Hemos podido ver los primeros cuatro episodios de Caballero Luna, la nueva serie de Marvel en Disney+. ¡Aquí va un análisis con impresiones y sin spoilers!
Existen muchos ejemplos de cómo la literatura y el pensamiento occidentales han tratado de relacionar la locura con una especie de ensoñación febril de la razón. Un carácter genuino del ser humano que lo habilita para grandes cosas.
Decía don Miguel de Cervantes que «demasiada cordura puede ser la peor de las locuras». Quizás eso lo llevó a crear su leyenda quijotesca, ¿no? Quizás legitimar la realidad sin una pizca de imaginación no sea la mejor de nuestras opciones.
Los cómics de superhéroes han abordado la locura de múltiples formas y en diversas escalas. Hay dos grandes representantes, desde mi punto de vista, en materia simbólica de esta orientación. Pienso en Daredevil y Batman, y en la forma en que han sido retratados cuando han tocado fondo.
Tanto Matt Murdock como Bruce Wayne han perdido el juicio más de una vez y se han convertido en furiosos justicieros que emplean la violencia extrema para superar sus traumas. Esto sólo es una fracción de la cantidad de locura y psicología que habita en las viñetas, aunque a veces las mallas y los eventos nos impidan ver el bosque.
Las adaptaciones audiovisuales no se han quedado atrás, aunque han explorado menos cómo influye la psicología en la vida de los héroes. Quizás el caso más claro, más reciente, sea el de WandaVision.
La serie de Bruja Escarlata y Visión puso el foco en las ruinas que establecen la depresión y la ansiedad, en cómo afecta la pérdida a un individuo, superando todas las fases pertinentes hasta llegar a la aceptación personal de la realidad, el dolor y la tragedia.
Sin embargo, la locura en los superhéroes de Marvel Studios desde un punto de vista clínico no había tenido lugar hasta la llegada de Caballero Luna. La nueva serie de Disney+ es un punto de inflexión en muchas cosas, pero sobre todo en este acercamiento.
Caballero Luna se estrena mañana en Disney+. La serie de televisión protagonizada por Oscar Isaac adapta las aventuras e infortunios de un personaje complejo y oscuro, bañado aquí por un tono extraño, pero práctico, quizás involuntariamente humorístico.
La Fase 4 del UCM ha probado al mundo que pueden convivir proyectos, historias y personajes de toda índole en un mismo ecosistema. El estreno de Caballero Luna es otra prueba más de cómo el estudio de Kevin Feige avanza a pasos agigantados por un cuaderno de bitácora infestado de grandes ideas.
La propuesta de esta nueva serie es igual de rupturista que lo fue Eternals en el cine. Una película denostada por una amplia mayoría, pero en la que yo reafirmo todo lo que dije en su día y la elevo a la categoría de obra maestra por derecho propio.
Caballero Luna parte de un compromiso con diversos elementos. El primero de ellos es poner el foco en el estudio psicológico del personaje, en hacer valer narrativamente una enfermedad mental como hiciera antes Shyamalan en Múltiple y Cristal.
Hay algo magnético en los personajes quebrados psicológicamente. Esto se evidencia en los primeros compases de la nueva serie de Marvel. La mirada es atraída por una fuerza tan intensa como el caos en el que está sumergido el héroe. No podemos evitar complacernos en su desgracia, al mismo tiempo que somos empáticos.
La mezcla resultante es prodigiosa. Uno no sabe qué está viendo cuando disfruta de un episodio de Caballero Luna, porque son muchos episodios en uno solo, muchas series en una sola, muchas historias en una única narrativa central que es heroica y angustiosa a partes iguales.
Tan pronto estás riéndote —sin querer, por cierto— de las desventuras del protagonista como estás sintiendo un terror genuino e irreflexivo, primitivo, por el mundo al que parece abocado irremediable el personaje de Marvel.
La psicología, el miedo, la locura, lo heroico, lo mitológico. Todo se aúna en un cóctel equilibrado que sostiene el pulso de la historia y nos conduce a través de ella. A veces, de una manera caótica e irreflexiva, probablemente un enfoque supeditado a la mente torturada de un Oscar Isaac espectacular.
