroe protector de la ciudad de Filadelfia.

Hay odiosas comparativas con la filmografía de Zack Snyder, muy sutiles, y también bastante jocosidad a la hora de hacer autocrítica de la propia producción de DC (atentos a algunas escenas). En general, a nivel comiquero, se detecta una apuesta más conservadora pero también más concienzuda, en aras de hacer una historia ligera, sin complejos y transversal, que puede llegar a distintos tipos de público: infantil, juvenil y adulto, con distinto tipo de eficacia a la hora de penetrar en cada segmento de la audiencia a través de distintos vehículos: humor, aventura, superhéroes, etc...

En conjunto, podemos decir que Warner se ha quitado ya los complejos arrastrados desde el estreno del Batman de Nolan y se está dando cuenta de la enorme variedad de tratamientos, planteamientos y colores que ofrecen sus superhéroes. ¡Shazam! sigue la estela de Wonder Woman y Aquaman, demostrando que hay un DC mucho más rico y variado, más allá de Batman y de Superman. No es una película de superhéroes que revolucione el género, sigue la norma y es divertida y coherente con el personaje que desarrolla. A veces se pasa de cargante. Pero no olvidemos que, a todos los efectos, muchos adolescentes, como el que protagoniza esta cinta, lo son cuando quieren. 

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