Crítica de Zombieland 2: Mata y remata, una secuela muy digna

¿Una secuela que ha tardado una década en salir a la luz y que mantiene a los cuatro actores protagonistas en su elenco? Sí, Zombieland 2: Mata y remata (2019) no ha roto algún récord, ni mal ni bien. Y es que, diez años después de despedir a Tallahassee (Woody Harrelson), Columbus (Jesse Eisenberg), Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin) en ese universo post-apocalíptico zombie en clave de humor, ahora el director Ruben Fleischer nos ha traído una secuela muy digna, a la altura de su predecesora y que va a satisfacer completamente las necesidades de comedia zombie que muchos fans tenían.

Ruben Fleischer venía de hacer Venom (2018) para el Spiderverso cuando se ha encontrado de nuevo con la secuela de un mundo que conoce bastante bien, ya que fue él quien dirigió la primera entrega, Bienvenidos a Zombieland (2009), de la que recientemente hicimos un recordatorio a nuestros lectores de cara al estreno de la segunda parte. Esta vez, Paul Wernick y Rhett Reese, guionistas de la franquicia de Deadpool, no han sido los encargados de elaborar el guion, sino que ha repetido Reese junto a Dave Callaham y el propio Fleischer. No obstante, la diferencia es apenas visible ya que Zombieland 2: Mata y remata mantiene intacta la esencia de la franquicia y no pierde de vista en ningún momento a qué saga pertenece y qué quiere ver el público con esta película.

El mantenimiento y respeto a la esencia de la franquicia

Una de las grandes dudas que había en el aire entre los fans era si la esencia de la franquicia, después de 10 años de diferencia, iba a mantenerse intacta. Como muchos sabéis, el humor y la manera de aproximarse al público cambia cada pocos años y Zombieland 2: Mata y remata se enfrentaba al paso del tiempo. Sin embargo, nada parece haber cambiado. La secuela de la franquicia zombie ha mantenido esa esencia que le hizo triunfar hace una década y ha sabido rodear el tic tac del reloj para hacer exactamente lo mismo que hizo en el pasado: una gamberrada irónica, plagada de humor negro y de escenas estúpidas que deleitarán a todos los fans de la primera.

Ruben Fleischer no ha querido cambiar absolutamente nada de aquello que hizo grande a la franquicia y el ejercicio de guion de Rhett Reese junto al propio director y Dave Callaham ha servido para tener de vuelta a unos personajes fascinantes que siguen haciéndose grandes en esta secuela. Zombieland 2: Mata y remata es consciente de que es una secuela, pero no quiere tomarse a sí misma como tal. Un acierto enorme cuando te das cuenta de que habrá pasado una década entre película y película, y que tanto ellos como nosotros somos 10 años más viejos, pero seguimos disfrutando exactamente de aquello que nos hizo disfrutar hace tiempo. Éxito rotundo en ese sentido.

Los personajes

Si hay algo verdaderamente sorprendente es que ninguno de los personajes que estuvo en la primera película desaparece en esta secuela. De verdad, no sabéis lo afortunados que somos de tener a los cuatro protagonistas de vuelta en la segunda parte. Es una de las mayores fortalezas de Zombieland 2: Mata y remata y se explica muy fácilmente: los cuatro son increíbles. Sin embargo, también creemos que no han querido arriesgar con alguno de ellos. La única que verdaderamente da un paso adelante como personaje es Little Rock, con una Abigail Breslin que parece ser la única que ha cambiado físicamente en estos 10 años, ya que los demás apenas tienen cambios aparentes.

La relación entre Little Rock y Tallahassee mantiene esa orientación paternofilial y se mueve en el sentido de las agujas del reloj, con paciencia y coherencia, buscando siempre el gag furioso de un Woody Harrelson tremendo, repitiendo un papel que bordó a las mil maravillas y que vuelve a bordar aquí con una facilidad suprema. La relación paternofilial avanza conforme Little Rock amplia su universo, mientras Columbus y Wichita tienen que hacer frente a la rutina, el tedio y el hastío de un mundo tan pequeño que no parece dejarte avanzar... Hasta que avanza. Todo esto, por supuesto, bañado con humor, con gamberradas y con matanzas zombies.

