Logo Hobbyconsolas.com
Logo HobbyCine

Crítica de Mientras ellas duermen, cine japonés inspirado en el relato de Javier Marías

Analizamos Mientras ellas duermen, la película-adaptación japonesa de la novela homónima de Javier Marías, dirigida por Wayne Wang y protagonizada por Takeshi Kitano, Shioli Kutsuna, Hidetoshi Nishijima y Sayuri Oyamada.

Caminar por los terrenos del amor es una tarea peligrosamente farragosa; el que lo ha probado lo sabe. Hay lugar para la felicidad y la tristeza, la emoción y la desesperación, el odio y el deseo... y, a menudo, la delgada línea que separa los contrarios se vuelve prácticamente imperceptible. Un huracán de sentimientos que se convierten en la explicación romántica con la que resolver las más temidas cuestiones existenciales: la vida, el tiempo y la muerte.

El cine japonés mejor valorado por los usuarios de Amazon en DVD y Blu-Ray

Javier Marías reflexionaba precisamente sobre estos temas hace casi tres décadas, en 1990, con la publicación de una recopilación de relatos que quedaron grabados bajo el título original de Mientras ellas duermen. Las cuestiones planteadas son un tema recurrente de la literatura, el arte y la que hoy nos ocupa: el cine. El director chino Wayne Wang, que fue premiado en 2007 en el Festival de Cine de San Sebastián por su trabajo en Mil años de oración, ha realizado su propia adaptación de la novela con título homónimo y con la colaboración del popular director y actor Takeshi Kitano, a quien recordaréis recientemente por Ghost in the Shell, como uno de sus protagonistas. ¿El resultado? De aquí en adelante lo analizamos con la crítica de Mientras ellas duermen.

El amor, el tiempo, la vida y la muerte

Mientras ellas duermen, en la versión cinematográfica que estamos analizando, nos cuenta la historia de un joven escritor, Kenji (Hidetoshi Nishijima), quien se encuentra estancado en su carrera tras publicar un par de novelas de éxito. La película comienza con Kenji y su mujer, Aya (Sayuri Oyamada), pasando unos días en un hotel de vacaciones, donde el escritor comienza a obsesionarse con una pareja compuesta por un hombre adulto y una joven atractiva. En esta primera declaración de intenciones, Wang nos ofrece un aperitivo de lo que tendremos durante los dos primeros tercios de la película: una dirección estática y contemplativa, que si bien cumple una función dramática imprescindible para el devenir del relato, puede traducirse en una monotonía que nos desenganche del misterio. Y digo misterio, porque la peculiar pareja parece tener algo que ocultar a los ojos de nuestro protagonista.

Mientras ellas duermen

Los temas de la película quedan patentes desde la primera secuencia con pretensiones voyeristas, que será el apartado más remarcado por el director, pasando por las mencionadas cuestiones de la obra original de Marías: el amor, el tiempo, la vida y la muerte. Wang demuestra una gran habilidad para transmitir sensualidad a través de sus dos protagonistas femeninas, tanto en el apartado visual que le ocupa como con los usos del silencio que, acompasados al plano fijo y, en contadas ocasiones, con ligero movimiento, se mimetizan con el deseo de los otros dos protagonistas masculinos. Con la misma soltura juega con los matices del sujeto voyeur en lo que podríamos considerar un metarelato: nuestro protagonista ve sin ser visto, al igual que nosotros como espectadores. Este detalle tiene su máximo exponente cuando Kenji descubre que el señor Sahara, el hombre al que persigue (Takeshi Kitano), graba a su pareja Miki (Shioli Kutsuna) mientras duerme desde hace más de diez años. Esa secuencia es, sin lugar a dudas, una de las más interesantes de toda la película, con los espectadores espiando a Kenji, quien espía a Sahara y que a su vez graba a Miki en la cama. 

Una estructura narrada por días, ninguna novedad por estos lares, que mantiene su interés durante los tres primeros amaneceres. A partir de entonces, como decía, la dirección de Wang termina trastábillandose con el guion compartido por Michael Ray, Lee Shin-ho y Mami Sunada, en el que lo difícil es no perderse. El misterio de descubrir qué esconde en realidad la relación entre el señor Sahara y Miki era motivo más que suficiente para despertar el interés del espectador; las pequeñas dosis de confusión entre realidad y deseo tenían su aquel; pero todo termina convirtiéndose en una enrevesada maraña de realidades entre las que no encontraremos a nadie al timón. 

