A tan solo unas semanas para su estreno, hemos tenido la oportunidad de volver a jugar a Final Fantasy VII Rebirth, la esperadísima secuela para PS5 de Final Fantasy VII Remake y la reinterpretación de uno de los RPG más legendarios de todos los tiempos.

Puede que recordéis que hace cosa de unos meses probamos Final Fantasy VII Rebirth por primera vez, concretamente el famoso flashback de Nibelheim y los momentos previos antes de la llegada a Bajo Junon. Si no tuvisteis la oportunidad de echarle un ojo, os dejamos por aquí las impresiones que publicamos.

En esta ocasión, Square Enix y Plaion nos han permitido jugar las primeras cuatro horas de la historia, así que ya sabemos cómo empieza la aventura, pero también cómo funcionan algunas de sus grandes novedades: sistemas de progresión, misiones secundarias, afinidad con los personajes... ¡Incluso minijuegos!

De hecho, hemos salido muy sorprendidos de esta nueva toma de contacto con Final Fantasy VII Rebirth gracias a sus múltiples novedades y mejoras respecto a Remake. Vamos con nuestras impresiones.

Hacia el nuevo mundo

Esta demostración estaba compuesta por los dos primeros capítulos de Final Fantasy VII Rebirth. Del primero no vamos a hablaros demasiado porque ya lo hemos hecho: se trataba nuevamente del flashback de Nibelheim, un momento clave de Final Fantasy VII que sirve para conocer mejor a Cloud y a Sefirot. Especialmente a este último, pues se nos permite controlarle en combate.

Como ya os hablamos de esta parte en nuestras primeras impresiones no vamos a extendernos demasiado. Es más, todo apunta a que, para cuando estéis leyendo esto, se habrá lanzado una demo que os va a permitir jugar esta misma sección, así que no tiene demasiado sentido hablar de ella.

Lo único que vamos a decir es que hemos podido ver tanto el inicio como el desenlace del flashback y creemos que han hecho un trabajo estupendo a la hora de adaptarlo, profundizando en las partes que más lo necesitaban para darle más sentido a la escena. Nos ha gustado especialmente la forma en que asistimos al declive mental del villano y cómo se ha trasladado todo al plano jugable.

Una vez concluido el flashback volvimos al presente para dar comienzo al capítulo 2, con el grupo formado por Cloud, Tifa, Barret, Aeris y Red XIII reunido en el "pueblo" de Kalm. Y decimos "pueblo" porque en FFVII Rebirth Kalm es más bien una ciudad: los cuatro fondos prerrenderizados del original han dado aquí paso a una ubicación de gran tamaño en la que era fácil perderse.

Nos impresionó mucho lo conseguida que está la ambientación: fuésemos donde fuésemos, había NPCs con diferentes animaciones y comportamientos, manteniendo conversaciones o incluso asistiendo a una especie de baile grupal en la plaza del pueblo. Se respiraba vida en Kalm. 

Y es inevitable preguntarse: ¿si Kalm, que es una localización pequeña y de paso en el juego original ha sido recreado de esta manera, cómo serán lugares como Junon o Gold Saucer? Desde luego, sirve para hacerse una idea de hasta qué punto Final Fantasy VII Rebirth amplia el contenido del original y lo expande en nuevas direcciones.

Hablando de novedades, no vamos a tocar mucho la parte argumental porque ya sabemos que no queréis destripes... Pero tenemos que decir que en estas primeras horas ya se pueden apreciar una buena cantidad de añadidos que por lo general se mantienen fieles a la historia y, como en Final Fantasy VII Remake, sirven para conocer mejor a los personajes.

Pero también vimos que se han alterado ciertas partes para hacer referencia a grandes revelaciones que en el juego original tienen lugar mucho más tarde en la trama. No es un cambio para mal, pues dentro del contexto tiene mucho sentido, pero sí uno bastante sorprendente que seguramente va a dar que hablar. Desde luego tenemos ganas de ver cómo lo desarrollan.

Hay que destacar que la caracterización de los personajes vuelve a ser uno de los puntos fuertes: la forma de hablar, su gestos, lo expresivos que resultan en cada movimiento que realizan... Todo está cuidado al máximo nivel; el simple hecho de contemplar un diálogo en FFVII Rebirth es un deleite.

El capítulo 2 también sirve para introducir un buen puñado de novedades, empezando por Sangre de la Reina. Se trata de un minijuego de cartas bastante entretenido y con bastante miga, que tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los grandes pasatiempos opcionales de la aventura. 

Como en Final Fantasy VIII, en algunas localizaciones encontraremos a NPCs dispuestos a jugar que nos recompensarán con nuevas cartas si los derrotamos.

Otra novedad la encontramos en el nivel del grupo, pues en Final Fantasy VII Rebirth, además de los niveles individuales de cada personaje, existe un nivel común para todos. Al incrementarlo ganando experiencia, obtenemos acceso a nuevas mejoras en los manuales de destreza.

