Análisis Hotshot Racing que homenajea a los arcades de carreras 3D como Virtua Racing o Ridge Racer

El salto a las 3D fue uno de los cambios más impresionantes en la historia de los videojuegos. A principios y mediados de los 90, disfrutamos de espectaculares arcades de conducción poligonales, que fueron los que primero se beneficiaron de la nueva tecnología, junto a los juegos de lucha. Es cierto que antes habíamos tenido juegos como Hard Drivin´, o Stunt Car Racer, pero la revolución llegó con Virtua Racing de Sega y Ridge Racer, desarrollado por Namco (y juego de lanzamiento de PSX). 

Precisamente son estos juegos los que quiere homenajear Sumo Digital (un estudio que tiene a sus espaldas arcades de carreras como Out Run 2, Out Run 2006 Coats 2 Coast o GTI Club +). Y tienen experiencia de sobra para devolvernos esas sensaciones que tuvimos en los salones recreativos, al ponernos al volante de estas espectaculares máquinas y quedarnos con la boca abierta -acostumbrados a los juegos que utilizaban el scalling-.

Las intenciones de Hotshot Racing quedan muy claras desde el primer instante; nos encontramos con una presentación completamente poligonal, con texturas planas y unos colores saturados que gritan "máquina recreativa" en cada segundo. Si este primer instante no os llena de nostalgia, quizá Hotshot Racing no sea vuestro juego, porque está claro que esto es un homenaje en toda regla (no es simplemente apostar por un nuevo estilo visual, como hizo Auto Modellista con los gráficos cel shading en su día) 

Hotshot Racing no sólo se ve como un arcade clásico, también suena igual (con composiciones de música electrónica y voces digitalizadas que nos devuelven mensajes como "time extended" o "last lap". Y lo mejor de todo es que se juega igual.

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Controles clásicos de arcade

Tenemos a nuestra disposición 16 pistas ficticias (en 4 entornos diferentes como la costa, el desierto, jungla o montaña). El objetivo no sólo consiste en llegar el primero, sino en evitar que nos elimine una cuenta atrás constante, y nos recuerde la sensación de tener que inserta otra moneda. 

La conducción tiene unas mecánicas muy simples. Pisar el acelerador a fondo y no chocar contra ningún obstáculo para llegar al checkpoint antes de que se nos agote el tiempo. Pero no basta con eso para ganar las carreras. Como el clásico Ridge Racer, la conducción se basa en el control del derrape. Sin dejar de acelerar, con un toque en el freno nuestro bólido patina en las curvas, debemos girar y usar contravolante para alargar estos derrapes lo máximo posible. 

Aunque en la teoría un derrape nos quita velocidad, en Hotshot Racing nos sirve para rellenar una barra de turbo, con que dejar atrás al resto de competidores. Además, podemos combinar derrape y turbo (al salir de la curva) para conseguir una maniobra perfecta). Hay dos elementos arcade que se suman a este sistema de control. El primero de ellos es la salida rápida -a lo Mario Kart- que se realiza si mantenemos el acelerador apretado a partir de un momento de la cuenta de salida, pero ojo, si nos pasamos, tendremos una penalización en el arranque. 

El otro aspecto es el rebufo. Colocarnos detrás de otro piloto nos da un acelerón extra, y también sirve para aumentar nuestra barra de turbo, así que muchas veces conviene mantenerse en segundo o tercer puesto de carrera hasta la última vuelta, y entonces aprovechar todo lo que hayamos recuperado para dejar atrás a los demás corredores. 

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Modos de juego de Hotshot Racing

En cuanto a los modos extra, el juego nos permite correr en modo arcade, competir en rondas de 4 circuitos o correr en contrarreloj (incialmente contra el tiempo de los desarrolladores, y después, contra las mejores marcas mundiales). En general, todos los modos brindan una experiencia similar. 

Lo que le añade un poco de vidilla son los modos supervivencia (nuestro coche tiene una barra de energía que se reduce con los choques y cuando bajamos de una velocidad determinada) y el modo persecución, en que tenemos que escapar de los coches patrulla primero, y en una segunda fase, pilotar un coche de policía para destruir a los rivales. En cualquier caso, todos los modos se corren en los mismos 16 circuitos (también con modo espejo) y pronto nos acostumbramos a ellos. 

Cada victoria nos da dinero para desbloquear elementos cosméticos con los que personalizar los coches y los pilotos, y en algunos casos requiere además que cumplamos ciertos requisitos, como haber derrapado durante un tiempo determinado, usar un número de turbos o haber ganado un campeonato con el coche en cuestión. Pero la verdad es que estos añadidos no son suficientes porque apenas cambian la experiencia. 

En una sesión de juego podemos haber superado fácilmente los 4 torneos en modo normal y en difícil -aunque en experto la cosa se vuelve mucho más complicada y nuestros rivales son terriblemente rápidos y agresivos-. Es exactamente la profundidad que uno esperaría de una máquina arcade, que no requiere largas partidas para disfrutar.

Y ya que mencionamos el disfrute, es un juego con que los más veteranos se lo van a pasar en grande. En su simplicidad radica una de las llaves de la diversión, como si volviésemos atrás en el tiempo (aún mejor en los modos multijugador, online para 8 corredores y local a pantalla partida para 4). 

El apartado gráfico es "retro" desde luego, pero a 60 FPS y con la nitidez de las consolas actuales, se ve como nunca, y los controles están muy bien ajustados. Si antes decíamos que se pueden superar los torneos de una sentada, os retamos a jugar una de estas pruebas y dejarlo... porque siempre tenemos esa sensación de "una partida más". Y encima, los aficionados a esos juegos de los 90 van a descubrir mucho más.

Los circuitos cuentan con un montón de guiños para aquellos que en su momento disfrutasen de los juegos originales. ¿Os acordáis del acuario con paredes de cristal que estaba en una de las pistas de Stunt Race FX para Super NES? Pues aquí también lo encontramos, junto a un paseo junto al parque de atracciones, un puente colgante como en Virtua Racing, una escalada como las de Ridge Racer y un circuito alpino. 

También ocurre con los elementos decorativos, como zepelines, helicópteros e incluso los fuegos artificiales que aparecen al terminar en primer lugar la carrera. Sólo echamos de menos la cara de Sonic grabada en piedra en la ladera de la montaña para sentirnos como hace 20 años (y quizá la presencia de Reiko Nagase en la línea de salida). 

Es muy sencillo describir lo que ofrece, Hotshot Racing es un baño de nostalgia a 200 kilómetros por hora. Un arcade puro, que peca de falta de profundidad y cuyo aspecto visual sorprende de primeras, pero que va sobrado de diversión.