Crítica Servant temporada 2: una irregular montaña rusa de emociones paranormales

Como una última broma macabra más de la serie, el último capítulo de Servant Temporada 2 se aireó el pasado día del padre: ¿qué mejor chiste para cerrar la segunda temporada de una serie que gira en torno a unos padres que han perdido a su hijo pequeño y que, por circunstancias difícilmente explicables, acaba cobrando vida a través de un muñeco reborn y una misteriosa niñera?

Si la primera temporada de Servant terminó hace algo más de un año con un cliffhanger desgarrador, con la desaparición de la niñera Leanne Grayson y el pequeño Jericho (de nuevo, un muñeco sin vida), la segunda temporada comienza apenas instantes después, con los padres del pequeño poniéndose en marcha para intentar recuperarlo. De hecho, os hablamos en su día del episodio 1 de la temporada 2.

De hecho, la recuperación del bebé es el eje motor de esta segunda temporada, pero, como vamos a ver en esta crítica de Servant Temporada 2, la forma de afrontar esta nueva tanda de episodios es bastante menos ordenada, lógica y cautivadora, al menos para mi paladar, de lo que fue la primera temporada. 

Y es que Servant sigue siendo una serie tremendamente tramposa, incluso más en esta segunda temporada, al omitir detalles y hacer que los personajes se comporten de manera poco justificable para que la trama pueda avanzar. Ya está confirmada una tercera temporada por parte de Apple, y Shyamalan ha afirmando que la historia completa requeriría 40 capítulos... aunque a fecha actual no está confirmada una temporada 4. Veremos si con los 10-20 restantes consiguen enderezar esto...

Dicho esto, si comulgas con ruedas de molino y pasas por el aro, la montaña rusa de sensaciones está garantizada... aunque repetimos, tendrás que dejar pasar "ciertos temas" que carecen de toda lógica. Incluso Sean, que parece el más "cuerdo", muchas veces traspasa esa barrer que te hará decirte "no entiendo porqué lo está haciendo". No hablamos del componente paranormal, sino de lo más mundano que una pareja convencional como la de la serie discutiría. Pero bueno, es ficción.

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Aunque pases por alto estos defectos (no queremos entrar en detalle, pero es casi todo lo relativo a las relaciones entre los personajes principales y como afrontan ciertas situaciones), esta montaña rusa que se va construyendo poco a poco deja la sensación de que algo más de la mitad de la temporada es pura paja para coger inercia de cara al climax final. No está desarrollada con demasiado acierto.

Los primeros capítulos se centran en la búsqueda de Leanne, y cómo sortean las preguntas incómodas de la policía y eliminan todo posible rastro del niño para no levantar sospechas (recordemos, la policía sabe que el niño está muerto). Se explotan algunos recursos de la primera temporada que gustaron, como seguir las andanzas de algunos personajes a través de lo que ven por su cámara de su móvil...

Pero la colección de situaciones que propone resulta menos creíble en su conjunto, y en general, más "tontorronas". Sirva como ejemplo la forma en que intentan descubrir si Leanne está dentro de una casa ayudando a otra familia: no se les ocurre otra cosa que crear un falso negocio, una pizzería (aprovechando que Sean es cocinero), llenar el barrio de publicidad y esperar a que les llamen de esa casa para que uno de ellos entre y ver si Leanne está dentro.

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Pues así, más o menos, es todo en esta segunda temporada... Como si se hubieran agarrado a las primeras ideas felices en lugar de haber ofrecido una trama mejor hilvanada y rematada. La idea principal la tienen clara, el cómo llegar a ella, no tanto, y es ahí donde falla esta segunda temporada. Tranquilos, que no reventaremos nada más: sólo diremos que es muy probable que en algunas escenas digáis "qué narices están haciendo estos dos" (o tres), porque hay un puñado de cosas sin sentido. 

Eso no impide que haya momentos brillantes y situaciones que remiten a clasicazos como Misery, pero que no terminan de culminar porque los personajes protagonistas van dando bandazos, a menudo sin demasiado sentido, según les dicta el guión y acaban por dejan la sensación de que ningún episodio es tan redondo como los de la primera temporada. La madre está trastornada, y con motivo, pero el resto de personajes a menudo parece que también por su comportamiento.

