Crítica de El robo del siglo, un thriller basado en hechos reales que supera la ficción

Hoy se estrena en España, ¡al fin! la película El robo del siglo tras su accidentado paso por la cartelera argentina antes del “apagón” propiciado por la pandemia de COVID-19 que hizo que se interrumpiera su fulgurante éxito de recaudación (dos millones de dólares y un estreno solo por detrás de Futbolín la convertían en la reina de la taquilla).

Clausuró el Festival de Málaga de 2020 con una cálida acogida y ahora este thriller basado en hechos reales estará disponible para el gran púbico en nuestro país. Lo bueno es que la espera ha merecido la pena y que, os lo aseguramos, si no conocéis esta historia, encontraréis todo ese halo romántico que envuelve un atraco con corazón y que puede recordaros a cintas previas como La odisea de los giles.

El robo del siglo, película que no debéis confundir con la serie de Netflix de exacto título, nos lleva a conocer los entresijos del asalto a la sucursal del Banco Río de Acassuso en el año 2006 que de alguna forma marcó época inspirando después otros atracos similares y sirviendo incluso de germen para la aclamada serie La casa de papel.

Los dos ideólogos detrás del delito fueron Fernando Araujo, interpretado en la ficción por Diego Peretti y Marito Vittete, alias "el hombre del traje gris" a quien da vida el magnético Guillermo Francella. Gran parte del atractivo de esta película está fundamentado en lo que tiene de buddy movie entre ambos dado que sus personalidades son diametralmente opuestas. Araujo actuó como cerebro del grupo con una motivación próxima al anarquismo. Era un artista plástico habituado a fumar marihuana y por tanto bastante bohemio. Vittete era considerado por el contrario un profesional, un embaucador encantador y era todo elegancia con su cabello peinado hacia atrás y su indumentaria impecable.

Otro de los puntos fuertes de El robo del siglo es su diseño de producción, que ha intentado ser lo más fiel posible a los hechos narrados, rodando incluso en las localizaciones originales (incluyendo el desagüe que utilizarían los atracadores para tratar de huir).

En este sentido merece mucho la pena que permanezcáis en la sala hasta el mismísimo final dado que los créditos finales muestran imágenes de los hechos, incluyendo fotografías del mensaje que dejaron los atracadores, de las armas que utilizaron y del desenlace de los acontecimientos que, obviamente, no os vamos a revelar para que podáis disfrutar de la cinta como se merece.

Como curiosidad, comentar asimismo que es importante comprender la idiosincrasia de los personajes y sus motivaciones para cometer el atraco en una nación que, recordemos, venía de haber padecido el famoso "corralito". Es en especial relevante la relación de Vittete con su hija, a quien da vida en la ficción la propia hija del actor Guillermo Francella, Johanna Francella.

El robo del siglo no es una película perfecta, también tenemos que señalarlo, dado que tiene un cambio de tono que hace que el tramo final se alargue en exceso. Mientras que la preparación del robo y el golpe en sí avanzan con gran ritmo presentando a los personajes poco a poco, su función y especialización en cada área y llevando muy bien el compás de la narración, la escapada y las consecuencias posteriores se desenvuelven de una forma mucho más pausada y adquiriendo un tono más serio en el tercer acto.

Hasta tal punto es así que parece que hay dos historias dentro de una: por una parte, lo que podríamos llamar un "atraco justo", en el que no se busca hacer daño a las personas vulnerables sino al sistema y por otra, toca poner los pies en la tierra para alcanzar temas más profundos que atañen a la intimidad de los personajes y a las consecuencias de sus actos. Y es aquí donde la narración pierde algo de fuerza, porque el cambio se antoja demasiado afectado. Es probable que tenga su origen en que la película quiere ser divertida y entretenida pero sin llegar a alabar o justificar un delito. Empatizar con los ladrones sí, pero cuidándose mucho de caer en la apología de lo que queda fuera de la ley.

En resumidas cuentas, El robo del sigloes una película muy disfrutable que cuenta con grandes interpretaciones y una reconstrucción bastante fiel a lo ocurrido. Un thriller con un puntito de la vieja escuela dirigido con eficiencia por Ariel Winograd al que quizás le falta rematar con mayor contundencia, pero que no por ello deja de ser recomendable.