Crítica de La Navidad en sus manos con Ernesto Sevilla, Pablo Chiapella y Santiago Segura

Con la proximidad de las vacaciones escolares y la preparación de las fiestas llegan también a las salas comerciales los títulos que aspiran a hacer buena taquilla a costa del presupuesto familiar. Ni que decir tiene que Wish, la película que celebra el centenario de Disney, y la apuesta por una comedia como La Navidad en sus manos se disputan la misma audiencia.

O, lo que es lo mismo, raro será que acabe la temporada sin que el público menudo haya visto ambas películas. ¿Hasta qué punto es apropiada esta última para la infancia? Ahí entran muchos factores a relucir. La calificación por edades la recomienda para todos los públicos, otra cosa es que los valores que exhiba nos parezcan más o menos saludables para según qué edades.

Un punto de partida sencillo

Si el año pasado por estas fechas llegaba a las carteleras la versión alternativa de sus majestades en Reyes contra Santa, este año le toca el turno a un Papá Noel muy distinto al que estamos acostumbrados interpretado por Santiago Segura (sí, otra vez esquilmando el mismo caladero, ya vamos a dos películas, como poco, al año que exprimen cada fiesta, como hiciera Vaya vacaciones).

El caso es que a nuestro orondo amigo le surge una indisposición médica que le va a impedir repartir los regalos como hace puntualmente cada año, lo que le va a llevar a pedirle el favor a un exniño malo, convertido ya en un irresponsable padre divorciado que no hace más que meterse en líos y vivir en su propio provecho.

Salva, el bala perdida, es su compañero de habitación en el hospital en el que se ve obligado a permanecer hospitalizado para recuperarse de su accidente de trineo. Y aunque al principio se muestra muy reticente a echarle un cable, se decide a ayudarle para volver a ganarse la confianza de su hijo.

Así empezará el camino de la expiación para demostrarle a todos, pero sobre todo a sí mismo, que se merece una segunda oportunidad.

La Navidad en sus manos es justo lo que parece: comedia familiar sin demasiados pliegues ni sorpresas (si acaso una María Botto tuerta y cantarina que de vez en cuando pone una nota de color), con una sólida postproducción con paseo celeste en un coche volador tuneado y un dúo cómico de éxito contrastado en La que se avecina: Ernesto Sevilla y Pablo Chiapella.

Ellos dos son de largo lo mejor de la película, dado que tienen una gracia natural que se crece cada vez que aparecen juntos en pantalla. Es más, puede que un toque algo más gamberro les hubiera ido todavía mejor, sin llegar a traspasar ciertas líneas.

A Sevilla le sienta especialmente bien el humor chanante que, sin dejar de ser blanco, hundiéndose en lo absurdo, nos saca las carcajadas con ingenio. Aquí ese toque se echa en falta. Y es que el guión de Francisco Arnal y Daniel Monedero, ademas de tener poca chicha, es bastante predecible 

La presencia de Santiago Segura en el cartel será lo que venda la película por la enorme influencia que parece tener a la hora de arrastrar masas, aunque su interpretación deje mucho que desear y funcione infinitamente peor a nivel humorístico. Por fortuna sus apariciones son breves y están contadas. Su personaje es el detonante de la acción, pero pasa pronto a un segundo plano.

El otro gran escollo que presenta la película es el de tratar el tema del bullying de una forma tan superficial como perniciosa. Puede que darle un empujón o hacerle una peineta a un maltratador no sea la forma más ejemplar de enfrentarse a una situación de acoso escolar... pero al menos es algo que queda muy al margen de la trama principal. Requerirá una reflexión posterior con la muchachada.

La Navidad en sus manos, a fin de cuentas, pretende servir una aventura familiar entretenida. Cumple por la mínima, pero cumple.