Ken Levine, creador de BioShock y cofundador de Irrational Games, desvela el motivo por el que abandonó la franquicia

La marcha de Ken Levine fue un duro palo para BioShock y su nutrido fandom. Todos recordamos la excelencia del primer BioShock, un juego de acción en primera persona que supo darle un giro a los FPS, distanciándose enormemente de los Call of Duty o Battlefield de la época.

Con BioShock 2, Levine decidió dar un paso a un lado, dejando al equipo de 2K Marin como desarrollador principal. Fue inferior al primero, pero sigue siendo un título muy disfrutable.

Ken Levine volvería a la franquicia con BioShock Infinite, tercera parte que apostaba de nuevo por la innovación. Cambiamos Rapture por Columbia, adoptando nuevas mecánicas, personajes e historias.

BioShock Infinite fue un bombazo a todos los niveles. Muchos fans lo consideran el mejor de la trilogía, y además supo captar una mayor audiencia que los dos anteriores juegos de la IP.

Sin embargo, Ken Levine decidió abandonar la saga BioShock, transformando Irrational Games en Ghost Story Games. ¿Cuál fue el motivo de este doloroso adiós?

Levine se sincera y habla de ''su propia trampa''

En una entrevista con el podcast Sacred Symbols (aquí podéis ver un extracto), Ken Levine habla sobre su adiós a la saga BioShock tras el lanzamiento de Infinite, así como del futuro de la franquicia, que ahora está en manos de Cloud Chamber.

Hace un tiempo, Levine confirmaba que no está involucrado en el desarrollo de BioShock 4, deseando toda la suerte del mundo al equipo de Cloud Chamber en 2K Games.

Ken Levine es sincero al reconocer que estaba ''atrapado''. Pero lo irónico es que se trataba de ''su propia trampa'', algo que había creado él mismo. Sin saberlo, en su cabeza comenzaba un intenso conflicto entre sus deseos y sus metas.

''Había decidido, y esto dependía de mí, que quería una audiencia aún mayor. Quería una especie de éxito de taquilla como Call of Duty. Así que mucho de Infinite fue diseñado para tratar de atraer a una audiencia aún más amplia''.

BioShock Infinite tuvo una mayor audiencia que los dos primeros juegos. Pero Ken Levine quería más. Buscaba una IP que pudiera competir con Call of Duty, tanto en el género FPS como en el mercado de los videojuegos.

Y fue un gran error. Ken Levine reconoce que, pese a tener esta meta en mente, pensaba que iba en contra de sus ideales como jugador. Es entonces cuando se sintió ''atrapado''.

''Creo que me convertí un poco en mi peor enemigo en eso, y una de las razones por las que dejé de hacer juegos de BioShock después de eso es que... no siempre puedes apoyarte en algo. No puedes competir contra ti mismo de nuevo. Eso no está bien y no es una forma saludable de vivir''.

En otras palabras, Levine también sentía una fuerte presión. Podríamos definirlo como ''la necesidad de hacerlo aún mejor'', tras el gran trabajo que hicieron en BioShock Infinite.

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Sinceramente, fue una buena decisión. Si hay algo que hace único a BioShock, esa es su esencia y personalidad dentro del género. Nunca será una IP comercial como Call of Duty, y además no es el camino que deben buscar desde 2K Games.

Tras el adiós de Ken Levine, ahora la franquicia BioShock depende de 2K y Cloud Chamber, que están desarrollando la cuarta parte de la saga. Quizá pronto tengamos más información, pero no esperéis verlo hasta 2024 o 2025, como mínimo.