Tras unos años dedicándose en exclusiva a la dirección de documentales como Sacromonte, los sabios de la tribu, Droga oral y Rol & Rol, Chus Gutiérrez, especialmente prolífica en ese género vuelve al terreno de la ficción con Sin ti no puedo, un thriller coescrito por Frank Ariza (El Continental) y Alicia Luna (Te doy mis ojos).

Se trata de una coproducción hispano-mexicana que cuenta en su reparto con dos de las estrellas televisivas más reconocibles del otro lado del charco como son Maite Perroni (Rebelde) y Mauricio Ochmann (El señor de los cielos). Por el lado patrio encontramos a Alfonso Bassave, Pedro Casablanc (El arma del engaño), Elena Irureta (Patria) y Rubén Ochandiano, entre otros.

La historia nos lleva a conocer a una pareja sumida en una crisis: David es un empresario de éxito y su novio Álex es un atractivo y disputado monitor de gimnasio. Llegado el momento se plantean ser padres pero no se ponen de acuerdo en la fórmula más apropiada.

Mientras se plantean la gestación subrogada o la adopción, reaparece en sus vidas Blanca, la hermana de David que fue acusada de haber causado un grave incendio en el que fallecieron sus padres y por el que ha pagado con seis años de cárcel.

A la de por sí tensa situación se unen las oscuras intenciones de Blanca, cuyo habitual consumo de drogas en el pasado se plantea como una seria amenaza para la estabilidad familiar. Dispuesta a cualquier cosa para limpiar su nombre y acceder a su parte de la herencia, Blanca va a suponer un tsunami en las vidas de David y Álex.

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La larga sombra de los clichés

Al guión de Sin ti no puedo le pesan demasiado algunas alforjas gestadas a lo largo de mucho tiempo en la ficción audiovisual: tenemos el tópico del gay promiscuo, por ejemplo, o el de los progenitores sobreprotectores e intolerantes.

Todo eso podría llegar a funcionar, aunque fuera a fuerza de costumbre, si al menos la historia fuera original o sorprendente, pero por desgracia no es así. A medio camino entre el culebrón de tintes eróticos (con largas secuencias morbosas que no aportan nada a nivel argumental) y el género del suspense, el resultado final es muy justito.

La película discurre en dos planos temporales: la actualidad y un pasado en principio lleno de enigmas que vamos desvelando a medida que retrocedemos en el tiempo vía flashbacks para tratar de recomponer el puzle.

Varios problemas en este punto: ni el casting es acertado (cuesta hasta saber quién es quién en las versiones jóvenes de escaso parecido con los adultos) ni encontramos la suficiente tensión narrativa como para sostener el misterio durante demasiado tiempo. A pesar de su escasa duración (apenas hora y media), se dilata tanto la presentación de los personajes que es fácil anticipar el final.

Por lo demás, poco que reprocharle a la puesta en escena, la foto o cualquiera de los aspectos que atañen a la puesta en escena, sobre todo teniendo en cuenta que los apartados técnicos están cubiertos por grandes profesionales como el director de fotografía Javier Salmones, la directora de arte Clara Ibarrola o la maquilladora ganadora de un Goya Sylvie Imbert.

Los mayores "peros" que se le pueden poner a la película provienen del libreto y de la poco acertada dirección de actores, que a veces dan la sensación de estar haciendo un verdadero esfuerzo por no salirse del papel, habida cuenta de los bandazos que da la historia y que comprometen la composición de los personajes. 

Para más INRI en la salida no es que no caiga de pie, sino que tropieza de forma estrepitosa. La que estaba llamada a ser la imagen más potente de la película en el desenlace se torna forzada y casi ridícula. La incoherencia es tal que, después de haber visto Sin ti no puedo, seguimos preguntándonos qué es lo que quería contarnos esta historia. Cuesta hasta articular un resumen cogruente.