Crítica de Platónico: se reabre el debate sobre la amistad entre hombres y mujeres en la crisis de los 40

Solemos recalcar que Apple TV+ se ha convertido, de alguna forma, en una superpotencia en materia de ciencia-ficción, pero la plataforma cuenta en su catálogo también con un bien nutrido apartado de comedias televisivas entre las que podemos contar Mythic Quest, The Afterparty, Terapia sin filtro, Hermanas hasta la muerte o, por supuesto, la joya de la corona: Ted Lasso, entre otras.

A todas ellas se une Platónico (Platonic), creada, dirigida y escrita por Nick Stoller y Francesca Delbanco que vuelven a reunir a Rose Byrne y Seth Rogen, con quienes habían trabajado en Malditos vecinos y su secuela. Ambos son productores ejecutivos, además de protagonistas y hacen gala de la maravillosa química que hay entre ellos, aunque sea por simple contraste.

La serie consta de 10 episodios de media hora de duración, muy asequibles para un visionado rápido y divertido. El 24 de mayo se han estrenado los tres primeros y el resto irán llegando a razón de uno nuevo cada miércoles hasta completar la emisión el próximo 12 de julio.

Platónico vuelve a abrir el melón de las relaciones entre adultos, como lo ha hecho recientemente Fleishman está en apuros: ¿pueden un hombre y una mujer heterosexuales ser amigos después de los 40 sin que haya una atracción mutua que desemboque en algo más?

Sylvia y Will eran inseparables hasta que él se emparejó con una mujer a la que ella no soportaba y cortó los lazos con él. Muchos años después, cuando Sylvia se entera de su ruptura, decide retomar el contacto pronto vuelven a su dinámica anterior de amistad con hilarantes resultados porque sus momentos vitales no pueden ser más distintos.

Mientras que Sylvia intenta reingresar en el circuito laboral tras un largo parón para cuidar a sus tres hijos y volcarse en la carrera de su marido, Will es el maestro cervecero de un negocio local que tiene en propiedad con un amigo y con el hermano de su exmujer, lo que da lugar a toda clase de problemas.

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Motes, códigos internos y trastadas de colegas

Platónico pone bajo la lupa a las personas de mediana edad que están pasando por una crisis existencial.

Tienen mucha vida por delante pero también dificultades para disfrutarla a tope: muchas responsabilidades, la sensación de haber renunciado a ciertas experiencias en por de tener hijos, la inseguridad ante los retos no experimentados y hasta la dificultad de encontrar tiempo para el autocuidado.

La cuarentena (lo sabe bien quien escribe estas líneas), es una verdadera put*** porque es el momento en el que te das cuenta de que te toca atravesar el desierto en relativa soledad: no eres ni joven, ni viejo, pero se presupone que tienes las cosa claras y has tenido tiempo de crear un proyecto de vida, cierta "hoja de ruta" para guiarte hacia tus metas.

Pero, no nos engañemos, también necesitas apoyos: personas con las que ser tú mismo, que no te juzguen y te den alas para disfrutar, reír, planificar y "salirte del tiesto". La relación de Sylvia y Will es positiva para ambos en el sentido de que se ayudan y motivan para salir de dinámicas tóxicas autoafirmándose, pero no deja de ser también absorbente y conflictiva de cara al resto.

A nivel argumental y por el desarrollo de los guiones, la verdad es que Platónico funciona bien y será muy fácil para alguien en un momento similar identificarse con los protagonistas sin perder del foco la diversión.

La serie consigue mantenerse firme en su propuesta de humor ligero y cómplice sin caer ni en el dramatismo ni en los clichés de la comedia romántica que resultan tan facilones como manoseados ya.

Así que, en conjunto, muy buenas noticias: tanto el formato como las interpretaciones y las situaciones en las que se ven envueltos los protagonistas están plenamente destinados a hacer pasar un buen rato a la audiencia. Y da en el blanco.