Análisis de Slipstream, el OutRun que llevas años esperando, ya disponible en Nintendo Switch, PS5, PS4, Xbox y PC

Con OutRun, Sega revolucionó los arcades de velocidad en los 80, no sólo al ponernos al volante de un Ferrari Testarossa con una despampanante rubia pixelada al lado, también por el soberbio uso que hizo de la tecnología Super Scaler para ofrecer una intensa sensación de velocidad. 

Y tras varios años con la licencia dormida, buenos son los sucedáneos que recuperan la fórmula original puesta al día con nuevas opciones y modos. Ese es el caso, como vamos a ver en el análisis de Slipstream, de este nuevo arcade 

Se trata de un juego con una historia curiosa: es obra de una única persona, el brasileño Sandro Luiz de Paula que enamorado por el OutRun original y los arcades de esa época, se propuso rescatar esas emociones en un nuevo juego. ¿El problema? Pues que no tenía ni idea de programar...

Pero aprendió y con esfuerzo y tesón creo un motor que replicara las técnicas como el Super Scaler de Sega, y sobre esa base, construyó un arcade que es, al mismo tiempo, un homenaje a los arcades de velocidad esa época y una puesta al día de su fórmula.

El juego llegó a Steam en 2018, y desde entonces ha estado recibiendo actualizaciones y mejoras. Enamorados de su calidad, el estudio catalán Blitzworks reconocido internacionalmente por sus ports de calidad (Fez, Spelunky 2, Rogue Legacy...) se ha encargado de portarlo a las consolas actuales. 

Para este análisis de Slipstream, nosotros lo hemos jugado en Nintendo Switch OLED, donde como sucede en todos los juegos, su colorido resulta aún más impactante.

Dicho esto, Slipstream parte de la misma premisa que OutRun: pisa el acelerador para llegar a la meta tras cinco etapas, en las que podemos elegir entre dos caminos diferentes en una bifurcación, siempre y cuando lo hagamos por debajo del límite de tiempo para poder seguir corriendo. 

Sobre esta base, Slipstream introduce muchos cambios, novedades y opciones. La primera es que no hay cambio de marchas. La segunda es que introduce una mecánica de derrape (aceleramos con A, frenamos con B y pulsando A nada más frenar, derrapamos), clave para tomar las frecuentes curvas a gran velocidad.

La tercera, y que da nombre al juego, es el rebufo: podemos ponernos detrás de un rival para ganar velocidad. Eso, en cuanto a control y mecánicas... pero en Slipstream nos aguardan muchas más novedades.

Sirva como ejemplo una mecánica que se integra en la propia carrera: aparte de los oponentes "genéricos", en cada uno de los tramos nos espera un rival especial, que incluso nos dedicará unas palabras, y al que tendremos que intentar adelantar antes de llegar a la siguiente bifurcación. 

Ganar a estos rivales no reporta gran cosa, más allá de suponer un desafío adicional y ayudarnos a completar los desafíos que desbloquean los trofeos. Pero es un añadido simpático, y lo que es mejor, no es el único.

En su afán por hacer más amigable y accesible su jugabilidad, Slipstream incluye unas cuantas opciones orientadas a que cualquiera pueda disfrutar del juego, independientemente de su habilidad o experiencia en el género de la velocidad. 

La primera es una mecánica que hemos visto en numerosos arcades recientes, como GRID Legends, que nos permite rebobinar la carrera si nos hemos piñado, con un simpático efecto VHS para que la zambullida en los 80 sea plena.

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¿Más? Por poder, incluso podemos ajustar la velocidad a la que se mueve el juego, por si el 100% de la velocidad te resulta complicada de digerir (es un juego bastante rápido, todo sea dicho). ¿Más? Podemos activar derrapes automáticos o manuales, elegir entre tres tipos de comportamiento de los coches rivales (más o menos rápidos)...

Dicho de otro modo: si los ajustes por defecto te parecen muy exigentes, siempre puedes toquetear algo para que la experiencia se amolde a tu habilidad, haciendo que disfrutar de Slipstream sea muy sencillo, y sin frustraciones. Incluso puedes activar un filtro que evoca los monitores CRT.

Por otra parte, como puesta al día del género que es, Slipstream también ofrece una enorme variedad de modos de juego, que van más allá del limitado "modo arcade" que nos invita a superar las 5 etapas de la carrera (y que aquí se llama Grand Tour).

Aparte, tenemos cinco modos más, empezando por la clásica "carrera única" que nos permite elegir uno de los tramos adaptado a circuito (al que podemos dar hasta un máximo de 8 vueltas, en modo normal o espejo y con un máximo de 24 rivales).

Más interesante es el modo Gran Premio, que articula los distintos circuitos en torno a tres copas distintas. La gracia de este modo es que podemos jugar en dos versiones distintas: una con los coches "de fábrica" o y otra que permite una serie de modificaciones con el dinero que vamos ganando en cada etapa.

Esto nos permite tunear el motor para alcanzar mayor velocidad punta, una aceleración de 0 a 100 más rápida o simplemente, mejorar el agarre de las llantas. Son sólo tres ajustes, pero se nota en el resultado final y hace que los piques sean más reñidos.

Tampoco falta un modo contrarreloj, o los más interesantes "Cannonball" (en honor a la famosa película) que conecta varias etapas con algunas variables a elección del jugador, como el número de oponentes, rivales o cantidad de tráfico más o menos denso.

Por último está el modo Battle Royale, que viene a ser un modo eliminatorio, en el que se va eliminando al último corredor en etapas aleatorias (podemos elegir entre 4, 8, 12 y 16 corredores a eliminar).

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La vertiente multijugador es en modo local, para hasta 4 jugadores a pantalla partida con un único JoyCon por jugador. No hay ningún modo exclusivo de esta modalidad, y podemos competir en Gran Premio, carrera única, Cannoball y Battle Royale.

La única diferencia respecto a jugar sólo es que cada jugador puede elegir su avatar o personaje entre los rivales especiales que esconde el juego.

Técnicamente, Slipstream da lo que promete: buena sensación de velocidad, gráficos pixelados con una notable variedad de escenarios (algunos con efectos climatológicos como lluvia), un diseño de coches que remite a algunos modelos clásicos (aunque sólo hay 5, uno de los lunares del juego)...

Los tramos, además, presentan rampas, caidas y subidas bastante más marcadas que en otros retro arcades y, aunque no supone un cambio a nivel jugable, si añaden más variedad a los tramos. Algo en lo que también ayuda la música synth-wave, que le va como anillo al dedo, con algunos temas muy pegadizos.

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Slipstream review (6 imágenes)

Pero si nos tuviéramos que quedar con algo, sin duda destaca la lograda sensación de velocidad y el gran control de los vehículos.

Tras un par de partidas, logra que el sistema de derrapes sea algo natural y  con un control preciso, incluso a grandes velocidades y deslizándonos entre rivales y tráfico.

Este detalle cierra un completo catálogo de opciones y posibilidades que convierten a Slipstream en un entretenido retro arcade, claramente orientado a los más talluditos que quieran recuperar las sensaciones de OutRun con un enfoque puesto al día y con un abanico de modos de juego más amplio y variado.

Quizá los más jóvenes no le vean la gracia y sigan prefiriendo Mario Kart 8 Deluxe, que por algo es uno de los juegos más vendidos de Nintendo Switch, u otro arcade más moderno.

 Pero si echas de menos la sensaciones de los salones, los gráficos Super Scaler y el arcade más clásico y sin complicaciones, Slipstream te dará unas entretenidas horas de juego. Y por 8,99 euros...