El formato digital ya supone el 95% de los ingresos mundiales de videojuegos
La desproporción entre el formato físico y digital es patente: el formato digital supuso casi el 95% de los ingresos mundiales de videojuegos en 2022.
Las tendencias cambian, y el formato físico es algo que parece tener los días contados. Pese a que muchos usuarios se resisten a comprar videojuegos en formato digital, los números hablan por sí solos.
Según Newzoo (vía GamesIndustry.biz), el formato digital supuso el 94,2% de los ingresos de venta de videojuegos en PC y consolas de todo el mundo, frente al 5,8% de los juegos en formato físico.
El formato físico generó 10.700 millones de dólares (un 10,1% menos que en 2021). El formato digital generó 173.800 millones de dólares, pero también bajó respecto a 2021, un 4%.
De hecho, del total de 184.400 millones de dólares que facturó todo el mercado mundial de videojuegos en 2022 (a datos de noviembre 2022), los juegos de móviles representaron el 50%. Los juegos de consola son el 28%, y los de PC el 21%.
De ahí que la representación del formato físico sea tan escasa, porque el mercado de juegos móvil, que supone justo la mitad del mercado, es íntegramente digital.
Unos datos que no son muy positivos, pues el mercado se ha contraído: ha perdido un 6,2% de ingresos en el caso del mercado móvil, y un 4,2% en el caso de juegos de consola. Solo ha crecido ligeramente, +1,8%, el de juegos para PC.
¿Es este el fin del formato físico?
Si miramos los datos con más detenimiento, encontraremos matices. Por un lado, la desproporción físico/digital es mucho mayor en el mercado de juegos para PC, donde el digital representa un 98% y el físico un 2%.
En cambio, en el terreno de las consolas, el formato digital representa un 72%, y el formato físico aún comprende un considerable 28% de cuota de mercado.
Los usuarios de juegos AAA single player como God of War Ragnarok, o en general los juegos de Nintendo, siguen tirando más hacia el formato físico.
Y aunque la proporción cada vez es menor, el formato físico sigue siendo un bastión que es difícil que caiga, porque eso implica cambiar las costumbres de millones de consumidores... y todo el negocio de distribución y venta de videojuegos, del que viven miles de personas.
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