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Por qué Juego de tronos debería tener más episodios y más cortos

Juego de tronos 7
Ahora que Juego de tronos ha dado por zanjada su temporada 7 analizamos por qué la serie debería tener más episodios y más cortos para hacer justicia a las novelas.

ESTA ENTRADA DE BLOG CONTIENE POSIBLES SPOILERS DE LA SÉPTIMA TEMPORADA DE JUEGO DE TRONOS. POR FAVOR, NO SIGAS LEYENDO SI NO VAS AL DÍA CON LA SERIE

Lo ha hecho: Juego de tronos ha pisado el acelerador a lo bestia para dejar delimitada la Gran Guerra que veremos en la temporada final, la octava, que comenzará a rodarse en octubre para llegar a HBO, previsiblemente en 2019. ¿Cómo conseguirán narrarnos la caída del larguísimo invierno, la gran batalla final y esa promesa de primavera embutida en seis episodios? Para mí, esto es una incógnita.

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Se trata de una serie que cuenta con unos muy solventes efectos especiales (necesarios para abordar su faceta más fantástica), un diseño de producción envidiable y un rodaje internacional que abarca diferentes localizaciones del globo. En resumen: no repara en gastos y es cara. Pero cara, cara. Cada capítulo de la sexta temporada de Juego de tronos tuvo un coste de producción de 10 millones de dólares, lo que supuso un incremento de 4 millones de dólares por episodio con respecto a las temporadas anteriores, cuyo precio rondaba los 6 millones de dólares. 

Vaya por delante que HBO mima sus productos y, sin ir más lejos otras series como Snowfall han contado con un presupuesto similar para su piloto así que bien por ellos, que comprenden la necesidad de hacer las cosas bien para satisfacer a su multitudinaria audiencia (30 millones de espectadores solo en Estados Unidos ya es un nicho de mercado inmenso).

Así que si muchos de vosotros os preguntáis por qué en la séptima temporada solo hemos podido ver siete episodios tengo una respuesta concisa: la culpa es de los dragones y los Caminantes Blancos. Sencillamente cada vez que aparecen en pantalla, el coste se dispara tanto en la producción como en la postproducción. Es el precio de hacer las cosas bien: hay que elegir y siempre se sacrifica algo.

El problema es que la narrativa se resiente y por el camino perdemos profundidad en las relaciones de los personajes e incluso se sacrifican otros. ¿Nadie se ha preguntado dónde está Fantasma? La última vez que apareció en pantalla fue esperando pacientemente a los pies de su amo, acuchillado "a la romana" por los integrantes de la Guardia de la Noche. En esta séptima temporada pudimos ver a Arya interactuando con Nymeria en una triste y breve secuencia y hasta ahí han llegado los lobos huargos, que en las primeras temporadas no estaban tan crecidos y daban menos problemas.

La razón más obvia por la que debería haber más episodios es que los disfrutamos muchísimo, ¡queremos más diálogos intensos, estrategias e intrigas! 

Si me preguntáis cuál es el episodio que mejor funciona de esta temporada 7 lo tengo clarísimo: "Guardaoriente". Puede que no sea el más trepidante ni el más espectacular pero tiene un montaje ágil, nos da mucha información y alcanza su objetivo a pesar de ser el episodio más corto emitido hasta la fecha. Por el contrario, los dos últimos episodios nos aportan momentos épicos e inolvidables, que duda cabe, pero tienen un serio problema de ritmo que se debe a su excesiva duración. Más allá de eso, no habría sido necesario falsear tan toscamente la línea temporal e incluso es probable que una edición más resolutiva que eliminara paja y fuera al grano le hubiera hecho un favor a la intensidad emocional de ambos episodios, muy laxos en su comienzo y llenos de sorpresas al final.

Y un poco más de desarrollo le habría venido de perlas al "Jonerys" y, si me permitís la brusca expresión, al polvo que echaron Gusano Gris y Misandei. En general, siempre ha sido importante en Juego de tronos la carga sexual en todos los sentidos: como arma de los poderosos, como artimaña de los manipuladores, como forma de tortura, como política de expansión, como forja de alianzas y por supuesto por contribuir a mostrar amor, que parece que se nos olvida... Y en esta séptima temporada literalmente no ha habido tiempo de desarrollar todas esas tramas, de ahí que las escenas de cama resulten tan insuficientes, frustrantes y hayan quedado reducidas a la mínima expresión.

El pudor respecto al sexo parece también haberse trasladado a las secuencias de violencia: en parte por querer guardarse los mejores ases en la manga de cara al final y en parte por no haber sabido encontrar el momento preciso para desatar muertes significativas para la trama, se han echado muchísimo en falta esos giros de guión que solían dejarnos con el culo torcido. Thoros merecía algo más de duelo, al menos por parte de Beric, Meñique sufrir un pelín más y suma y sigue. Hemos tenido demasiado tiempo para especular, para imaginar y adelantarnos y, ¡qué demonios!, nos han dejado demasiadas pistas para luego darnos la razón en todo en el último episodio de una forma muy explicativa, demasiado diría yo por más que nos haya dejado satisfechos que se hayan aclarado las principales dudas que este episodio debía contestar.

Ponerle pegas a Juego de tronos, no obstante, es casi deporte porque siempre se puede acudir al recurso fácil de que no es fiel a los libros. Pero admitamos que ya van dos temporadas sin paracaídas y la serie sigue batiendo récords de audiencia y sorprendiéndonos a todos de una u otra manera. ¿De qué hay que preocuparse? De que en la última temporada vengan a mostrarnos deprisa y corriendo un baño de sangre y que esa sensación global de ser un relato "incompleto" se traslade al desenlace de final de la serie. Sería una pena desperdiciar así a personajes tan emblemáticos. Y a todo esto, ¿dónde se ha metido Gendry? ¿No se habrá puesto a remar otra vez el muy loco? Fuera bromas, contadnos: ¿sois partidarios de menos episodios largos o de más episodios cortos?

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