Crítica de Veronika: Noir nórdico que ya conoces sin haberlo visto

¿Qué puedes hacer cuando tu propia mente parece engañarte, pero podría estar guiándote hacia un asesino en serie? Ese es el planteamiento de Veronika, la nueva serie sueca que se estrena este viernes 22 de marzo en SkyShowtime y que va a contarnos una historia que ya hemos visto cientos de veces.

Después de una interminable cabecera, la última plataforma en subirse al redil del streaming de contenidos nos presenta un thriller nórdico en toda regla: parajes fríos, tonalidades azuladas genuinamente lúgubres y personajes estoicos cortados por el mismo fragmento de hielo.

La premiada Alexandra Rapaport es Veronika, una agente de policía con una problemática adicción a las pastillas y los antipsicóticos. Sobre todo cuando se le empiezan a aparecer niños muertos, que no es plato de buen gusto. Y sí, Veronika llega al mismo razonamiento que tú: está perdiendo la cabeza.

Un valle complejo el de las alucinaciones. Más cuando eres policía. Redoble para cuando empiezan a sucederse asesinatos que, de una u otra forma, parecen tener relación con tus visiones. A partir de ahí entrará el juego de entender qué es verdad, qué no y, sobre todo, porqué.

La estructura de la serie no se sale de la norma y su evolución sigue la misma dinámica a la que parecemos condenados para la eternidad en cualquiera de las plataformas existentes o de las que están por venir. Porque seguiremos pagando suscripciones, pero del bucle interminable del thriller policíaco no se sale.

Pero no voy a ser yo el que niegue la mayor; por mucho que podamos verla una y otra vez, no hay nada particularmente malo en ella. Es el caso de Veronika: una serie con una buena fotografía, una buena dirección y un buen reparto que sucumbirá paradójicamente a nuestro olvido.

La serie sigue la tendencia de este «noir» nórdico policíaco que ya hemos visto en Puños de hielo, Deadwind o Zona fronteriza: realista, seco, despojado de diálogos y con una clara vocación por lo que cuentan sus imágenes.

Rasgos que se complementan como miel sobre hojuelas con su temática paranormal, que, una vez más, presenta de la forma más directa y desprovista de artificio posible. Con tintes de The Sinner; macerándose a fuego lento y permitiendo que sus escenas se desarrollen en un vaivén de ligereza y violencia cruda como una hoja mecida por un vendaval. 

Todos sabemos sobre la norma no escrita de la policía sobre asesinos en serie: están deseando ser capturados y dejan pistas para demostrar su inteligencia. Los espectadores vamos por los mismos derroteros y queremos ser los primeros en descubrir el pastel antes de su desenlace.

En Veronika se irán dejando migas de pan episodio tras episodio. Como esta historia ya os decía que la conocemos, su estructura es prácticamente cristalina y, si estamos espabilados, podremos dárnoslas de listillos sabiendo su resolución con demasiada previsión. Entonces sólo quedará el viaje para justificar el visionado.

Aquí es donde el arte y la imaginación pueden hacer que tu obra aporte un nuevo matiz a un plato típico de la gastronomía de contenidos. Como los particulares manierismos de Joaquin Phoenix o Cillian «en boca de todos» Murphy; encontrar ese tropo que eleve la historia para no quedar en el menospreciado cajón de lo común.

La serie de SkyShowtime quiere hacer de lo paranormal y de las visiones de su protagonista su propuesta original, encapsulándola en una notable producción a todos los efectos. Pero, aunque tiene un apreciable potencial visual, es difícil que destaque más allá de sus fronteras.

No voy a hacer a Veronika culpable del tsunami de series al que nos tenemos que enfrentar. La serie tiene todas las casillas marcadas para señalar un buen trabajo. Es un thriller nórdico apetecible, disfrutable y más que pulcramente ejecutado. Y eso no evitará que acabes olvidándolo más pronto que tarde, aunque siga sin ser su culpa.