Mientras ellas duermen

Wang realiza un uso excelso de los planos para generar tensión durante los dos primeros tercios de la cinta, pero el uso de la cámara en mano marcado por el paso a la acción de su protagonista demuestra una sorprendente carencia de recursos técnicos y artísticos para mantener el ritmo. Cuando nos acercamos al clímax, se produce una concatenación tan repetitiva de planos holandeses que en lugar de mantener el desconcierto y la confusión de Kenji terminaron sacándome de la película. He de reconocer que no he tenido la oportunidad de leer la obra de Javier Marías, pero sí conocía la ristra de halagos que recibió por el tratamiento tan cercano, tan íntimo y personal que hizo de los temas que nos ocupan. En primera instancia, veía un Wang que cumplía con la premisa establecida, pero que sufre en los compases finales enredándose con tanto tono onírico.

Takeshi Kitano, el hombre detrás del perturbador señor Sahara

Con el partido empatado y perdido en el último penalti por el equipo técnico, tenemos al equipo artístico que suda la gota gorda hasta el pitido final. Takeshi Kitano es, sin lugar a dudas, el eje principal de la cinta. Su personaje, el señor Sahara, consigue transmitir todo el misterio y la perturbación como una descarga eléctrica cada vez que aparece en pantalla. Buen ejemplo de ello lo encontramos en la escena de la piscina, cuando le confiesa su secreto más íntimo a Kenji y el director está enfrascado en el paralelismo visual entre ambos personajes. Kitano lograría perturbar al mismísimo Jigsaw a través de las muecas, las miradas y su lenguaje corporal.

Mientras ellas duermen

Tampoco desentona Hidetoshi Nishijima, que interpreta a Kenji, tras un par de tropiezos en la presentación del personaje, y mucho menos lo hace la olvidada esposa Aya, de Sayuri Oyamada, que con algo más de peso en el guion habría servido para engrasar la maquinaria. Sí tengo mis dudas, sin embargo, con el trabajo de Shioli Kutsuna, quien cumple con la inocencia de su personaje, pero se desarma cuando el peso dramático del relato recae directamente sobre ella. Tendremos oportunidad de volver a verla en poco menos de un año con su participación en Deadpool 2.

¿Quieres ver Netflix en tu vieja TV? Aquí tienes los Android TV mejor valorados en Amazon)

Hay un detalle que casi se me escapa comentar, y es los muchos parecidos que pude encontrar entre el protagonistas de Mientras ellas duermen con el thriller psicológico de La ventana secreta (David Koepp, 2014) protagonizado por Johnny Depp. Escritores ambos, torturados psicológicamente y por amor, y con el mismo gusto por las monturas de gafas. Un detalle anecdótico, pero que me apetecía compartir.

Conclusiones

Mientras ellas duermen es una película que tiene numerosos matices interesantes durante el primer tramo, pero termina siendo una alborotada confusión en la que ni los propios protagonistas encuentras explicación. Más allá de su calidad técnica y artística, el espectador medio puede verse abochornado con los planeados juegos de cámara estáticos, aunque sin duda disfrutará de la interpretaciones de sus protagonistas. En mi caso, la cinta me planteaba unas cuestiones poco originales, pero siempre interesantes, a las que no terminan de explotar su jugo como si parece hacer Marías en su obra. Es precisamente esa pérdida del intimismo original y que con tanto acierto arranca la que acaba condenándola a ser una película cumplidora con matices, en lugar de una poderosa reflexión sobre la que discutir con los amigos amantes del cine menos comercial.

VALORACIÓN:

Mientras ellas duermen ofrece un misterio rodeado de un tema tan poderoso como es el amor en su relación con ciertas cuestiones existenciales, con un Takeshi Kitano soberbio y un planteamiento atrapante, que se cierra sumergiéndose en un absurdo intento de generar más confusión.

LO MEJOR:

La interpretación de Takeshi Kitano, la estética modernista y la sensualidad de sus planos.

LO PEOR:

El último tercio de la película, que convierte la premisa en una reflexión extremadamente confusa e irrelevante.
Hobby

67

Aceptable

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Hobbyconsolas.