Crítica de Reza, obedece, mata (Knutby), una serie documental true crime ya disponible en HBO

Reza, obedece, mata nos transporta a Suecia para hablarnos de uno de los crímenes más mediáticos y conocidos del país: el sucedido en una pequeña localidad llamada Knutby en la que una pequeña congregación pentecostal fue paulatinamente radicalizándose.

El escándalo salió a la luz a raíz de asesinato de Alexandra Fossmo, esposa de uno de los pastores más relevantes del grupo, Helge Fossmo y hermana de la líder principal, además del intento de asesinato de Daniel Linde, otro miembro que vivía a escasos metros de su casa.

A pesar de presentarse como cristianos evangélicos y estudiosos de la Biblia, actuaban como una secta que creía que Jesucristo regresaría a la Tierra para desposarse con Åsa Waldau, conocida por el apodo de "la novia de Cristo", su cabecilla y guía espiritual.

En nombre de dicha gesta se cometieron toda clase de abusos en el seno de la congregación: desde la clásica separación de las familias hasta las asignaciones de parejas o las relaciones sexuales justificadas como parte de una batalla por el advenimiento de Cristo, por no hablar de toda clase de maltratos y vejaciones. 

Las investigaciones iniciales que se muestran en Reza, obedece, mata dejaron entrever que había un muro de silencio entre los miembros de la comunidad y nunca llegaron a esclarecerse por completo ni las circunstancias reales del asesinato y la tentativa de asesinato ni quiénes estuvieron detrás de estos hechos, más allá de la perpetradora confesa, Sara Svensson, y el que se supone que fue su principal instigador, Helge Fossmo por medio el reenvío de SMS en los que la animaba a cometer el crimen en nombre de Dios. 

Tras bucear durante años en los datos arrojados por los teléfonos móviles de los principales implicados y tratar de aclarar lo sucedido, dos investigadores independientes han conseguido acceder a los protagonistas de esta rocambolesca historia, que se va complicando episodio a episodio, entrevistándolos para que den su propia versión, mientras que otras personas han preferido mantenerse al margen. También han accedido a material clasificado que pone de manifiesto los puntos débiles de la instrucción previa al juicio.

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Reza, obedece, mata toca distintos palos: por una parte la obediencia al líder y cómo determinados individuos consiguen ejercer una influencia tan fuerte entre sus seguidores que consiguen anular su ego, su voluntad e incluso retorcer sus valores... al más puro estilo Charles Manson.

Por otra, el hecho de que, en nombre de la religión y sus supuestamente espirituales fines, se comentan crímenes sexuales, extorsiones y otras tropelías. Recordemos que estamos hablando de Suecia y de la década del 2000 (las últimas imágenes del documental han sido tomadas a comienzos de 2021, de hecho), así que no tenemos que retrotraernos demasiado en el tiempo ni volver la vista a países pobres o en desarrollo, sino que en lo que llamamos el primer mundo, pueden estar sucediendo cosas así siempre y cuando no caiga el espeso telón del silencio de este tipo de comunidades.

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Reza, obedece, mata es prolija en detalles y exhaustiva al punto de recuperar la cinta en la que se recoge la peculiar recreación del asesinato, completamente guionizada y sin valor alguno como documento de investigación o de realizar simulaciones del disparo para comprender la distancia de tiro.

Consigue no caer en el morbo gratuito a pesar de valerse de dramatizaciones para ilustrar determinados pasajes. La utilización de una maqueta para mostrar la comunidad de Knutby es muy interesante ya que es la metáfora perfecta de un microcosmos que parece gobernado por una voluntad ajena, en este caso, los ojos y los oídos de una líder inmisericorde y casi omnipresente en las vidas de los miembros de la comunidad.

“Dónde se encuentra la verdad”, “Morir no es tan malo”, “Las puertas del infierno”, “La mano de Dios”, “No tengas miedo a acercarte” y “El Dios malvado de Knutby”, son escalofriantes títulos de los seis episodios de aproximadamente 50 minutos de duración que componen este peculiar y desconcertante documental, que no consigue hallar respuesta para todas las preguntas que se plantea.

Eso sí, tiene ocasión de mostrar a algunos exmiembros de esta secta tras su disolución hablando de la forma en la que intentaban razonar y digerir las dinámicas en las que estuvieron implicados durante años (algo similar a lo que vimos en la imprescindible El Palmar de Troya). Ésta es quizás la parte más valiosa del documental, ya que permite ver un rayo de esperanza: es posible salir de algo así, aunque por desgracia no todo el mundo lo consigue y no todo el que lo hace vuelve a ser dueño de su vida.