¿Y qué son los manuales de destreza? Pues un nuevo sistema para mejorar las aptitudes de combate de cada personaje y desbloquear nuevas habilidades. Nos ha recordado bastante al tablero de esferas de Final Fantasy X, pues consiste en invertir puntos para ir desbloqueando núcleos de destreza en el orden que decidamos. 

En Kalm también se nos presentó el sistema de afinidad. Porque en Rebirth, habrá ocasiones en las que tendremos que tomar decisiones durante los diálogos (¡con límite de tiempo!); en función de nuestra respuesta, la afinidad de Cloud con los personajes del grupo cambiará, algo que se representa mediante un sistema de "caritas".

No sería aventurado pensar que este sistema va a ser el que decida quién acompaña a Cloud durante la cita en Gold Saucer, otro de los momentos clave del juego original, aunque nosotros nos preguntamos si también tendrá efecto en otras secuencias argumentales...

También encontramos novedades en las armas, pues además de tener espacios para engastar materias, ahora cuentan con otra clase de ranuras en las que podemos colocar núcleos con diferentes efectos, como aumentar el daño de las habilidades o la vitalidad máxima. Al subir de nivel de las armas, el número de ranuras aumenta y, con ello, las opciones personalización.

Ahora bien, si no queremos complicarnos, tenemos la posibilidad de activar la mejora de armas automática y elegir entre tres prioridades: ofensiva, defensiva o equilibrada.

Nos ha gustado mucho la inclusión de todos estos sistemas, pues aunque no sean excesivamente complejos, suponen un mayor grado de personalización, que al final es donde más se aprecia la faceta RPG de Final Fantasy VII Rebirth tras su salto a la acción.

Y hablando de acción, tras superar los acontecimientos de Kalm llegó el momento de salir al mundo abierto. Técnicamente no es mundo abierto, pero la realidad es que a todos los niveles fue como estar en uno, pues ante nosotros se abría una llanura que daba la impresión de ser gigantesca.

El escenario era enorme, pero también muy denso. La clase de escenario abierto donde te sientes un poco abrumado al ver todas las cosas que hay por hacer y, al mismo tiempo, quieres hacerlo todo. Esta libertad también ha supuesto la inclusión de elementos habituales en juegos de mundo abierto, como las "famosas" torres de vigilancia que muestran puntos de interés en el mapa. 

Por supuesto, mientras explorábamos nos topamos con varios grupos de monstruos y, aunque no hay encuentros aleatorios, si golpeamos antes de que se llene la barra de alerta de los enemigos, podemos realizar un ataque preventivo que causa más daño.

Por cierto, esto ya lo vimos en Final Fantasy VII Remake, pero la forma en que la melodía de exploración se transforma de forma dinámica en una melodía de acción al entrar en combate es alucinante. Especialmente en este caso, porque se trataba del tema principal de Final Fantasy VII.

Si os somos sinceros, perdimos tanto tiempo en el capítulo uno y en Kalm, que apenas nos dio tiempo a explorar el escenario abierto que se abría ante nosotros. 

Así que nos quedamos sin ver cosas como los simuladores de combate, las misiones de fotografía, el minijuego para atrapar Chocobos, las fases de sigilo o las misiones secundarias con mecánicas propias, como recoger flores con la ayuda de Aeris o recolectar fragmentos cristalizados de corriente vital.

Pero eso es una buena prueba del tamaño que va a tener Final Fantasy VII Rebirth, porque lo que hemos jugado nos ha parecido enorme, mucho mayor de lo que esperábamos. La cantidad de cosas por hacer y ver es apabullante... ¡Y eso que estamos hablando de una de las zonas abiertas del juego!

Y de igual manera, la mejora respecto a FFVII Remake es mucho mayor de lo que imaginábamos, como si no se hubiesen querido guardar nada para el siguiente juego y lo hubieran dado absolutamente todo con esta entrega.

Incluso lo hemos visto bastante mejor a nivel visual, y eso que su predecesor ya era un juego muy potente (puertas y fondos .jpg aparte). Nos ha sorprendido el incremento en el nivel de detalle de los modelos de los personajes fuera de las escenas de vídeo... Y dentro de las escenas de vídeo ya ni os contamos.

Dicho esto, también hay algunos aspectos que no nos han gustado tanto, principalmente la tendencia que tiene el juego a ralentizar la acción durante secuencias de la historia, obligándonos a caminar con extrema lentitud o a repetir ciertas acciones (como girar una válvula) más veces de la cuenta. 

Pero no deja de ser una pequeñísima mancha dentro de un conjunto que luce a un nivel extraordinario. Nosotros ya le teníamos muchas ganas, pero después de esta nueva toma de contacto no podemos dejar de pensar en Final Fantasy VII Rebirth.