Después de la sorpresa que fue para nosotros la serie de 3%, encontrarnos con una nueva serie brasileña en Netflix era, de entrada, una propuesta interesante. Así hemos llegado a Buenos días, Verónica, el nuevo proyecto televisivo brasileño de la plataforma streaming que coge el thriller más básico sobre investigación criminal con una policía protagonista y nos coloca en el tablero de juego de la realidad más cruel del país latinoamericano. Una crueldad que habla directamente sobre la violencia del hombre hacia la mujer y sobre el maltrato.

Buenos días, Verónica lo hace con una perspectiva menos posmoderna y más cruda. El punto de partida de la serie es, precisamente, tan magnético como cruel. Una mujer ha sido violada y el padre, que está en la comisaría, ha ido hasta allí para vengarse y pegarle un tiro al hombre que ha abusado de su pequeña. La cosa termina bien, porque los compañeros de la protagonista, Verónica Torres (Taina Muller), consiguen reducirlo. Sin embargo, una extraña mujer (que nada tiene que ver con la historia del padre, la hija y el violador) entra en escena y se vuela la tapa de los sesos delante de todo el mundo.

Esa mujer, que deja un macguffin al estilo del "Rosebud" de Ciudadano Kane, provoca que la protagonista comience una investigación que va a llevarla a dos casos concretos relacionados con la violencia de género. Esa es la premisa de Buenos días, Verónica, que si bien se siente manida y poco innovadora, lo cierto es que la realidad que desprenden las imágenes y la crueldad de uno de los villanos de la serie de televisión de Netflix hacen que quieras seguir mirando, aunque sea a través de las manos que tapan tu cara. Y el mensaje. El mensaje es lo importante.

Un thriller brasileño con un importante mensaje detrás

Mirad si es importante la llamada de atención sobre la temática en cuestión y la violencia machista en la sociedad brasileña que, cuando termina cada episodio, hay un texto a modo de recordatorio de la existencia de números de teléfono de ayuda para las víctimas y de denuncia para no seguir silenciadas. Un detalle de la producción que, consciente de lo que está mostrando y cómo lo está mostrando, aporta su granito de arena para terminar con una de esas lacras que siguen haciendo de nuestro mundo un lugar peor.

Entrando ya en materia audiovisual, Buenos días, Verónica tiene una factura técnica impecable. Estamos acostumbrados a que las plataformas streaming de la actualidad dejen esta calidad tan alta en sus productos, pero sigue siendo encomiable la labor que realiza Netflix no sólo para que sus series y películas originales se vean bien, sino para que se vean verdaderamente de Netflix. Un trabajo muy correcto que, quizás, para más de uno se haga cuesta arriba si no es capaz de superar la barrera del idioma.

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Y es que uno de los "problemas" que tiene Buenos días, Verónica distribuida en nuestro país es el idioma de la serie. Aunque existe la posibilidad de verla doblada al español, ese español va a ser latinoamericano. Si tenemos en cuenta que la serie es brasileña y que el idioma original es el portugués, si no eres de ver las series subtituladas vas a tener un pequeño escollo que resolver. Por no hablar del malísimo doblaje anglosajón, que no es capaz de hacer coincidir las voces y los gestos de ninguna de las maneras.

Por otro lado, y aunque el reparto tiene escenas verdaderamente complicadas y las resuelven con profesionalidad, hemos de reconocer que hay algo artificial en algunas secuencias. No hablamos del conjunto, vamos a lo particular. En general, la serie cuenta con buenas interpretaciones y los actores y actrices del reparto cumplen con su función. Pero, en ocasiones, os encontraréis viendo la serie sin creeros del todo lo que los personajes están diciendo o haciendo. No obstante, son escasos esos momentos, así que no van a influir siquiera en tu degustación seriéfila.

Sea como sea, las fortalezas de Buenos días, Verónica en Netflix son otras. La trama, como hemos dicho, es verdaderamente atractiva. Y el pacto de silencio que debe hacer el espectador, que sabe cosas que la protagonista está buscando, es un ejercicio muy interesante, como jugar al Cluedo sabiendo quién es el asesino pero sin poder decir nada. O como ser un fantasma en el Among Us y gritar en el chat de los fantasmas quién es el impostor: nadie te va a escuchar porque nadie debe escucharte.

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Si a la trama atractiva, al mensaje importante y a la calidad técnica impecable de la serie añadimos que apenas son 8 episodios de entre 40 y 50 minutos cada uno de ellos, es evidente que Buenos días, Verónica es una de esas series de Netflix que puedes clavarte de maratón un fin de semana lluvioso. Y, de paso, comprender cómo es la realidad social de las mujeres en un país que no es el tuyo y darte cuenta de lo importante que es concienciar a la población de según qué aspectos, aunque sea a través de una ficción que, desgraciadamente, no lo es tanto.

En definitiva, Buenos días, Verónica no te va a cambiar la vida y no va a ser uno de esos contenidos destacados de la plataforma streaming. En Netflix empiezan a abundar telenovelas gracias a la propagación y el éxito del catálogo streaming en nuestro país, provocando que un público verdaderamente heterogéneo se haga abonado al mismo. Sin embargo, esta serie no tiene alma de telenovela y muchas personas no llegarán hasta el final o no le darán la oportunidad que podría merecerse. Pero, si entráis al juego, os prometemos que os vais a encontrar un thriller más interesante de lo que se ve a simple vista.