Top Gun, Avatar... ¿Realmente son tan esperadas las secuelas después de tantos años?

Coger una película o saga con 10, 20, 30 o más años y producir una secuela no es una práctica que nos pille actualmente de nuevas. La industria del cine lleva años haciendo gala de una flagrante ausencia de ideas novedosas. O por lo menos no demuestran saber sacarles partido.

Parece que las "viejas confiables" siempre están ahí, listas para una secuela más: un Rambo, un Indy... Es una jugada que puede salir desastrosamente mal, o muy bien, pero que depende de muchos factores.

Un buen ejemplo lo vamos a tener este año. Top Gun: Maverick se estrena mañana para rememorar la fantasía del piloto de combate que Tom Cruise encarnó allá por 1986 en el filme de Tony Scott.

Otra película que llegará este año, con menos lapso de espera, es Avatar: El sentido del agua, que nos devolverá a Pandora para seguir explorando el planeta de los Na'vi.

La gran pregunta es: ¿cuánto espera la gente estas películas? Es posible que el hecho de ser una secuela de una película o saga estrenada hace mucho tiempo no sea suficiente como para triunfar.

Avatar 2, por ejemplo, es una secuela planificada. James Cameron tenía previsto desde el principio producir más películas si la aceptación por la primera entrega eran favorable. Con casi 3.000 millones recaudados en taquilla, nadie pone en duda aquello.

Otra cosa es que Avatar: El sentido del agua vaya a tener una acogida abrumadora por parte del gran público. Cierto es que muchos la esperan con impaciencia, pero otros quedaron "defraudados" por la narrativa de la película original y se muestran más reticentes. 

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Alguno incluso niega que la película original fuese un punto de inflexión tecnológico para el cine, pero bueno, como diría Harry Callahan, "las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene uno".

Aunque Avatar: El sentido del agua pueda generar menos expectación que la película original, está haciendo sus deberes al presentar las novedades de su tecnología de captación subacuática. Los fans de los avances en el cine tienen un atractivo extra en ese aspecto.

Que tendrá sus críticos es algo de lo que no me cabe la menor duda. Estamos en 2022, si alguien no critica algo, lo que sea, es que hay un fallo en Matrix.

Hablando de la saga de las hermanas Wachowski. Matrix Resurrections demostró en 2021 que no todo vale a la hora de hacer una secuela. Las cifras de taquilla de la película de Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss fueron desastrosas, aunque salvo ligeramente los muebles (en EEUU) gracias a HBO Max.

Encontrar el tono es clave

Como he dicho antes, Top Gun: Maverick llega mañana. Personalmente, tengo ganas de verla. Me gusta el mundo de la aviación militar y Top Gun se estrenó el año en que nací, así que tiene cierto encanto para mí.

Por parte de Paramount, creo que se está haciendo una campaña promocional correcta y que la película juega bien con el factor nostalgia, sin desprenderse del presente. Lo que se puede leer de la película (por parte de la expectación de la gente) es que hay ganas de ver a Mav después de 36 años.

Algo similar sucedió con Cazafantasmas: Más allá. Saber usar el factor nostalgia es crucial si vas a evocar una historia de hace décadas, pero no a cualquier coste. 

El citado caso de Matrix tiene sus virtudes y sus defectos, pero estos últimos se impusieron. Puede que Lana Wachowski tuviera que haber abierto la lata por otro lado, aunque es comprensible que la opción de traer a Neo y Trinity de vuelta tuviera más peso.

Aunque no es una película, Cobra Kai ha conseguido enamorar a fans veteranos y jóvenes por su virtud para combinar la legendaria rivalidad de Karate Kid con asuntos más actuales. Pese a todo, el chicle se les está extendiendo en ciertos aspectos.

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Como cualquier recurso narrativo, la nostalgia y el fan service son aspectos que hay que saber dosificar. El respeto a los clásicos es importante, pero no se debe olvidar que la audiencia actual no es la de hace dos o más décadas.

Entonces, ¿se está esperando tanto a Top Gun: Maverick y Avatar: El sentido del agua? Yo diría que si, lo suficiente para justificar la monumental inversión de ambos filmes.

Otra cosa será que gusten o no, eso ya es harina de otro costal. De momento, como digo, la premisa de las campañas promocionales, especialmente la de la peli de Tom Cruise, es buena.

Pero, vaya, que si en Hollywood deciden apostar de nuevo por ideas originales, que no se corten. Pueden salir muchos churros, pero alguna producción bizarra seguro que se abre paso, ¿no?