Crítica de Serrines, madera de actor: Los Tocino como alter ego de Los Serrano

Un cuñado de tomo y lomo quiere recuperar la antigua gloria que le dio la serie que lo mandó al estrellato en España, Los Tocino. Serrines, madera de actor es la nueva serie de Prime Video protagonizada por Antonio Resines.

Todo parecido con la realidad es mera casualidad. O no. Antonio Resines se lanza al ruedo con una serie que respira como una autoparodia, ficcionada en formato de docu-reality y con guiños tan evidentes a su carrera y a la profesión que el gancho ya está servido.

Serrines, madera de actor está dirigida por Jaime Botella (Señoras del (h)AMPA o Aquí Paz y después Gloria) y el reparto lo completan Jorge Sanz, que de esto sabe un rato con la notable ¿Qué fue de Jorge Sanz? de David Trueba, Lucía de la Fuente, Marta Flich, María Morales o Jaime Pujol, entre otros.

Un proyecto que ha sufrido incluso un recorte de intenciones a la todavía más exagerada versión inicial en la que Antonio Resines se autoparodia a sí mismo para ofrecer a un personaje que quiere representar al cuñadismo español.

Ahora necesitamos un capítulo real de Los Tocino

Antonio Serrines —el nombre que deja poco lugar a la imaginación— nunca ha tenido el respaldo de la crítica ni el prestigio que le gustaría en la industria. Tampoco el respeto de sus compañeros de profesión. Pero tiene una nueva oportunidad: el reboot de Los Tocino.

Pero como Serrines hace honor a su apellido con lo que tiene en la sesera, decide bajarse del proyecto cuando ya había firmado para la grabación de un docu-reality que sigue su vida para promocionar el lanzamiento del reboot. Resultado: menos prestigio y un cámara pegado a él por contrato para hacer las veces de falso documental.

La serie es pura exageración de lo absurdo, como habréis podido intuir con el último título que señala de forma inequívoca a Los Serrano. Con cierta sorna hacia lo casposo, pero sumergida en un humor que sólo está preparado para la generación del propio Resines.

Porque es él en estado puro. En un constante sketch de La Resistencia. Con la sensación palpitante de que, en cualquier momento, romperán la cuarta pared con risas dada la tan excesiva teatralización y representación física e incluso mímica del humor con el que rodean la trama.

Y esta es, de hecho, la parte que puede convertir: es Antonio Resines haciendo y diciendo barbaridades. Desde pintarse de negro para una prueba de personaje hasta insultar sin un solo pelo en la lengua a todo el que se cruce con su opinión. Porque, como el propio actor ha reconocido en una entrevista, "es imposible que haya alguien tan subnormal como Serrines".

Ahora bien, ¿es suficiente para hacer comedia en 2024? Como decía unos párrafos atrás, lo es para la generación del actor. Cuanto más baje la cifra de esa generación, menos cabida va a tener Serrines. Porque todo se siente añejo; incluso en el disparate, que llegará a sentirse burdo vestido de irreverente.

En los límites del cringe

Si algo hace la serie es reírse de sí misma. Igual que lo hace Antonio Resines, que vuelve a tirar de todo su arquetípico manierismo que le granjeó la popularidad de Los Serrano. Son sus tablas y su carisma los que consiguen que la serie tenga más recorrido del que augura el piloto.

No hace mal a nadie, pero tampoco tiene nada de fresco ni especial. Es un gran sketch, una broma que se dilata durante ocho episodios que apenas llegan a la media hora de duración y con bastantes problemas de montaje para trabajar en ese formato de falso documental.

Su dardo de sátira quiere apuntar a la exageración snob y la mamarrachería de nuestra sociedad, ridiculizándolos hasta los límites del «cringe» que nos llevarán a tener la mano en la cara durante gran parte de su metraje.

Puede ser el objetivo de Serrines, madera de actor. Apoyado en la química de Resines con Jorge Sanz, tenemos una serie que señala de forma desvergonzada a esa artificial mirada de los que sólo buscan el prestigio y las palmas en la industria.

Y esto es por buscarle un sentido más lógico y sesudo a una trama que nos dejará tan fríos como la temporada de invierno en la que estamos enfangados. Porque Resines nos puede caer bien a muchos, pero la tirada del chiste de bar tiene poco recorrido en 2024.