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Crítica de la temporada 5 de Élite: una fórmula más quemada que una cerilla y morbo a borbotones

Élite 5

Crítica de Élite 5, el regreso de una de las series más polémicas y esperadas de Netflix de estreno el 8 de abril.

Ocho nuevos episodios componen la quinta temporada de Élite, de lejos la más difícil de justificar por su escaso argumento y su reincidencia en los problemas de las anteriores. La serie se empeña en repetir la fórmula de plantear un misterio que se desgaja en los instantes finales de los episodios rellenando el resto del tiempo con bacanales que son como "fiestas de carnavales de pijos". 

No lo decimos nosotros, lo dice uno de los nuevos personajes que aterriza en esta nueva temporada en la "serie madre", aunque ya había debutado en una de esas "historias breves" que han servido de enlace entre la temporada 4 de la serie y ésta. 

En este sentido, un breve apunte: no es imprescindible haberlas visto para hincarle el diente a la temporada 5 de Élite, aunque sí recomendable dado que desarrollan a algunos de los personajes principales que van a mover las principales líneas argumentales. Son tres: "Patrick", "Samuel y Omar" y "Phillipe, Caye y Felipe".

De dónde venimos

La quinta temporada de Élite sigue desarrollando la historia que quedó a medias al final de la cuarta. Es decir que habrá consecuencias para aquello que hicieron Guzmán, Samuel y Rebe. Tras la terrible fiesta de Nochevieja, el secreto de la muerte de Armando amenazará la estabilidad de los implicados

Rebeca estará en medio de una fase de autodescubrimiento, mientras Omar intentará superar la ausencia de Ander manteniendo habituales encuentros sexuales con Patrick, sin más pretensiones, hasta que llega un nuevo estudiante que le roba la atención.

En el instituto, Phillipe responderá a la acusación sobre abusos sexuales, Benjamín intentará mantener el control del centro tensando la relación con los alumnos mediante la imposición de medidas cada vez más restrictivas, Mencía estará en el punto de mira por su pasado con Armando y el cóctel lo agitarán las nuevas incorporaciones, que pondrán patas arriba la relación de Samuel y Ari.

Élite temporada 5

Carne... ¿fresca?

Dado que parece que la serie se mueve en un bucle infinito de crímenes cada vez más surrealistas, encubrimientos, cadáveres abandonados y operaciones de la Guardia Civil que se parecen más a las investigaciones del FBI (pero en cutre, porque en cualquier taquilla del instituto puede haber una prueba incriminatoria sin que muevan un dedo por descubrirla), es el reparto lo que aporta alicientes.

O al menos, debería... solo que los nuevos terminan pareciendo iteraciones de otros personajes que ya hemos visto antes. Un buen ejemplo es Isadora (Valentina Zenere), la nueva influencer petarda que buscará conquistar a Phillipe (Pol Granch) pero que de forma inevitable recuerda a Lu (Danna Paola) en su manera de hablar y en la definición de su rol como "mala que termina teniendo corazón".

Los mensajes que lanza Élite también resultan de lo más confusos debido a un guión errático y muchas veces sin sentido. Para muestra un botón: también se incorpora a Las Encinas Iván (André Lamoglia), el hijo del futbolista más famoso del mundo, que jugará al despiste con Patrick (Manu Ríos) y con su hermana Ari (Carla Díaz).

Se supone que una de sus funciones (más allá de protagonizar un montón de secuencias subidas de tono), es enarbolar una crítica a la homofobia o incluso a los prejuicios acerca de la homosexualidad, la bisexualidad o la libertad sexual, en último término. Pero cualquier profundidad parece ridícula en una serie tan frívola y superficial donde cada reivindicación suena a chiste.

En su afán por alimentar el morbo, Élite 5 no se contenta con los triángulos amorosos de turno (que también los hay) sino que se decide por incorporar más y más vértices sexuales, a veces tan gratuitos o ilógicos que realmente se lo pone difícil al espectador... y a los personajes. En verdad se aprecia un esfuerzo de los intérpretes por defender ciertas líneas de diálogo que rayan en lo ridículo.

Pero lo más insatisfactorio de lejos son dos cuestiones: la ingente cantidad de relleno que no aporta nada de nada y los cabos sueltos. Se presentan personajes de los que luego se olvidan como Bilal (Adam Nourou) y a otros se hace referencia sin que haya más consecuencias como es el caso de Guzmán o de Ander.

Se echa en falta, en general, el carisma de los personajes de las primeras temporadas y también un poco de coherencia en la historia. La trama avanza a bandazos inconsistentes y llega un punto en el que da la sensación de que "todo vale".

Ni que decir tiene que la temporada acaba en cliffhanger de cara a la temporada 6, que se confirmó antes del lanzamiento de esta quinta... y esperemos que sea la última si no se innova un poco en la estructura y en la calidad del guión.

VALORACIÓN:

La nueva temporada de Élite tiene complejo de tiovivo: es como dar vueltas en círculo una y otra vez alrededor de los mismos personajes o de otros nuevos que suplen a los anteriores en papeles similares. Menuda pérdida de tiempo.

LO MEJOR:

El homenaje a Almodóvar... se les ha colado algo medianamente artístico en el guión no sabemos si producto de un error o qué.

LO PEOR:

Lo ridícula que es cualquier reivindicación contra los abusos sexuales en una serie tan frívola, morbosa y carente de realismo.
Hobby

50

Regular

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Etiquetas: Netflix