No quiere decir esto que las actuaciones no sean sobresalientes, empezando por la destrozada Dorothy (Lauren Ambrose, A dos metros bajo tierra), que consigue transmitir el dolor de una madre que lucha por recuperar a su pequeño, y siguiendo por Sean (Toby Kebbell, al que recordaréis por el episodio de la grabación de recuerdos de la primera temporada de Black Mirror), padre y chef de pequeño, sin olvidar a Julian, el tío de Jericho y hermano de Dorothy, a quien da vida excepcionalmente Rupert Grint, el pelirrojo Ron de Harry Potter, que aquí lleva aún más lejos a un personaje sin escrúpulos.

Al problema se suma que va dejando un reguero de cabos sueltos, sin explicar, y eso tampoco ayuda a que el espectador perciba la serie como un "todo" más cerrado u ordenado. Sirva como ejemplo el caserón donde vive la familia de Jericho, que ayuda a que el ambiente de la serie sea inquietante, tiene un problema en su sótano desde que llega Leanne, pero tras dos temporadas sigue sin aclararse, y que relación tiene con la niñera. La casa se agrieta, ¿pero por qué y a causa de qué?

Muchos de los personajes que marcaron la primera temporada, como el destartalado tío George de la secta "la iglesia de los pequeños santos", regresan en esta segunda temporada de Servant. Y aunque tienen sus destellos y momentos, cuando desaparecen de escena vuelve a quedar la sensación de que no están aprovechados por completo, con algunas escenas bastante simplonas y sin terminar de cerrar sus historias. ¿Quizá porque en el futuro sabremos más de ellos? ¿O no?

Como decimos, hay numerosos momentos que bien por impactar, bien porque no saben por dónde llevar la historia, te dejarán preguntándote qué demonios están haciendo con la temporada 2 de Servant. Parte del misterio, de la angustia, de la tensión de la primera temporada parece haberse diluido, e incluso hay escenas que buscan más la vis cómica de la serie. Es una sensación extraña, pero más de la mitad de la segunda temporada parece "otra cosa".

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Sigue habiendo flashbacks para ahondar en las motivaciones y tormentos de los protagonistas, referencias a vídeos VHS que nos cuentan más sobre la secta y los rituales que practican y otros elementos que ayudan un poco a dar forma a este caos y la historia que subyace. Pero es complicado quitarse la sensación de que dos terceras partes de la temporada 2 parecen alejarse del estilo narrativo de la primera tanda de episodios de Servant. 

La situación se endereza con los 3 últimos episodios, que sin duda vuelven a poner la serie en el camino correcto, y sin duda son lo mejor de Servant temporada 2. Mención especial para la tía Josephine del último capítulo, enlutada y con velo, que protagoniza los momentos más tensos y bestias de toda la temporada, y que devuelve la esperanza en lo que la serie puede llegar a ser. Lástima que llegue tan tarde.

Lo que es innegable es que a pesar del arranque mejorable, el final de Servant temporada 2 consigue enderezar el rumbo y deja con ganas de más. Porque, a pesar de todo lo negativo que hemos dicho, esa es una de las principales fortalezas de Servant, y casi todo lo que toca Shyamalan: sabe cómo dejarte con ganas de más, aunque aquí haya más cosas que puedan no terminar de convencer.

Quizá sean las actuaciones de los protagonistas (insisto, el tío George se come la pantalla cada vez que aparece en escena), puede ser el mero hecho de saber qué ha pasado con pequeño Jericho o simplemente seguir descubriendo esa angustiosa y, por momentos, lúgubre mansión... pero la serie tiene algo que engancha, y que hace que sea difícil dejar de verla.

Los valores de producción de Servant Temporada 2 siguen siendo muy, muy elevados, y desde el punto de vista técnico, de la fotografía y la puesta en escena, la serie es una auténtica delicia... si te van las casas inquietantes, claro. Sigue habiendo planos imposibles, en los que la mansión, incluido su deslabazado desván, son un personaje más que añade ese plus de intriga y tensión a todo lo que pasa.

Pero como decimos, es una lástima que los primeros compases de esta segunda temporada de Servant no hayan sido un poco más afortunados, porque su trama y universo tiene muchísimo potencial, aun con todos sus defectos.

De lo que no nos cabe la menor duda es que Servant, aun con sus aspectos mejorables, no está teniendo la repercusión que merece por ser exclusiva de Apple TV+, dado que los números de suscripción deben ser bastante bajos en comparación con colosos como Netflix, Disney+, Amazon o HBO.

Sólo por la temática y su cuidada producción, Servant estaría haciendo bastante más ruido en cualquier otra plataforma, porque como hemos dicho, aún con sus miserias, tiene una capacidad para enganchar al espectador digna de aplauso. Sólo esperamos que, de cara a la tercera temporada, se cuiden más los personajes y situaciones, porque potencial tiene, y mucho.