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En Zombieland 2: Mata y remata, pues, tenemos dos horizontes muy marcados: por un lado, la relación entre Tallahassee y Little Rock; y, por otro, la de Columbus y Wichita. Pero ¿cómo forzar la cuerda para generar la suficiente tensión que provoque una historia? Muy fácil: añadir personajes nuevos. En primer lugar, la divertidísima Zoey Dutch (Vampire Academy), Madison, un principio de alivio cómico estúpido y manido que, gracias a la interpretación de la actriz y a los momentos que ofrece, se acaba convirtiendo en el mejor personaje de los dos primeros tercios de película. Y, en segundo lugar, el insoportable personaje de Berkeley caracterizado por el joven Avan Jogia (Now Apocalypse), quien provoca grandiosas escenas de un Tallahassee rabioso y sin correa. Por supuesto, hay sorpresas. ¡Y muy divertidas!

La acción es mucho más grande y mejor

A pesar de que Zombieland 2: Mata y remata repite la fórmula y esta fórmula vuelve a funcionar a la perfección, lo cierto es que hay una mejora considerable y muy evidente con respecto a la primera película. Y esa mejora es la acción. Las escenas de acción en esta secuela son mucho más grandes y mejores que en su predecesora. Esta mejoría no es sólo cortesía de un Ruben Fleischer que ha metido mano de por medio a un blockbuster de la talla de Venom, sino al incremento del presupuesto de producción del filme. Sony Pictures Entertainment invirtió un total de 23.6 millones de dólares en Bienvenidos a Zombieland, cosechando más de 100 millones de dólares en taquilla; sin embargo, el estudio decidió incrementar el presupuesto de cara a la secuela y ha llegado a superar los 40 millones de dólares para la producción.

En ese sentido, Zombieland 2: Mata y remata cumple con las expectativas tanto en materia de humor como en materia de personajes, pero incluye ese valor añadido de escenas de acción más grandes y mejores. Y decimos "valor añadido" porque no son escenas de acción con perspectiva de relleno, para hacer más grande el metraje y el espectáculo cinematográfico, sino que son escenas de acción con valor, completamente justificadas y muy bien llevadas a cabo, especialmente ese plano secuencia que va a dejar a más de uno con la boca abierta.

Los puntos débiles

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. La secuela post-apocalíptica zombie sí peca de una debilidad que suelen tener casi todas las secuelas de franquicias cinematográficas. Sí, estamos hablando del "factor sorpresa"; y sí, sabemos que es injusto incluirlo dentro de la crítica porque va ligado intrínsecamente a la existencia de la propia secuela, pero consideramos que es un detalle a tener en cuenta a la hora de ir a la sala de cine a disfrutar de Zombieland 2: Mata y remata. Este universo ya existe, ya lo hemos visto, ya nos ha sorprendido y nos ha cautivado. Y por eso estamos aquí de nuevo, en este mundo, en este apocalipsis zombie. Así que, ¡tenedlo en cuenta!

Por otro lado, también creemos que esta segunda parte, a diferencia de la primera, ha abusado del humor para hacer funcionar el guion en determinados momentos. Hablamos de gags que, aparentemente, no van a ningún lado y se hacen eternos o se cierran de tal manera que no parece tener sentido pero es una conveniencia para la trama. Estos pequeños detalles, irrelevantes en el conjunto de la película, son uno de los pocos puntos débiles que tiene la secuela.

En resumen, Zombieland 2: Double Tap es súper recomendable para todos aquellos que disfrutaron de la primera película y se enamoraron de los personajes protagonistas. En un principio, puede parecer una secuela innecesaria, pero os prometemos que no es así. A los personajes les cuesta crecer por miedo a romper la magia de la franquicia, pero lo acaban haciendo y lo hacen de una manera que nos encanta. Si dejamos de lado la pérdida del "factor sorpresa" y los gags a conveniencia, esta secuela es digna, muy digna sucesora de su madre. Y, maldita sea, ¡nosotros también queremos unos Twinkies!