Crítica de El Rey del Invierno: el mito del Rey Arturo nos deja tan fríos como el temporal

El mito del Rey Arturo regresa a casa por Navidad como un libro de tapa dura y desgastada: El Rey del Invierno, la serie de MGM+ ya tiene disponible su primer episodio en la plataforma de Movistar+.

La serie se estrenaba internacionalmente el pasado mes de agosto, pero hemos tenido que esperar hasta el cierre del año para poder echarle el guante en nuestro país. De hecho, sólo está disponible el primer episodio en el momento en que escribimos estas líneas; el resto de la serie, a razón de 50 minutos por capítulo, llegarán semanalmente.

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El Rey del Invierno está basada en la trilogía original del popular Bernard Cornwell Crónicas del señor de la guerra, una saga de finales de los 90 que renovaba la visión del mito artúrico por una más terrenal y plausible en la que la magia queda a merced de la imaginación de sus lectores.

Viendo el éxito de Netflix con The Last Kingdom, también basado en las novelas de Cornwell, bien merece la pena un visionado para ver si estamos ante una nueva gallina de los huevos de oro británica.

Así pues, este relato nos ofrece una visión más histórica y menos fantástica de la Edad Oscura en Gran Bretaña basándose en la leyenda de Arturo Pendragón. Pongamos entre alfileres lo de "histórica" dadas las conjeturas que existen sobre la existencia del mito, por supuesto.

Tan frío como el invierno

Iain de Caestecker (Agentes de SHIELD) es el legendario Arturo, el hijo bastardo de Uther Pendragón (Eddie Marsan, de Ray Donovan), Rey Supremo de Dumnonia. Un hombre leal, valiente y generoso cuya única preocupación es el futuro del reino y sus gentes.

El primer episodio arranca con una arquetípica declaración de intenciones: los británicos están ahogados bajo los constantes ataques de los sajones, y Uther acaba de perder a su hijo y legítimo heredero al trono en una refriega en la que participaba Arturo.

Descargando toda su ira, Arturo recibe una brutal paliza por parte de su padre y es desterrado a petición de Merlín (Nathaniel Martello-White) a cambio de evitar su ejecución. El Rey del Invierno nos avisa: la serie tendrá sangre, crudeza y caminará con los pies en la tierra, que fue el emblema de su material de partida.

Ocho años después del destierro de Arturo, los reyes tribales siguen manteniendo constantes discusiones entre ellos, lo que facilita el asedio de los sajones ante su división. 

Para la narración de la serie, Ávalon se convierte en el epicentro de la actividad con Merlín como su líder pagano; es el consejero de Uther, el mentor de Arturo, el maestro de Nimue (Ellie James) y el sanador de Derfel Cadarn (Stuart Campbell). 

En las novelas, Derfel es el protagonista que va narrando los hechos tras haber acompañado a Arturo en la forja de su leyenda. Aquí, sin embargo, la serie opta por una perspectiva coral presentando en su primer episodio a los personajes que mencionamos en el anterior párrafo que también liderarán la trama.

Y ese es, a grandes rasgos, el resumen del piloto de la serie: es una presentación de personajes casi teatral. Los guionistas han tenido que reducir el volumen expositivo de las novelas de Cornwell, pero nos han dejado con un primer episodio tan pesado como toda la primera edición del volumen original en tapa dura en una báscula.

La sucesión de presentaciones constantes terminan siendo agotadoras hasta el desenlace final en el que Merlín decide ir a buscar a Arturo para que salve al reino de la inmovilidad y la falta de inteligencia estratégica de Uther.

Entre leyendas y polémicas

Sí, Merlín está interpretado por Nathaniel Martello-White, un actor británico de raíces africanas. Una de las licencias de la serie respecto a los libros, que se despega de la versión barbuda y encanecida clásica del personaje.

No seré yo quien dé lecciones de población de la Britania del siglo V, que estaba tan llena de mestizos por las previas prácticas esclavistas romanas como toda Europa; ¿de verdad nos preocupa a estas alturas de la película —o de la serie, mejor dicho— el origen racial de un personaje ficticio?

El verdadero problema de Merlín no está en su color de piel, sino en su representación casi moderna que se despega de toda la verosimilitud que impone la serie. Es un druida resabiado y respetado alrededor del que todos revolotean, incluyendo a Uther; no encaja con el perfil casi juvenil que han elegido, a pesar del trabajo aceptable de su intérprete.

El enfoque de El Rey del Invierno sobre lo que previamente se había representado como místico también permite una visión más pragmática de la historia, dejando la responsabilidad bélica y la diplomacia en las manos del hombre en lugar de en la magia.

La historia enmarca el abismo creciente entre la defensa apasionada de Merlín y Nimue de las viejas costumbres paganas frente al auge del cristianismo y su control sobre la tierra de manera imparcial.

El planteamiento, una vez más, tiene posibilidades; la ejecución se aleja de aprovecharlas. El guion es tedioso y pesado, con pocas notas dulces para el espectador que tendrá que dejar pasar los episodios a la espera de algún incidente que los despierte en sus sofás.

Conclusión

El Rey del Invierno es una representación más terrenal y política del mito del Rey Arturo para enfangarse en la Edad Oscura de Britania. Este concepto no evita que represente a la leyenda de una forma casi mesiánica, pero sí limita la magia a una interpretación personal como también hizo Cornwell en sus novelas.

A pesar de su presupuesto, alejado de las barbaridades con las que suelen gozar este tipo de producciones, apunta maneras en sus ideas con un diseño de producción y escenografías bien trabajados... aunque también con poca frescura en su ejecución. 

Quiere apoyarse en el carisma de la traición y la política como tan bien explotó Juego de Tronos, pero no ofrece ni la suficiente dimensión narrativa de sus personajes ni un conflicto original. Es una opción para los amantes de la leyenda del Rey Arturo y sólo una más para los que disfruten de una  historia medieval poco inspirada.