El modo en que el actor de Caballero Luna se ha hecho con el personaje es, como mínimo, digno de elogio. Su capacidad de trascender en pantalla es encomiable. Tiene tantas aristas como acentos, tantas perspectivas como miradas. Engrandece una historia que, por otro lado, peca de hacerse pesada en exploración.
Caballero Luna no es una serie perfecta. Es una serie muy, muy buena, pero tiene un par de defectos. El primero de ello es que el episodio piloto es una auténtica salvajada. Sienta unas bases cinematográficas que, desafortunadamente, no son proyectadas en los siguientes capítulos.
Sin embargo, el mayor obstáculo que presenta esta nueva serie de Marvel Studios en Disney+ es la sensación de estar dando vueltas sobre su mismo eje constantemente, girando alrededor de una misma idea durante demasiados capítulos. Quizás sea una decisión narrativa premeditada, pero no por ello menos cuestionable.
Nosotros hemos podido disfrutar de cuatro episodios y gozamos de una amplia perspectiva de la trama, pero esa perspectiva no es completa. Quizás una visión general de toda la serie haga más justicia al aspecto que estamos destacando aquí de manera negativa. O, quizás, sólo haya sido una sensación.
Caballero Luna es más una experiencia que una serie. Impacta más por el modo en que se cuentan las cosas que por las cosas que se cuentan en sí. En ese sentido, es normal que Oscar Isaac brille por encima del resto. Este es su show. Sólo podemos rendirnos ante la evidencia de su talento.
Los lectores más amantes del personaje de Marvel Comics quizás encuentren ligeramente decepcionante esta adaptación. No deja de ser una «adaptación», ajustándose al medio televisivo, al formato serial y al universo pertinente.
Aquí hay menos aromática callejera permeando el ambiente que en los cómics de los que procede. En realidad, lo han arrancado de su hábitat natural y se lo han llevado a parajes sin explorar, como el mapa de un videojuego al inicio, todo lleno de materia gris que invita al rastreo y observación.
La adaptación estética, sin embargo, con clara inspiración comiquera a la par que mitológica, es amplia, rica y diversa, actualizada e idónea, adecuada al traslado que conlleva de la viñeta a la pantalla, pero con la huella indeleble del gran trabajo que hace siempre Disney+ en ese sentido.
Por otro lado, la profundización psicológica del personaje es más superficial que incipiente. La serie de Caballero Luna ha querido enseñar la enfermedad, mostrarla, envolverla en la vida del héroe, no documentar el proceso o estudiarlo de manera exhaustiva para aprobar un TFG de psicología.
La serie no quiere abrumar al espectador con insidiosas cuestiones existenciales derivadas de una vida caótica y problemática, sino que reviste al héroe de los cómics de una atmósfera concreta —cercana al terror— para, sencillamente, contar su historia.
Caballero Luna es una gran carta de presentación del personaje en el Universo Cinematográfico de Marvel. Hay un potencial inmenso, empezando por su actor, detrás de este nuevo héroe. Esto sólo ha sido un «hola, qué tal» para los amantes de Marc Spector. Pero esconde mucho más.
El potencial del que hablo es tangible. Está ahí, delante de nuestros ojos, presto a explotar en un plan cinematográfico a gran escala que intuimos en la selección de proyectos y personajes venideros. Y, en ese sentido, somos muy afortunados.
Lo somos porque Oscar Isaac se ha adueñado del personaje, porque Marvel Studios sabe perfectamente cómo jugar sus cartas ganadoras en el momento correcto y porque Caballero Luna es el retrato de una realidad que abarca mucho más allá del propio presente.
Es el retrato de que Marvel Studios se ha hecho tan grande que ya no podemos describirlo con palabras. Hace unos años, habría sido impensable una serie, un enfoque, una propuesta como esta. Ahora sólo es una muesca más en la leyenda de un universo que ha trascendido la cultura popular de masas.
Si la locura, como defienden algunos literatos y pensadores, es una especie de ensoñación febril de la razón… bendito momento en el que Kevin Feige y compañía decidieron soñar con unas décimas. Estamos viviendo ese sueño, pero como diría Charles Xavier: «No es un sueño si es real».
Descubre más sobre David Lorao, autor/a de este artículo.
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