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Crítica de Sweet Tooth: El niño ciervo, temporada 2, que ha regresado a Netflix

Sweet Tooth

La temporada de Sweet Tooth: El niño ciervo ya está disponible en Netflix. Una segunda entrega que combina muy bien la aventura infantil con el drama postapocalíptico lleno de complejas y profundas lecturas.

Sentirse diferente a los demás puede ser una experiencia desafiante y solitaria. Es fácil notarse fuera de lugar cuando no encajas con las normas y expectativas sociales, pero esto puede llevar a la ansiedad y a la depresión, dos de los grandes males de nuestro tiempo en la actualidad. A pesar de estar “rodeados” en las redes sociales, nos sentimos más solos que nunca.

Las dificultades que enfrenta un individuo que se siente diferente pueden manifestarse en muchas áreas de su vida. Si nadie nos acepta como somos, la soledad, la alienación y el aislamiento no tardan en llamar a nuestra puerta. Nos sentimos marginados e incomprendidos. El animal social que habita en nuestro interior se confunde y desorienta.

Sin embargo, ser diferente también puede ser una oportunidad para crecer y aprender a aceptarse a uno mismo. Aceptar nuestras diferencias y encontrar nuestro lugar en el mundo puede ser un proceso desafiante, pero también puede ser extremadamente gratificante. 

En última instancia, lo que importa es aprender a amarnos y aceptarnos a nosotros mismos, y encontrar a quienes sean capaces de hacerlo también. Como dijo Margaret Mead: “Recuerda siempre que eres absolutamente único, al igual que todos los demás”.

La primera temporada de Sweet Tooth: El niño ciervo, la adaptación televisiva de la magnífica novela gráfica de Jeff Lemire, abordó de manera consciente todo esto. Si la obra original ya era una mezcla entre X-Men y The Last of Us, la segunda temporada de Netflix ha puesto la directa hacia la oscuridad.

Esta distopía pandémica tiene un punto de partida extraordinariamente familiar, y la naturaleza fabulística de la primera entrega posibilitó aún más la profundización de determinados elementos narrativos que hacían posible la inmersión más allá del rango de edad. Era fácil sentir empatía por estos extraños seres, mitad hombre, mitad animal. Eran como nosotros, pero “especiales”.

Un equilibrio perfecto entre drama y aventuras, entre lo adulto y lo infantil, entre lo oscuro y lo inocente

La historia nos dejó a Gus a mediados de su odisea americana, en busca de su madre. Este muchacho con orejas, cornamenta y habilidades de ciervo estaba cruzando una América devastada para encontrar a su progenitora. Pero, a menudo, la realidad suele ser decepcionante, y la verdad tiende a doler más que las balas.

Tras descubrir que había sido creado en un laboratorio y podría acabar siendo la clave de una cura para todos los “enfermos” (los paralelismos con la historia de Joel y Ellie en Naughty Dog son demasiado evidentes), ahora tocaba escapar de la cárcel y seguir lidiando con el precio que se paga cuando uno es diferente a los demás, cuando es el clavo ardiendo sobre el que se sostiene el odio.

Sorprendentemente, a pesar de la elevación del tono de oscuridad y la evidente necesidad que tenía la trama de avanzar hacia un destino mucho más perturbador de lo imaginado, los primeros compases de la temporada 2 de Sweet Tooth: El niño ciervo en Netflix tienen mucho más de aventura infantil/juvenil que de drama distópico y postapocalíptico.

Sin embargo, cuando dejas de lado a los niños híbridos y pasamos a los adultos humanos, las reglas del juego cambian. La lectura sobre el daño de la humanidad hacia la naturaleza o todas esas miserias sociales asociadas al racismo, la xenofobia, el odio y el miedo trascienden más allá de la pantalla y nos obligan a reflexionar sobre el mundo que nos rodea.

Sweet Tooth El niño ciervo temporada 2

Netflix

Afortunadamente, la narrativa no necesita abusar de la sobreexposición ni la redundancia para fortalecer sus muros, y las tramas pendientes de la primera temporada, como la de Singh, se entrelazan con los nuevos planteamientos narrativos para ofrecernos nuevas pistas acerca de la pandemia, el virus, el universo al que pertenece Sweet Tooth y otros misterios.

Por el lado de los humanos, Big Man se asocia con Aimee y esta unión insospechada conviene como punto álgido en cuanto a drama, pues la culpabilidad y la pérdida son dos poderosos sentimientos que no solo conmueven al espectador, sino que también golpean el alma de ambos personajes, juntos pero perdidos en los cajones del pasado.

Gracias a ellos, en esta segunda temporada de Sweet Tooth: El niño ciervo, la serie de Netflix expone sin paliativos la vida más allá del conflicto. ¿Cómo vive el resto del mundo, el que es ajeno a la historia? Por lo visto, ha cogido la autopista de la ignorancia y prefiere vivir escondida de la realidad que asola el mundo. Un claro caso de “con tal de que no toquen lo mío…”.

A fin de cuentas, el miserable tiene poco que perder, pero tiene algo. Una casa, un coche, una familia que alimentar, un pasatiempo. Todos parecen indiferentes a ese virus asesino que sigue suelto y está diezmando la población. Das la espalda a la realidad y sigues viviendo con los ojos cerrados. Es como soñar, pero con un puntito extra de cobardía.

En resumidas cuentas, los nuevos episodios de Sweet Tooth en Netflix han logrado un equilibrio perfecto entre la aventura juvenil de los jóvenes protagonistas y el complejo drama humano que trasciende de una narrativa como esta, sostenido en parte por los adultos y los humanos. Todo, sin perder de vista la fábula de la ficción ni su material original.

 

Quizás no llegue a provocar la misma sensación de realidad asfixiante que genera The Last of Us, pero la serie de Netflix no reniega en ningún momento de moralejas y lecturas que podemos implementar en nuestro mundo, y otorga a la inocencia de la infancia un poderoso y fascinante lugar que grita a los espectadores: somos niños, pero no ciegos.

VALORACIÓN:

La temporada 2 de 'Sweet Tooth: El niño ciervo' va un paso más allá y ofrece una fascinante reflexión de nuestro mundo a través de un prisma que se mece entre lo adulto y lo infantil, entre lo oscuro y inocente, entre lo real y lo ficticio. Mejora la primera entrega y cierra tramas pendientes.

LO MEJOR:

El fascinante equilibrio de tonos, entre lo infantil y lo adulto, lo oscuro y lo inocente.

LO PEOR:

Nos hemos quedado con ganas de más.
Hobby

85

Muy bueno

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Etiquetas: Netflix