Crítica de Wish: El poder de los deseos, la película con la que Disney celebra su centenario

El año 2023 es muy especial para Disney Studios dado que cumple 100 años en el negocio de la animación y ha pasado, a lo largo de todo este tiempo, por muchos cambios. Lo han estado celebrando de múltiples formas: exposiciones, conferencias, actos benéficos, rifas, lanzamiento de productos, etc.

La guinda para el pastel es la propia creación artística con el cortometraje Érase una vez un estudio y con el largometraje número 62 de la Casa del ratón Wish: El poder de los deseos, que vienen ha realizar una suerte de compendio de personajes, momentos, músicas y en, suma, un collage de la quintaesencia de su sello de identidad.

La película nos presenta una aventura colorista, simpática y sencilla que funciona precisamente por evitar megalomanías: cumple su objetivo a la perfección y regala la vista y los oídos durante sus bien acotados 92 minutos de metraje. Hasta en este sentido se aprecia que apela a un público infantil, además de buscar tocarle el corazón a los disneymaniacos que se conocen las películas de memoria.

Nuestros sueños son la mejor parte de nosotros mismos

Una persona sin ilusiones es como un elefante sin trompa: Wish: El poder los deseosofrece una cándida reflexión sobre algo tan humano como las aspiraciones que nos dan fuerza para vivir y cumplir nuestros deseos más íntimos. Son, en suma, el motor que nos mueve a la acción.

La película nos presenta a Asha, una joven que ansía convertirse en la aprendiz del Rey Magnífico, el gobernante y protector de Rosas. El lugar se ha convertido en un oasis de paz gracias al hecho de haber ido acogiendo a personas de todos los rincones del mundo. Quienes se asientan allí solo tienen que ofrecerle su sueño más preciado al cumplir la mayoría de edad.

El rey, gracias a su poderosa magia, concede un deseo periódicamente haciendo feliz a su pueblo. Sin embargo, Asha comienza a preocuparse al ver que quienes nunca los ven cumplidos, tienen el corazón roto.

Un buen día pide un deseo al cosmos con tanta fuerza que una pequeña bola de energía se desprende. Así, Estrella le brindará su ayuda.

Una preciosa y colorida España bucólica

Wish: El poder de los deseos está ambientada en Rosas, una isla ficticia situada frente a España. Así que hay una fuerte influencia de nuestra cultura en la cinta: desde sonidos como castañuelas o toques flamencos que se oyen en la musicalización de la banda sonora hasta referentes mucho más obvios como los arquitectónicos de Castilla y la cuenca sur.

La multiculturalidad del Mediterráneo y de un crisol de culturas como es la Penísnsula Inérica se antoja ideal para el desarrollo de la narración.

Además de esto, encontramos también un elemento clave: el tratamiento de la imagen. El "look acuarela" es una manera más de retrotraerse a algunos de los primeros proyectos del estudio como Blancanieves o Pinocho que le sienta de maravilla y le da una calidez y un toque distintivo muy especial.

Se ha buscado premeditadamente crear una película atemporal, sin complicaciones pero con el fuerte sello de las señas de identidad de Disney, de tal manera que es fácil que envejezca bien.

La combinación de nuevas técnicas con la animación más artesanal funciona de lujo así como la galería de personajes, estereotipados pero funcionales, teniendo en cuenta la franja de edad a la que se dirige la cinta.

Wish: El poder de los deseos es ante todo una película de celebración emocional que, además de articularse como un cuento de hadas condensa muchísimas referencias a todo el background de Disney Animation Studios y los valores a los que apela desde siempre: la belleza, la alegría, la esperanza, la amistad...

Es una carta de amor abierta a su recorrido y sus highlights, así que lo mejor es ir al cine a verla dejando salir a nuestro niño interior y dejándolo abrazar el festín de música y color.