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Crítica de Desencantada: Vuelve Giselle, la secuela del cuento de hadas protagonizado por Amy Adams

Desencantada: Vuelve Giselle (2022)

Crítica de Desencantada, la secuela de la película protagonizada por Amy Adams en 2007 que se ha estrenado el 18 de noviembre en Disney+.

Sería importante que antes de plantearse hacer una secuela de una película con más o menos éxito, los guionistas, pero sobre todo los estudios, se preguntasen qué podría aportar esta a la historia original. Quizás así podríamos ahorrarnos algunas secuelas tardías como Desencantada: Vuelve Giselle, que no es nada de lo que cabría esperar de una segunda película. 

Cuando comienza la cinta, escuchamos cómo nos hacen un resumen de lo sucedido en la primera película, estrenada en 2007 con una premisa muy divertida que además funcionó muy bien gracias a sus actores, y nos dicen que después de todo lo pasado, ahora Giselle vive como una neoyorkina más que tiene que lidiar con un nuevo bebé, que ha tenido con Robert, y una Morgan adolescente.

Hasta aquí todo bien, pero si lo que esperas es encontrarte a una Amy Adams despeinada y desesperada porque el bebé duerma, Morgan no se ponga los cascos mientras cena o que su marido haga las tareas correspondientes en el hogar familiar. No hay nada de eso, pues el personaje de Giselle sigue siendo tan perfecto, como siempre. 

Una perfección que desespera a la Morgan adolescente, pero también a los espectadores: parece que Giselle es incapaz de enfrentarse a problemas reales de la forma en los que lo haría una persona adulta. Es una pena que no hayan dejado avanzar y transformarse a este personaje para que se enfrente de verdad a lo que supone vivir fuera de un mundo de fantasía.

Solo Morgan parece que ha avanzado, pero para convertirse en un cliché con patas sobre lo que es un adolescente. Puede que en esta época de nuestra vida, todos estemos más gruñones o nos cueste expresarnos, pero no todo el mundo deja de lado a sus padres o se queja constantemente de todo. Una actitud que irrita hasta a los que ven la película. 

Igual que lo que sucede con Robert, el personaje de Patrick Dempsey que se vuelve casi testimonial en la película. De hecho, las cosas que le suceden a su personaje en Desencantada: Vuelve Giselle parecen estar planeadas para poder quitárselo de en medio y que toda la trama gire en torno a su mujer y su hija.

Warner y Disney

Unos guionistas completamente ajenos al mundo real 

Vale que Giselle sea una mujer de Andalasia y viva en un mundo ajeno a lo que sucede en la realidad, pero quizá no deberían pecar de esto los guionistas que han escrito la película que enfrentan a sus personajes a "problemas" que quizá no los son tanto. 

Para ponernos en situación, todo lo que desencadena lo que después sucede en la película es una mudanza desde la Quinta Avenida de Manhattan en Nueva York a un pueblo cercano a la ciudad llamado Monroeville. Por supuesto, esto molesta a Morgan, que tiene que aprender a adaptarse a un nuevo instituto y a una nueva vida en una época complicada. Entendible.

Pero también molesta a Robert, que ha hecho este "sacrificio" por Giselle y que cada día tiene que coger un tren para poder llegar al despacho de abogados donde trabaja en la ciudad. Una situación que no le "hace feliz" porque se da cuenta de que va a tener que pasar parte de su vida en un tren yendo y viniendo del trabajo a casa. 

Me pregunto qué pensarán sobre esta situación de "infelicidad" muchos neoyorkinos que se pasan gran parte del día en el transporte público porque no se pueden permitir una casa cercana a su trabajo en la Quinta avenida. O un madrileño que gasta horas en viajar en metro porque vive en el sur de la ciudad pero trabaja en el norte donde no se puede permitir comprar una casa.

Desencantada: Vuelve Giselle (2022)

Al fin y al cabo, los personajes de Desencantada: Vuelve Giselle han elegido vivir a las afueras de la gran ciudad, en un pueblo tranquilo, sin coches y contaminación, en una casa que se parece a un pequeño castillo. ¿Quizá no es demasiado snob convertir los sacrificios personales que te dan algo que quieres tener en un problema de infelicidad?

Y qué pena que Giselle siga perpetuando el estereotipo de princesa que se queda en casa a cuidar de las casas y de los hijos, quizá hubiese estado bien haberla visto con su propio negocio de cupcakes o saliendo adelante de alguna forma. 

Lo mejor, los secundarios

Pese a que Amy Adams hace un despliegue impresionante de sus capacidades actorales, ya sea para mostrar un encanto arrebatador como para convertirse en villana, cantar o bailar en Desencantada: Vuelve Giselle son los secundarios los que brillan con luz propia. 

No solo porque los fans de las series de televisión se van a volver locos intentando localizar en qué otros lugares han visto a muchos de ellos (una pista, The Office, Glee y Community), sino también porque tanto Maya Rudolph como, especialmente James Marsden, se nota que se lo están pasando genial en su trabajo. 

Andor

Rudolph no duda en darle un toque de villana de película a su propia reina malvada, mientras que Marsden explota al máximo su faceta de príncipe de cuento encantador que tan buenos resultados dio en la primera película. Todo ello aderezado con un goteo de momentos muy divertidos regalados por otros muchos secundarios, incluido un pergamino que habla.

En esta ocasión Desencantada: Vuelve Giselle, nos muestra como Giselle intenta arreglar los problemas de su vida fuera de Andalasia con magia, pero esta no funciona tal y como ella habría esperado, con consecuencias para toda su familia y el pueblo de Monroeville.

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Etiquetas: Disney Plus,

VALORACIÓN:

Desencantada: Vuelve Giselle tiene algunos momentos divertidos e incluso se disfruta gracias al entusiasmo de sus actores; sin embargo, esta secuela no aporta nada a la historia original y sus personajes se enfrentan a unos conflictos que quizá podrían resultar problemáticos si se ven con ojo crítico. Los cuentos de hadas con música están pasados.

LO MEJOR:

Se nota que los actores se lo están pasando realmente bien en la piel de sus personajes y eso hace que haya algún momento divertido.

LO PEOR:

Una secuela que no aporta nada a la cinta original y que demuestra en algunas ocasiones que son los guionistas los que no viven en el mundo real.
Hobby

60

Aceptable