Resumen y crítica de La casa del dragón 1x02 "The Rogue Prince"

Superado el primer impacto de regresar al universo ficcional de Juego de tronos, La casa del dragón tiene que seguir demostrando semana a semana que tiene la capacidad de encandilar al público con sus intrigas políticas, las relaciones de sus personajes y las tensiones en torno al poder.

La primera piedra parecía bastante sólida planteando el problema de la sucesión al trono de hierro en tiempos de Viserys Targaryen y recuperando una ambientación y elementos narrativos muy continuistas respecto a la "serie madre".

A partir de este punto, encontraréisspoilers de La casa del dragón 1x02, escrito por Ryan Condal y dirigido por Greg Yaitanes (Castle Rock, The Twilight Zone). 

"The Rogue Prince", de duración ligeramente inferior al episodio inaugural de la serie titulado "The Heirs of the Dragon", comienza mostrando el destino de los barcos de Corlys Velaryon, asaltados y destrozados para dar después de comer los cadáveres de sus tripulantes a los cangrejos. 

Apenas un tiempo después del nombramiento oficial de Rhaenyra como sucesora de Viserys, los problemas se precipitan. Su decisión se concibe más como un castigo a Daemon que como una decisión sopesada y meditada que pueda mantenerse en el tiempo. 

Cuando Corlys acude al consejo real para reclamar medios para recuperar su poder en los Peldaños de Piedra, encuentra la oposición del rey y Rhaenyra propone enviar a los dragones, pero la política de su padre es mucho más conservadora rechazando un enfrentamiento con las Ciudades Libres y la relegan a escoger a un comandante entre varios caballeros de las casas más importantes. 

Llama su atención Criston Cole, a quien escoge incluso saltándose el protocolo para comentar algunas de sus gestas, incluyendo las del último torneo. Entre tanto, el rey, que se hirió un dedo de la mano con una arista del trono, recibe tratamiento para no perder el dedo.

Lord Corlys y Rhaenys (alias "la reina que no fue") le proponen a Viserys que una las casas Targaryen y Velaryon con un nuevo matrimonio con su hija Laena abriendo de nuevo la posibilidad de engendrar un heredero varón legítimo. Sin embargo, pronto esa posibilidad queda ensombrecida por la lógica: se trata de una niña de doce años, demasiado joven.

Pronto el consejo tiene que reunirse de forma urgente, dado que se da la voz de alarma ante un robo: Daemon ha huido llevándose consigo un dragón y un huevo de dragón. Jactándose de su fechoría deja una nota en la que anuncia que volverá a casarse en dos días con Lady Mysaria, su amante, a quien conoció en un prostíbulo y que hace las veces de su confidente.

Ella podría engendrar un heredero al trono en caso de que Daemon recuperara el favor del rey a quien reta a acudir a la boda. Otto Hightower se apresura a calificar la afrenta como disidencia y el rey anuncia que irá a enfrentarse a él, pero su mano le impide hacerlo.

Otto le dice que sería poner el poder en peligro y que irá el mismo. Antes de partir le recuerda a su hija Alicent que visite de nuevo al rey, a quien ella, poco a poco, ha ido ganándose en secreto. 

Cuando Otto y un grupo de veinte hombres de la guardia real comandados por Criston Cole se encaran a Viserys, éste está muy seguro de sí mismos y los reta a atacar pero repentinamente, emergiendo de entre las nubes, aparece Rhaenyra a lomos de un dragón.

Ella le pide que devuelva lo que ha robado y se repliegue. También le dice que es la heredera y que si tanto ansía el trono la puede matar. Sin embargo Rhaenyra ni siquiera ha llegado a la mayoría de edad y él no tiene intención de herirla.

Daemon cede y le da el huevo de dragón antes de volver sobre sus pasos. Mysaria no está embarazada, esto era un farol de Daemon para visibilizar la debilidad de Viserys y de sus decisiones. Así que esto precipita su próxima decisión: aunque Rhaenyra ha conseguido su objetivo sin derramamientos de sangre, ha actuado por su cuenta y sin el beneplácito de su rey.

De modo tal que Viserys decide contraer matrimonio de nuevo, pero no con Laena Velaryon, sino con Alicent Hightower. También anuncia que las nupcias tendrán lugar antes de la llegada de la primavera. Rhaenyra, que hasta ese momento había confiado ciegamente en Alicent se siente traicionada y Corlys abandona el consejo tras tildar la decisión como una absurdez.

Corlys termina acudiendo a Daemon, al que le dice que ambos están cortados por el mismo patrón. Lo que les une, en opinión del primero, es el hecho de que solo tendrán el poder si lo toman dado que por derecho no les corresponde y él, como representante de la casa Velaryon tiene claro que todo lo que ha conseguido ha sido a base de mucho esfuerzo. Se forja así una alianza envenenada.

Los secundongénitos no reciben el poder, lo toman

El segundo episodio de La casa del dragón, como ya hizo el primero, deja constancia de que el standard de calidad de la producción es altísimo.

Se mima cada detalle al milímetro y hay cierta querencia en la fotografía por las bajas luces y las iluminaciones con velas, buscando siempre grandes contrastes y respetando lo que podríamos llamar luz natural.

Éste no es un capítulo en el que prime la acción, pero hay dos momentos que destacan en este sentido por encima de los demás: la sangría de Cragas Drahar alias Benefactor de Cangrejos, a la que se acude en varios momentos como la gran amenaza que llega de las aguas de Myr y ese cara a cara entre Daemon y Otto en el que da la impresión de que están a punto de enfrentarse en combate.

Por los demás, los verdaderos reyes de la función son los dragones. No tienen mucha presencia en pantalla, pero cada vez que aparecen su espectacular forma de moverse y su majestuosidad hacen que sea imposible apartar la mirada. Ya lo expresó a la perfección Rhaenyra en el primer episodio: sin los dragones los Targaryen no se diferenciarían de los demás ni estarían más cerca de los dioses.

La casa del dragón está arrancando y se nota. También queda de manifiesto que el material original es una crónica y no una novela al uso como en el caso de Juego de tronos, con "Canción de hielo y fuego". Hay menos capacidad para introducir cambios significativos en una precuela cuyo final es fácil de atisbar con antelación y cierto desapasionamiento en las relaciones entre los personajes.

Respecto a las interpretaciones, ganan peso los secundarios entre los que Rhys Ifans, Sonoya Mizuno y Eve Best brillan especialmente. 

A la espera del tercer episodio de la semana que viene, le pedimos a los Siete que empiece la tralla y eclosionen los conflictos porque los juegos de alianzas están bastante claros.