Crítica de Willow, la secuela de la película en forma de serie que no consigue invocar su magia

Si has crecido en los años 90 puede que, como quien escribe estas líneas, hayas visto en innumerables ocasiones la película Willow, dirigida por Ron Howard, al punto de saberte de memoria los diálogos y disfrutar una y otra vez de su humor ingenuo y su tono de aventura épica.

Esta película vio la luz en las navidades de 1988 y se convirtió en un clásico de las fechas, junto con otras películas de género como Legend, La princesa prometida o Dentro del laberinto.

Ahora Lucasfilm ha vuelto a retomar a los personajes que nos presentaron hace 34 años: tenemos de vuelta a Warwick Davis en el rol de Willow Ufgood y a Joanne Whalley regresando como una Shorsha mucho más madura y madre de dos hijos: la princesa Kit y el príncipe Airk.

A pesar de que Val Kilmer nunca se ha sentido especialmente orgulloso de su participación en determinados éxitos de taquilla como Willow (podeís comprobarlo viendo el documental Val en FilmIn), sí que habría retomado el papel de Madmartigan, algo que fue imposible al final por las restricciones del COVID-19 y su diagnóstico de cáncer de garganta que le llevó a perder la voz. 

Mientras esto pudo solventarse para que participara en Top Gun: Maverick, en el caso de esta serie, solo se alude al personaje y se deja su futuro en suspenso, pensando quizás en una segunda temporada en la que sí podría incorporarse.

Si lo recordáis bien, la producción original nos narraba el viaje iniciático de un aspirante a mago del pueblo de Nelwyn que se hacía cargo de un precioso bebé (es increíble el registro de expresiones faciales del retoño escogido para encarnar a la elegida, Elora Danan) destinada a unir los reinos para combatir al mal y desterrar las fuerzas de la oscuridad.

A quien le preocupe no tener fresca la película, puede irse relajando porque de hecho la serie arranca con un pequeño resumen narrado por Shorsha en el que cuenta no solo cómo vencieron a la reina Bavmorda, sino cómo poco después decidieron proteger a Elora criándola sin saber quién era en previsión de un resurgir de las fuerzas malvadas.

De forma adicional, quien necesite una composición de lugar para no perderse, puede acudir a nuestra guía de los personajes de la serie Willow.

La serie afronta dos grandes retos: por una parte, expandir el universo ya conocido pero contando con una potencia tecnológica para crear los efectos especiales que a finales de los 80 no podía ni llegar a soñarse.

Así, los efectos digitales se integran con técnicas algo más artesanales de modo tal que tenemos criaturas fantásticas y una plasmación visual de la magia muy potente.

Contribuye sobremanera a crear momentos álgidos la banda sonora de Xander Rodzinski y James Newton Howard que se valen de las composiciones de la película de James Horner (con las BSO de pelis Titanic o Braveheart a las espaldas) cuyos temas instrumentales todavía son capaces de ponernos los pelos de punta.

Un tímido arranque para una serie que podría aspirar a más

El segundo reto es el de actualizar la trama que, por su propia naturaleza, planteaba grandes dificultades. Tradicionalmente la fantasía épica casa regular con la igualdad de género pero si encima los mensajes se insertan con calzador y con nuevos personajes planos y hasta antipáticos, resulta aún más desconcertante.

Si uno de los valores de Willow era esa ingenuidad de la que os hablábamos al comienzo que hizo que se convirtiera en un hit familiar, el exceso de conciencia de sí misma de la serie es un lastre para disfrutar de las aventuras y el exiguo sentido del humor que exhibe, no funciona.

Hay huevos de Pascua a lo largo de los ocho episodios, de unos 45-50 minutos de duración, que nos traen buenos recuerdos a los espectadores, aunque también habrá quien pase mucho tiempo tratando de hilar lo que vio con lo que ve.

Más allá de eso, mucho palique y poca acción. Bien rodada, pero a destiempo y sin nada que verdaderamente nos haga quedarnos boquiabiertos... como la erupción de Los anillos de poder o la refriega de dragones en La casa del dragón. En este sentido, otras plataformas le han comido la tostada a Disney+ arriesgando más a nivel presupuestario y en intensidad emocional.

Además aquí la pesada mochila del espectador en lo que a visionados se refiere, lastra la experiencia. Lo que observábamos atónitos hace más de tres décadas ahora tendría que ser un espectáculo grandioso para causar una impresión siquiera similar.

En resumidas cuentas, si Willow es una de vuestras películas favoritas, la serie es candidata a removeros las entrañas por las razones equivocadas. El joven elenco y su enfoque ultramoderno tratará de llevar la historia a nuevas audiencias y ahí es donde veremos si consigue alzarse con éxito con los jóvenes de hoy. Los demás esperábamos algo más fiel al espíritu de la peli original.