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Crítica de la temporada 2 de los Bridgerton: toneladas de pelucones, flores y empalagosos romances

Los Bridgerton

¡Tenéis una nueva cita con los cotilleos de Lady Whistledown! Crítica de la segunda temporada de Los Bridgerton, la producción de Shondaland para Netflix de estreno el 25 de marzo.

Parece que fue ayer, pero han pasado dos años desde que vio la luz en Netflix la primera temporada de Los Bridgertongenerando posiciones encontradas entre los críticos pero también mucha conversación en redes sociales y suponiendo, por tanto, un pelotazo para la plataforma de streaming.

De aquellos barros estos lodos: se estrecharon los lazos con la productora Shondaland (de la creadora y exshowrunner de Anatomía de GreyShonda Rhimes) y se renovó no solo por una segunda temporada (la que nos ocupa hoy) sino también por una tercera y cuarta.

Esto supone la garantización de la continuidad de la adaptación de la saga literaria de Julia Quinn titulada "Bridgerton" y por tanto un paso firme para asegurar que este universo ficcional tendrá una extensión en el tiempo. Ahora estamos ante la versión seriéfila del segundo volumen: "El vizconde que me amó" y no, Regé-Jean Page no regresa como el duque de Hastings.

Como ya os dijimos en su momento, esto es un culebrón de época que no aspira a ser fiel a la Historia. Siguen siendo habituales las licencias estéticas de todo tipo que se saltan a la torera no solo los usos y costumbres sino también las premisas más básicas de verosimilitud en una narración que, se supone, transcurre en el Periodo de Regencia inglesa (aproximadamente por tanto sobre 1820).

Ahora que no nos pilla de nuevas la ecléctica puesta en escena y han dejado de impactarnos los abundantes anacronismos que hacen que sea imposible sentirse ni por un segundo en el Londres del siglo XIX, cobra todavía más relevancia la falta de sustancia de un guión perezoso que no tiene apenas nada que contar.

Los Bridgerton

Con Daphne ya convertida en duquesa y madre, la atención de la nueva temporada de cortejos se desplaza a su hermano Anthoby, el primogénito de los Bridgerton, obsesionado con honrar a su familia contrayendo nupcias con una mujer ideal que sea la esposa de sus sueños, a pesar de que no medie amor entre ellos,

Cuando ya parece imposible que vaya a aparecer en escena una candidata acorde a sus inalcanzables expectativas, Anthony conoce a las hermanas Edwina y Kate Sharma, que se presentan en sociedad bajo la protección de Lady Danbury.

La primera cautiva la atención de la reina y se convierte por tanto en el blanco de las miradas de Anthony, pero tendrá que pasar el filtro de su exigente hermana, algo complicado dada su fama de libertino.

Esta segunda temporada, compuesta por ocho episodios que rozan o superan la hora de duración, se hace especialmente larga dado que desarrolla un nuevo romance tormentoso (y muy similar al de la primera temporada) en el que las piezas se mueven demasiado despacio y hay un exceso de confianza en tensión sexual entre Jonathan Bailey y Simone Ashley.

Es indudable que tienen química en pantalla, pero se abusa tanto del "sí, pero no" que el juego termina por cansar. Entre tanto, como ya es de imaginar, en Los Bridgerton 2 no faltan los pomposos decorados, los salones recargados, las fiestas galantes y muchos, muchos colorines.

Visitaremos lujosas haciendas, las carreras de Ascot, una montería y tantos bailes saturados de flores de plástico que es fácil perder la cuenta. 

En verdad el esfuerzo del departamento de vestuario es tan mastodóntico que merecería una tesis doctoral.

Cierto es que va completamente por libre mezclando estilos a su antojo, pero no es por ello menos reseñable el recital de costura que hay detrás de la confección de los mil y un modelitos que se lucen en pantalla. Y dado que los diálogos no dan mucho de sí, es uno de los puntos de disfrute inapelables.

Los Bridgerton
Netflix

La segunda temporada de Los Bridgerton sigue también ahondando en las dificultades de Lady Whistledown para mantenerse en el anonimato y en algunas subtramas que no terminan de resolverse por completo, como la necesidad de independencia de Eloise (muy desaprovechado su arco narrativo) o  el futuro de los otros dos hermanos de Anthony, ambos en busca de su propio camino.

Sí hay una indagación en el pasado de la familia y ciertos tramas que derivan en obsesiones que a la postre actúan como gatillo para espolear la historia y ver el lado más humano de personajes algo ásperos, pero se antoja también un recurso algo manido. 

La serie sigue lastrada por los mismos problemas que la temporada precedente: la idealización del amor romántico, un dudoso feminismo que casa a puñetazos con la sociedad que pretende servir de inspiración y todas las contradicciones del mundo respecto a la inclusión social que redunda en una glorificación clasista en la que la máxima aspiración es pertenecer al teatrillo de la clase alta.

En fin, a modo de placer culpable, la temporada 2 de los Bridgerton puede funcionarles a quienes les gustó la primera: es como entrar en una tienda de repostería que darse un atracón de muffins atiborrados de colorante alimentario... Te deja al borde del coma diabético, pero si sobrevives, "que te quiten lo bailao".

VALORACIÓN:

La nueva temporada de Los Bridgerton desplaza el foco al vizconde Anthony y nos trae una nueva historia que sigue al pie de la letra la fórmula del éxito de la anterior. Tiene los mismos defectos y virtudes.

LO MEJOR:

Satisfará a aquellos a quienes les gustó la primera temporada de la serie porque es básicamente más de lo mismo.

LO PEOR:

Estira taaanto el chicle que para cuando llega a la resolución la audiencia está al borde del coma diabético. ¡Qué serie más empalagosa!
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