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Crítica de Rebel Moon (Parte dos): La guerrera que deja marcas, ya disponible en Netflix

Rebel Moon (Parte 2): La guerrera que deja marcas

Crítica de Rebel Moon (Parte dos): La guerrera que deja marcas, el episodio bisagra de la trilogía de Zack Snyder a lo Star Wars pero de calificación R.

Apenas cuatro meses después de Rebel Moon Parte 1: La niña de fuego, la plataforma de streaming Netflix ha lanzado Rebel Moon Parte 2: La guerrera que deja marcas, su secuela directa que se desarrolla acto seguido, sin solución de continuidad y en la que Zack Snyder ya declaró que trataría de "arreglar" algunos de los problemas que se le achacaron de forma persistente a su primera película.

Uno de ellos, por ejemplo, el escaso desarrollo de los numerosos personajes que se fueron uniendo en una suerte de "superliga" para enfrentarse al poder tiránico de Mundo Madre (lo que podríamos llamar el Imperio galáctico) defendiendo la colonia de Veldt pero también qué fue lo que le sucedió a la familia real y en concreto a la princesa Issa, a la que el androide James estaba llamado a proteger.

Las bases quedaron establecidas en su día, con bandos perfectamente delimitados y épicas batallas en el horizonte, pero por desgracia volvemos a encontrarnos un batiburrillo estilístico sin originalidad, elegancia ni gracia alguna y con un paupérrimo sentido del ritmo.

Una narración descompensada con una primera hora bastante aburrida, una tonelada de acción después y un tercio final donde al fin engancha pero que en suma nos deja con la sensación de volver a la casilla de salida, con un conteo de muertes que suma unas cuantas víctimas más.

El primer acto de pereza de Rebel Moon 2 es el de recuperar al personaje de Atticus Noble (interpretado con solvencia por Ed Skrein) reiterando la misma amenaza e imponiendo un plazo para su desembarco de cinco días, a lo largo de los cuales se recogerá la cosecha y se ideará una resistencia numantina. La suspensión de la incredulidad, va ya implícita desde el arranque. 

 

Los famosos ralentizados de Zack Snyder alcanzan ya la cima del exceso por el abuso continuado de su uso: con fines dramáticos, para aumentar la epicidad, recrearse en la belleza, remarcar un momento álgido o... porque sí. 

En general, hay mucho "porque sí" en esta propuesta. Es la única manera de explicar que los malos sean tan malos, o que decidan llevar a cabo sus perversos planes de utilizar a Arthelais (AKA Kora) como cabeza de turco al ritmo de violines. El que debería ser el flashback más relevante de la película es uno de lo más ridículos por su puesta en escena, caracterizaciones y falta de lógica.

Rebel Moon Parte 2 La guerrera que deja marcas

Netflix

Como decíamos, la acción tarda en arrancar cerca de una hora y toda esa primera parte de la película se dedica a flashbacks más o menos desafortunados que vienen a completar lo agujeros que había en la trama narrando las historias de origen de los personajes del "supergrupo".

Salvo honrosas excepciones, todo es paja que aporta poco a la construcción de la trama porque, si bien es importante conocer las motivaciones de los personajes, es bastante naif considerar que puedes construirlos ¡tan tarde! en base a historias casi clónicas relatadas una tras otra.

En lugar de encontrar una forma orgánica de inroducir estos incisos en la narración, se meten de golpe yuxtapuestos haciendo difícil que podamos empatizar con los personajes y desarrollar un vínculo emocional relevante... pero es que tampoco están bien trabajadas las relaciones entre ellos: cada uno viene de mundos tan distintos entre sí que resulta una extraña ensalada sin un aliño unificador.

Rebel Moon Parte 2 La guerrera que deja marcas

Netflix

Ésta es en general la impresión que da también la dirección artística y el vestuario de la película. Si los ojos se nos llenan de detalles en películas tan bien articuladas como Dune y su secuela, Dune: Parte 2, con Rebel Moon nos situamos en las antípodas.

No hay una concepción de estilo que le dé coherencia a lo que vemos más allá del saqueo de otras franquicias mezclado sin ton ni son y con unos efectos especiales que tampoco acompañan. 

Por lo demás estamos ante un episodio bisagra de manual que curiosamente cuenta con los ingredientes propios de un planteamiento más que de un desarrollo por aquello de tener que maniobrar para corregir los problemas de la Parte 1. 

Da la sensación de hacer la moviola para poner los engranajes en su sitio a lo largo de sus 122 minutos de metraje, pero no los vemos ponerse en realidad en marcha: la nueva misión se esboza en los últimos cinco minutos y el "jefe final", el regente Balisarius, se relega para la Parte 3. Y ninguna de las dos cosas es en verdad una sorpresa.

Un punto débil más es la repetitiva y casi podríamos decir mezquina forma que tiene la película de subrayarle al espectador cómo se debe sentir en cada momento. No basta con un maniqueismo de una simpleza alarmante sino que la banda sonora se termina convirtiendo en una verdadera tortura con sus piezas de coros como salmos.

Siempre nos quedará la entereza de una Sofia Boutella colosal, que defiende su papel con uñas y dientes demostrando un verdadero talento para sobreponerse a un guión, vamos a decirlo ya, que deja mucho que desear y no se lo pone nada fácil.

VALORACIÓN:

Zack Snyder consigue con esta segunda entrega hundirse un poco más en su ambición: lleva su estilo a la autoparodia y teje un episodio bisagra que da la sensación de dejarnos en la casilla de salida en su desenlace.

LO MEJOR:

Sofia Boutella vuelve a demostrar que es capaz de poner en pie un personaje protagonista carismático (a pesar de un guión que poco le favorece).

LO PEOR:

Es una película totalmente descompensada con una primera mitad aburrida y una segunda megalómana. Como la primera, es un pastiche de otras obras.
Hobby

45

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