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Crítica de El consentimiento, el perturbador relato sobre un pedófilo y depredador sexual

El consentimiento

Crítica de El consentimiento, la película de Vanessa Filho que adapta el relato homónimo de la escritora Vanessa Springora sobre su relación con Gabriel Matzneff. Estreno el 19 de abril de 2024.

Uno de los focos del debate público está puesto en el consentimiento de las relaciones sexuales. Después de muchos enfrentamientos parece claro que "no es no", pero el cine, como buena punta de lanza a la hora de cuestionarse la realidad y retarnos mostrando sus límites, no ha dejado de subrayar que consentir nunca justifica el abuso y cuándo está una persona preparada para hacerlo en todo caso.

En el torrente de estrenos semanales, no dejamos de encontrar perlas esclarecedoras: desde Secretos de un escándalo hasta How to Have Sex, HLM Pussy, Hotel Royal... Por no hablar del documental No estás sola; la lucha contra la manada. Las perspectivas son variadas, pero la cuestión central es siempre la misma: la difusa área del consentimiento sexual.

Y lo es por motivos obvios: porque no es lo mismo una relación entre iguales que una asimétrica, porque las relaciones sentimentales y sexuales no se pueden ver en blanco y negro y porque por desgracia estamos aún muy lejos de gozar de una igualdad efectiva que permita a los sujetos ser libres para tomar las mejores decisiones para sí mismos.

El regalo envenenado de un "amor" vano

El consentimiento nos desplaza al París de mediados de los años 80. Vanessa es una solitaria joven de trece años aficionada a la literatura cuando conoce a Gabriel Matzneff, que pertenece al círculo intelectual en el que se mueve su madre.

En ese momento es considerado un hombre de éxito: tan inteligente y popular como manipulador, el reconocido escritor de cincuenta años seduce a la joven con dulces palabras y la promesa de un amor imperecedero. Sin embargo, sus obras y las entrevistas que concede a los medios dejan clara su tendencia a tener relaciones sexuales con menores, algo de lo que se vanagloria.

 

A pesar de ello, la adolescente se convierte en la amante y musa de un hombre celebrado por el mundo cultural y político. Vanessa va perdiéndose poco a poco en la relación, hasta darse cuenta de lo destructiva y anormal que es la situación. Finalmente ve a Gabriel Matzneff como el depredador sin escrúpulos que realmente es.

Liberarse de su influencia y sanar de su sufrimiento va a ser su gran objetivo, para lo cual tendrá que luchar contra el acoso sistemático al que la somete y a sus nocivas publicaciones en las que atenta contra su intimidad revelando datos privados y despojándola de su dignidad.

El origen de El consentimiento, el segundo largo de Vanessa Filho es la novela homónima de Vanessa Springora, con el que la escritora y editora sacudió el panorama intelectual y sociopolítico francés primero e internacional después, que ha llegado a conseguir incluso el cambio en las leyes nacionales francesas sobre la edad legal del consentimiento. 

En ella narra la relación que mantuvo a los 14 años años con el famoso escritor Gabriel Matzneff, 36 años mayor que ella: un pederasta y depredador sexual dominante que hasta hace muy poco era celebrado en el mundo de las letras. 

De la película (y el libro) llama la atención especialmente la falta de consecuencias de una conducta delictiva, dado que se trataba de una joven menor de edad y por tanto era un acto punible. Pero sobre todo, la permisividad social en determinados entornos elitistas en los que no solo se veía como algo normal sino como un símbolo de status.

El consentimiento

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A pesar de ser tremendamente fiel a la novela, dado que para la escritura del guión se ha contado con la colaboración con la propia Springora, llama la atención la omisión de un pasaje concreto relacionado con las sospechas de que Gabriel podría haber contraído el SIDA en un momento dado.

La película, en todo momento, tiene que maniobrar en un margen muy estrecho: necesita ser lo suficientemente explícita como para mostrar lo que está sucediendo pero no caer en el morbo gratuito. Lo consigue pero no vamos a engañar a nadie: es desagradable y remueve estómagos por la impotencia que le hace sentir al espectador ante una situación injusta y demoledora.

El debut de Kim Higelin en el largometraje es contundente: por su físico pasa perfectamente por una adolescente y se entrega a un papel bien difícil en el que tiene que mostrar una vulnerabilidad natural derivada de su juventud e inexperiencia. Lo hace sin histrionismos acompañada por inquietante Jean Paul-Rouve.

Completan el reparto El consentimiento Laetitia Casta (Un hombre fiel), Sara Giraudeau (Médico de noche) y Lucie Debay (Omen). 

Es, en suma, una película que no va a dejar a nadie indiferente, que remueve y hace pensar en qué sociedad vivimos y en qué sociedad nos gustaría vivir: en una que proteja a los vulnerables y castigue a los malvados sin escrúpulos que solo buscan su propia satisfacción y alimentar su ego.

VALORACIÓN:

La película, como la novela en que se basa, habla de una experiencia concreta y personal para hacernos pensar en algo mucho más grande: una sociedad enferma de doble moral que hace la vista gorda en el mejor de los casos a personalidades de conducta reprobable y ilegal por el hecho de ser celebridades.

LO MEJOR:

La adaptación de la novela y la entregada interpretación de Kim Higelin. Evita el morbo gratuito pero deja claro lo que está pasando en cada momento.

LO PEOR:

Deja fuera un par de pasajes del libro que habría merecido la pena introducir en el guión.
Hobby

75

Bueno

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