Análisis de Charon's Staircase, un terror atrapado en otro tiempo

Ya os hemos comentado otras veces cómo la flexibilidad de Unreal Engine 4 ha permitido que estudios grandes y pequeños puedan atreverse con toda clase de juegos de terror. Charon's Staircase es obra de los españoles Indigo Studios pero, por desgracia, es una muestra de que no basta con conocer el género y ponerle ganas para que algo cuaje.

Esta aventura de terror en vista subjetiva nos pone en la piel de Desmond, un agente de El Ministerio (una especie de organización fáctica y ficiticia de los años 70) que ha de recuperar una serie de documentos en la vieja mansión de Oack Grove, donde unos terribles experimentos con humanos parecían sepultados para siempre.

Nuestra misión es explorar los entornos (primero los bosques cercanos, luego la mansión y luego un hospital) para descubrir qué pasó con esos experimentos y con sus responsables, de los que no se ha sabido nada en décadas. No tenemos armas ni herramientas y solo debemos recorrer los escenarios para recoger objetos y resolver puzzles.

Al principio, todo se basará en encontrar una llave para la siguiente puerta, pero poco a poco llegaremos a puzzles más misteriosos basados en acertijos o, cómo no, en el irremediable piano.

Pero claro, por el camino nos toparemos con extrañas visiones del pasado y con vistazos fugaces a unos seres que parecen acecharnos desde los escondrijos y las sombras...

La historia de Charon's Staircase está narrada por el propio Desmond en pasado, con algunas locuciones puntuales cuando llegamos a zonas clave de los escenarios.

Tanto los textos como la voz de Desmond están traducidos al castellano, si bien nos topamos con bastantes errores ortográficos y algunos casos en los que los textos en nuestro idioma se mezclan con el inglés. Por desgracia, esta no es la pega más relevante que podemos poner al juego...

Desde el principio, está claro que el nivel gráfico parece propio de dos o tres generaciones atrás, con un popping terrible y modelados tanto de objetos como de personajes muy poco detallados. Además, las fuentes de luz y los reflejos en espejos hacen unos efectos extrañísimos: se oscurecen zonas que deberían estar iluminadas, por ejemplo.

A eso se unen defectos por aquí y por allá, como algunos objetos que flotan a unos centímetros del suelo, desenfoques de cámara que no vienen a cuento o clipping de unos elementos sobre otros. 

Nosotros hemos jugado en PS5 y ahí existe la opción de elegir entre modo Rendimiento y modo Resolución, pero en ninguno de ellos el movimiento es muy fluido, solo que en el modo Rendimiento se añaden unas incomprensibles bandas negras arriba y abajo.

Pero, ¿qué hay de la dinámica de juego en sí? Está claro que, a nivel de puzzles, bebe de clásicos como Alone in the Dark o Resident Evil y, aunque al principio son bastante sosos, más adelante encontramos algunos interesantes basados en descifrar los mensajes que encontramos y trasladarlos a teclados de una caja fuerte o unas cartas del tarot.

El problema es que, a veces, los códigos que hemos de descifrar son excesivamente ambiguos y pueden significar más de una cosa frente a lo que tenemos sobre la mesa.

Por ello, tenemos la sensación de que, más que descifrar las pruebas por nuestros propios medios, lo hacemos por ensayo y error.

Siendo justos, el planteamiento de varios de estos puzzles es interesante, pero la ejecución, como decimos, no acaba de cuajar por esa retórica de algunos de los acertijos que más que ayudar a ambientar, confunde innecesariamente.

Con todo, se nota que en Indigo Studios les apasionan los videojuegos y la narrativa de miedo en general, con algunas reflexiones muy literarias y propias del terror romántico. 

También resultan divertidos los periódicos propagandísticos de El Ministerio que encontramos, donde leemos noticias sesgadas que parecen propias del No-Do. Y la música de piano nos mete en el ambiente misterioso y triste.

A nivel de exploración, también podemos encontrar algunas fotos de las personas implicadas en el pasado de la historia, pero luego no se pueden ver de cerca ni descubrir más detalles sobre ellas.

En resumen, hay buenas intenciones, sí, pero la ejecución es bastante decepcionante a varios niveles, por desgracia. Dado que tanto los modelos como las animaciones son tan básicos, el factor terror se difumina bastante, aunque os reconocemos que hemos dado algún brinquito puntual.

En cualquier caso, si os puede atraer, será por los puzzles que vamos encontrando y cuya dificultad va creciendo poco a poco. Como decimos, a veces nos proponen trabas que parecen estar de más, pero si os gustan los desafíos para el coco, quizá, solo quizá os sintáis interesados por el juego.

Si este juego se hubiera lanzado hace unos veinte años, seguramente habría interesado a parte del público habitual del género. 

Pero hoy día, juegos de este estilo los hay a patadas en cualquier plataforma (este mismo año hemos tenido Oxide: Room 104, Fobia: St. Dinfna Hotel o el interesantísimo Madison y, aun siendo proyectos igualmente modestos, presentan un acabado mucho más convincente.

Charon's Staircase está por debajo de esa "competencia" y, sinceramente, no podemos recomendaros gastar los más de 30 euros que cuesta (en versión digital como en física, por cierto), a no ser que en un futuro baje de precio o que seáis coleccionistas de todos los juegos de terror que se lanzan, claro. Para el resto, será mejor que lo dejéis a un lado, como si fuera propaganda de El Ministerio.