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Crítica de El método Williams, el biopic y drama deportivo con Will Smith a la cabeza

El método Williams

Crítica de El método Williams, el biopic y drama deportivo con Will Smith a la cabeza en el papel de Richard Williams, padre y mentor de las tenistas Venus y Serena. En cines a partir del 21 de enero de 2022.

No se hablaba mucho de El método Williams (King Richard, en versión original), hasta que Will Smith dio la campanada alzándose con el Globo de Oro por su interpretación en la película, imponiéndose a Mahershala Ali en El canto del cisne, a Benedict Cumberbatch en El poder del perro, a Denzel Washington en La tragedia de Macbeth y a Javier Bardem en Being the Ricardos.

Son palabras mayores, como queda claro viendo a sus contrincantes, así que más allá del biopic del padre y mentor de las tenistas Venus y Serena Williams y del drama deportivo en el que vemos el esfuerzo por sacar adelante sus carreras, buena parte de la atención recae de pleno en su trabajo interpretativo.

Vaya por delante que cualquier película de tintes biográficos en los que se produce cierta transformación física, parece convertirse de inmediato en material premiable y que, en este caso, Smith aparece envejecido, encorvado y metido de lleno en su papel, aunque en verdad no deje de acudir a sus habituales tics al punto de ofrecer momentos en los que linda en la caricatura involuntaria.

Esto en sí mismo, no tiene por qué ser algo negativo: la cinta busca ser dinámica y hasta cierto punto una "feel good movie" y el personaje real tenía mucho de showman, así que le va a Will Smith que ni pintado para poder llevárselo al terreno de la comedia dramática. Pero ¡que nos registren si ésta es la mejor interpretación masculina que hemos visto este año!

Sí que hay que hacer mención a la buena química del reparto en el que el casting de las jóvenes es muy bueno. Gran trabajo físico y actoral el de las actrices Saniyya Sidney (Fences) y Demi Singleton (El padrino de Harlem). Ambas demuestran gran talento y fotogenia, así que tienen por delante una larga carrera.

El método Williams es una película con ritmo que nos presenta a la extensa familia de Richard Williams. Junto a su esposa Oracene cría a sus cinco hijas, pero para dos de ellas, Venus y Serena, tiene elaborado un intrincado plan que las llevará a convertirse en las mejores tenistas de todos los tiempos.

Aunque sus expectativas a futuro son muy altas, a Richard le falta algo obvio para alcanzarlas: los recursos económicos de los que él y su mujer proveen a su familia son insuficientes y necesitan que alguien que confíe en el rendimiento a largo plazo de sus hijas apueste por ellas ofreciéndoles una oportunidad.

No obstante hay muchas barreras a superar en ese duro camino hacia el éxito: en primer lugar la férrea disciplina de entrenamientos no puede dejar de lado la formación y la diversión propias de niñas de su edad, pero también hay que superar prejuicios sociales y presiones externas para romper moldes.

Puede que no haya una película que retrate de una manera menos sutil el sueño americano verbalizándolo como "la Teniscienta". Porque a todo ese discurso de superación se le une el del orgullo étnico en un mix perfecto pensado como obús con el que impactar a los espectadores estadounidenses a los que este tipo de relato les encanta.

Tengamos en cuenta que Venus y Serena encarnaron, por primera vez, el modelo a seguir visibilizando a la población afroamericana en un deporte de élite hasta entonces reservado para un sector muy concreto de la sociedad: la población blanca y muy pudiente.

El método Williams
Warner Bros.

Pero El método Williams es un caramelo envenenado: una película aparentemente inocente que presenta a sus personajes de forma muy edulcorada y casi naif cuando en realidad está lanzando un mensaje muy dañino: los padres no tienen que decidir el futuro de sus hijos sino darles las herramientas para que ellos tomen esas decisiones que les marcarán la vida.

Éste es un caso arquetípico de éxito y de sueños alcanzados, pero poner ese nivel de exigencia en unas niñas tan pequeñas es casi un suicidio para su salud mental. La película de por sí tapa y evita hacer alusión a muchos conflictos personales y deportivos que irían surgiendo entre las hermanas y en su carrera deportiva, pero hay que reconocerle el hecho de ser eficiente "vendiendo la moto".

Parece contradictorio afearle la conducta a un padre que se parte la cara por sus hijas y que se compromete de tal forma por ellas que da el alma y la vida, pero también es perturbador como figura controladora, manipuladora y absorbente proyectando en ellas lo que desea para sí mismo: estar en la cumbre.

El guión de hecho recoge algunos rifirrafes con su esposa (encarnada por una excepcional Aunjanue Ellis) que son muy esclarecedores y que aportan muchas aristas a ese personaje ambiguo, a medio camino entre el cabeza de familia amantísimo y el perturbado digno de un manicomio al que le salió bien una jugada maestra en la que las cartas eran, ojo, sus hijas. Tremendo.

VALORACIÓN:

El tiempo vuela viendo El método Williams como lo hacen las pelotas de tenis de lado a lado de la cancha, pero es una película que generará sentimientos contradictorios en el espectador: la presentan como una historia de superación personal y de orgullo pero la vía para alcanzar el éxito es tortuosa y hasta dañina.

LO MEJOR:

Es una cinta muy entretenida que hace que las dos horas de metraje pasen volando. Muy buenas interpretaciones y buena tensión narrativa.

LO PEOR:

El mensaje que lanza es bastante pernicioso, además de que suaviza, omite y manipula ciertos hechos para afianzarlo.
Hobby

62

Aceptable

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