Crítica de Llenos de gracia: Carmen Machi y Roberto Bueso nos acarician el corazón con un toque de nostalgia noventera

No hay verano sin una buena dosis de comedias españolas. Este año, Paramount Pictures nos trae Llenos de gracia, producida por Mod y Misent con colaboración de RTVE y À Punt Media.

Roberto Bueso, director de La Banda, toma las riendas de Llenos de gracia y se rodea de un elenco con mucha química que nos va a proponer un viaje emocional con mucho gancho.

Pero, no nos vamos a adelantar. Estaos ante un filme que se ha llevado una monumental ovación en el Festival de Málaga, donde se proyectó por primera vez.

Hoy, en Hobby Consolas, os traemos nuestra crítica de Llenos de gracia. Este viernes tenéis una cita con el cine español en vuestra sala predilecta.

HAY QUE MONTAR UN EQUIPO

Al más puro estilo de clásicos "docentes" como El club de los poetas muertos, Llenos de gracia utiliza el clásico recurso del "maestro que revoluciona lo establecido".

La película nos lleva, a mediados de los 90, a El Parral, un colegio internado en horas bajas que corre peligro de cierre. La hermana Marina (Carmen Machi) llega al centro para cubrir las vacaciones de verano y hacerse cargo de los chavales que no tienen familia con la que regresar durante las vacaciones.

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Marina encontrará una vía de conectar con los niños a través del fútbol. Montará un equipo y participarán en un torneo de verano que cambiará las vidas de todos.

En cierto modo, a muchos os sonará esta historia, cambiando el fútbol por la música, como la trama de Sister Act 2, la película de Whoopi Goldberg. Sin embargo, Llenos de gracia está inspirada en hechos reales transcurridos en nuestro país. Pero, eso dejaremos que sea la propia película la que lo revele. Es posible que los más futboleros conozcáis esa historia.

TIEMPOS MÁS SENCILLOS

Una parte importante del encanto de Llenos de gracia es el viaje a la nostalgia que implica su visionado. Este recurso está muy en boga actualmente con series como Paraíso o, más directamente, Stranger Things, pero es inapelable que suele funcionar muy bien.

Roberto Bueso nos propone un viaje a tiempos más sencillos, donde en el parque imperaba la "ley de la botella", los juegos de la SNES parecían eternos y Canal+ pagó la universidad de los hijos de decenas de quiroprácticos a base de casos de tortícolis.

Es fácil que quienes hayáis crecido en los 90 os sintáis identificados con algunos clichés que va a explotar Llenos de gracia, incluida cierta referencia a Campeones: Oliver y Benji que nos dejará la película.

Es una combinación muy sana de comedia y drama. Bien es cierto que, en ocasiones, la comedia es, quizás, un poco excesiva. Otras, sin embargo, llega en el momento perfecto para contrastar con escenas más emocionales.

Si hay algo que Roberto Bueso ha sabido hacer a la perfección con el guion coescrito junto a Óscar Díaz, es saber aplicar en contraste emocional. Como diría Mary Pickford: "Primero hazles reír, luego hazles llorar, y después, devuélveles la sonrisa". Llenos de gracia cumple, a la perfección, este esquema.

VOLCADOS CON LAS EMOCIONES

Carmen Machi (Criminal) está maravillosa en su papel de Marina. La actriz madrileña le brinda al personaje un toque humano y sensible que nos hace conectar con ella al instante.

Paula Usera (La Boda de Rosa) es el contrapeso de Marina, Angelines, una joven hermana que lleva años "encerrada" en su biblioteca, viendo como El Parral pierde su esplendor.

Pablo Chiapella (La que se avecina) es Rafael, el jefe de bedeles del colegio. Es un personaje muy divertido, pero la alargada sombra de Amador Rivas es visible en todo momento cuando está en pantalla.

A Nuria González (30 Monedas), le toca hacer de la estricta madre superiora. No tiene nada que envidiarle a la gran Maggie Smith en la ya citada Sister Act, un trabajo excelente, como siempre que podemos disfrutar con ella en cines y series.

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El elenco juvenil tiene gran pase del peso interpretativo en Llenos de gracia. Todos tienen sus virtudes, pero queremos destacar el trabajo de Dairon Tallon como Valdo. El vínculo formado por su personaje y el de Carmen Machi funciona fenomenal.

Sería injusto despedirnos sin hacer mención a la música de Vicente Ortiz Gimeno que nos acompaña a lo largo del filme y contribuye al toque emotivo de Llenos de gracia. También destacamos la selección de canciones internacionales que salpicarán algunos momentos del filme.

Y es que Llenos de gracia tiene algo especial, un toque humano, amable y sencillo, que nos toca la fibra en el momento justo. No necesita estrujarnos el corazón antes de "devolvernos la sonrisa", y nos hace salir del cine satisfechos con sus 109 minutos de metraje.

Es el segundo largometraje de Roberto Bueso, y podéis jurar que le tiene bien cogido el tono al público para entregar una película deliciosa, muy divertida y que toda la familia puede disfrutar. Los más viejunos captaréis cosas que los peques no, y ahí está parte de la gracia de este viaje generacional.