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Crítica de Big Little Lies temporada 2: regresamos a Monterrey

Big Little Lies 2
La temporada 2 de Big Little Lies ya está al completo en HBO y la analizamos en esta crítica sin spoilers.

Hay algo inapelable: lo que había que decir, se dijo en la primera temporada de Big Little Lies. Quedaba adaptado en su totalidad el libro de Liane Moriarty en el que se basaba la serie, de modo que una segunda temporada, pergeñada al calor de su exitazo (5 Emmys y 4 Globos de Oro, ni más ni menos), necesitaba muchos alicientes y novedades para rendir al mismo nivel.

Big Little Lies, la serie de HBO en Blu-ray

Y hay precedentes: El cuento de la criada adaptó la novela de Margaret Atwood al completo y supo salir adelante con una segunda temporada tan sensacional como la primera. Es más, se está emitiendo la tercera y sigue generando debates, controversias y sobre todo, añadiendo temas de lo más interesantes al corpus de la serie, al punto de que Atwood acaba de publicar la secuela de su libro: "Los testamentos" que llegará a las librerías en castellano el 12 de septiembre por medio de la editorial Salamandra.

Por desgracia, la segunda temporada de Big Little Lies no ha sabido estirar la historia de manera satisfactoria ni darle el empaque visual y sonoro que tuvo en su comienzo. Cuenta con un único aliciente, brillante, eso sí, unido al sensacional elenco principal compuesto por las inmensas Nicole Kidman, Reese Witherspoon, Laura Dern, Zoe Kravitz y Shailene Woodley: el personaje al que da vida Meryl Streep, con la habitual rotundidad que la caracteriza. Ella da vida en la ficción a Mary Louise Wright, la madre de Perry Wright (Alexander Skarsgard) y se enfrentará a Celeste, su nuera, mientras trata de limpiar su nombre y esclarecer las circunstancias de su muerte.

El resto, no es más que un dejà vu cíclico y recompuesto a base del titánico esfuerzo de hasta once editores que han tenido que lidiar con el gran problema que ha habido tras las cámaras: el cambio de director. Jean-Marc Vallée, ocupado con Heridas abiertas, no podía dirigir esta segunda tanda de episodios, labor que se trasladó a Andrea Arnold sin que se le dieran unas directrices del estilo al que tenía que ceñirse.

Para su sorpresa, Vallée hizo regrabaciones y se le retiró el control creativo de la serie, eliminando su sello autoral del montaje final. Lo que sucede es que, a pesar de todo, eso queda patente durante el visionado. Algunas de las secuencias con las que se promocionó la serie han desaparecido y desde luego todos los personajes resultan bastante más planos, por no decir simples, en cuanto a su planteamiento psicológico.

Tampoco hay mucho espacio para el humor o para coquetear con los límites de lo políticamente correcto (quizás es Renata la única que pone un punto de color, aunque de forma anecdótica). A la postre todo se dirime de una forma poco sugerente y bastante aséptica. Uno de los personajes secundarios más interesantes, como es el de la psiquiatra que trata a Celeste y también a su amiga Madeline en un momento dado, desaparece repentinamente y la trama principal desemboca en un anticlímax bastante decepcionante.

De la narración se adueñan las mismas ideas que ya se desarrollaron de una forma mucho más inspirada y coherente en la primera temporada: la brutalidad del maltrato, lo que siembra en la prole, la resiliencia, la sororidad de "las cinco de Monterrey", la forma en la que la sociedad juzga siempre a las madres por en comportamiento de sus hijos o la forma en la que, en determinados estratos sociales, se autoexigen tener una imagen perfecta aunque su entorno inmediato se caiga a pedazos.

Con la diferencia de que todas ellas parecen haber madurado: unidas por el secreto, por el peso de sus conciencias y sabiendo el coste que tiene para su entorno familiar, carecerán de esa chispa con la que con tan mala baba la serie nos había hecho sintonizar con ellas: sus errores, sus vergüenzas, sus decisiones más desacertadas y desesperadas.

Big Little Lies 2

HBO

A nivel de realización es muy difícil juzgar la temporada 2 de Big Little Lies porque, como decíamos, a Frankenstein se le ven las costuras: demasiados flashbacks que no aportan nada (podría decirse que casi la mitad de la temporada es puro relleno).

Hay montajes picados que esconden pequeñas claves (como el final del episodio quinto) que llevan la firma de Vallée pero, en general, se echa en falta ese halo de melancolía que envolvía a las adineradas familias que teniéndolo todo parecían vivir en un estado de insatisfacción permanente: ni está la poesía de su forma de rodar, salvo en momentos muy concretos, ni ese "algo nuevo y diferente" que podría haberle aportado Andrea Arnold.

Afrontar las consecuencias de lo sucedido sin añadir mucho más, ni en el plano argumental ni en el tono, más descafeinado, se antoja una excusa endeble para despertar interés en el espectador a lo largo de siete episodios y no tiene visos de que vayamos a ver una tercera temporada. No, al menos, si no hay algo más que contar.

VALORACIÓN:

Repetitiva e innecesaria: la segunda temporada de Big Little Lies profundiza en los matrimonios en crisis de las protagonistas de la serie incidiendo en el eco del maltrato y la herida indeleble que deja a su paso. Aporta poco argumentalmente.

LO MEJOR:

Meryl Streep construye un personaje increíble: el espectador sintoniza con ella y la aborrece al instante siguiente. Es la que da juego.

LO PEOR:

No consigue ser nunca emocionante y el final es realmente plano. Da la sensación de ser una temporada bisagra.
Hobby

70

Bueno

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