Crítica de Florida Man (Netflix): El gato, el ratón y la exmujer

Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos hemos sido atraídos por historias de héroes y heroínas que enfrentan grandes desafíos y odiseas para alcanzar sus metas. En el mundo del cine y las series, esta fascinación se manifiesta en la popularidad de personajes como Harry Potter, Frodo Bolsón o el mismísimo Luke Skywalker.

Esta atracción por las historias de héroes y heroínas puede justificarse. En primer lugar, las historias nos permiten escapar de nuestra realidad cotidiana y sumergirnos en un mundo lleno de aventuras y desafíos emocionantes. 

Nos transportan a lugares lejanos y nos presentan personajes que luchan contra obstáculos aparentemente insuperables, lo cual nos hace sentir parte de algo más grande que nosotros mismos. Puede que sea siempre lo mismo, pero logra cumplir con su magnético propósito.

Además, este tipo de son inspiradoras. Nos motivan a superar nuestros propios desafíos y obstáculos. A menudo, los protagonistas se enfrentan a situaciones que simbolizan metafóricamente los problemas y desafíos que enfrentamos en nuestras propias vidas día tras día. 

Al ver a estos personajes superar sus miedos y limitaciones, nos sentimos motivados a hacer lo mismo en nuestras propias vidas. No funciona siempre, ya que no existe un manual para ello; pero, en gran medida, suelen ser representaciones simbólicas de todo ello.

Sin embargo, ¿qué pasa cuando las odiseas dejan de ser aventuras que simbolizan nuestros miedos y limitaciones y se convierten directamente en la propia vida en sí? ¿Qué pasa cuando esa odisea se vuelve rutina? Poneos Florida Man en Netflix y descubridlo.

Creada por Donald Todd, el hombre detrás de Samantha, ¿Qué? (2006), la serie de Florida Man está protagonizada por Edgar Ramírez. También cuenta con el talento de nombres como Abbey Lee, Anthony LaPlagia y Otmara Marrero, entre muchos otros.

Su premisa es verdaderamente sencilla: un expolicía vuelve al estado de Florida, el lugar en el que creció y abandonó. Ha vuelto porque debe encontrar a la novia de un mafioso, que presuntamente ha desaparecido o se ha fugado.

A priori, este tipo cree que va a ser súper sencillo. Un trabajo que algunos definirían como “pan comido”. Sin embargo, para cuando quiera darse cuenta, terminará aceptando que todo se ha complicado y que va a tener que currar mucho más de lo que esperaba.

Florida Man quiere ser un thriller, pero invade el territorio de la comedia y el drama en más ocasiones de las que quizás desearía. ¿Sabéis la típica historia del gato y el ratón? Pues, de vez en cuando, el gato y el ratón se detienen y dejan de perseguirse para hacer reír al prójimo.

Hay que reconocerle a la serie que tiene un ritmo realmente poderoso y puede esconder su ambigua naturaleza gracias a él. Sin embargo, tampoco es igualmente reconocible que va de menos a más, y que el final está muy por encima de los episodios precedentes. Eso te hace cuestionarte la validez de toda la historia.

Algunos han sugerido que podría haber sido una película original de Netflix, en lugar de una serie. No seremos nosotros quiénes les llevemos la contraria, pero… Desde luego, habría sido una gran opción. O, al menos, esa es la sensación que te deja su magnífico final.

No es la primera vez que a la plataforma streaming le pasa: los episodios intermedios se hacen bola tras un sólido inicio y una arrebatadora conclusión. Pero aquí, en esta historia de Mike Valentine, el ex policía que regresa a su casa, se ha hecho muy notorio.

Delly, la novia desaparecida del mafioso Moss, sirve al mismo tiempo de ‘macguffin’ narrativo y de ‘macguffin’ emocional. El protagonista debe encontrarla, pero al mismo tiempo tuvo un romance con ella en el pasado. Y es la chica de su jefe, así que… ¿Lío de faldas? ¿Enredos?

El chafardeo nunca le viene mal a una serie. Somos así, cotillas por antonomasia. Animales sociales, lo llamo un tipo más listo. Sea como sea, la búsqueda de la mujer acaba llevando a Mike de un secreto oscuro a un secreto todavía más oscuro y a otro secreto todavía…

Ya sabéis por dónde vamos, ¿verdad? El rompecabezas va tomando forma y las incógnitas se despejan con cada nuevo episodio que visualizamos. Pronto, el paisaje toma sentido, y lo que parecía un puzle infinito encaja como el mecanismo de un reloj, haciendo que sonriamos a la pantalla o exclamemos: “¡Anda!”.

Probablemente, el giro más sorprendente que tiene la historia de Florida Man en Netflix es el hecho de que los dramas familiares se entrelazan con la búsqueda de la desaparecida y, al mismo tiempo, el gato que busca a la ratona se convierte en ratón cuando entran en escena la ex mujer y un policía que le tiene muchas ganas al prota.

Podría haber sido una ‘screwball comedy’ clásica si hubiera sintetizado mejor su historia y no se hubiera diluido en episodios intermedios que, en lugar de servir como interludios que hacen respirar la historia o exordios de la conclusión, se sienten más relleno que otra cosa.

Es una lástima que Florida Man no haya sabido condensar su historia en menos episodios y ofrecernos un producto más redondo. Pero hay que reconocerle a Netflix que empieza a pillarle el tranquillo a lo de producir series de televisión que enganchan y tienen cierta personalidad.