Análisis Sword and Fairy: Together Forever, una aventura épica con luces y sombras

En los últimos años, estamos asistiendo al auge de los juegos de origen chino en Occidente. Títulos como Genshin Impact o Naraka: Bladepoint se han convertido en auténticos exitazos a nivel mundial, juegos "menores" como F.I.S.T.: Forged in Shadowtorch están logrando despuntar y en el horizonte tenemos propuestas tan prometedoras como Black Myth: Wukong.

Quizás, por ese motivo, Sword and Fairy: Together Forever llega hoy, 4 de agosto, a PS4 y PS5 (en PC está disponible desde 2021), marcando la primera vez que una entrega de esta saga se lanza para las consolas europeas.

Porque se trata nada menos que del noveno juego de The Legend of Sword and Fairy, o Chinese Paladin, considerada la saga RPG más grande en China. Puede que aquí no lo conozcamos o apenas nos suene el nombre, pero se podría decir que estamos ante el equivalente de la saga Final Fantasy para los jugadores chinos.

Pero tranquilos, porque se puede jugar sin haber tocado los anteriores. De hecho, esta entrega se abre en muchos sentido a todo el público, cambiando los combates por turnos de anteriores juegos por batallas en tiempo real. Ahora bien ¿merece la pena darle una oportunidad? Os lo contamos en nuestro análisis de Sword and Fairy: Together Forever.

Magia y fantasía con un estilo único

Sword and Fairy nos lleva hasta un mundo dividido en seis reinos donde conviven varias razas, siendo las más destacables los humanos, las deidades y los demonios. La historia nos pone en el papel de Yue Qingshu, una joven humana que pertenece al culto Mingshu, donde se especializan en la conexión con los espíritus.

Debido a ciertos acontecimientos, Qingshu acaba ligada espiritualmente a una deidad, el poderoso y calmado Xiu Wu. Ambos se embarcan en un viaje para buscar la ayuda de los espíritus, los únicos capaces de enfrentarse a las bestias que han perdido el control y están arrasando el reino de los humanos.

Pronto se unen también al grupo Bai Moqing, discípula del culto Xianxia muy hábil en el uso de la magia, y Sang Yo, que es el habitual sinvergüenza con un corazón de oro. La historia tiene prácticamente de todo: acción, drama, traiciones, romance, humor...

En el apartado argumental, una de las mayores virtudes de Sword and Fairy: Together Forever es que logra capturar la sensación de viaje épico e inolvidable cargado de magia, sensación que suele estar reservada sólo para las grandes sagas del rol japonés.

Pero pese a estar ambientado en un universo de magia y fantasía, el hecho de estar basado en la ficción china (combina elementos del Wuxia y el Shenmo) le confiere un toque único y diferente a cualquier cosa que hayamos visto antes.

Ademas, si os interesa el trasfondo del juego os vais a hartar, porque podemos ir recopilando documentos (ya sea al avanzar en la historia o recogiéndolos) con información muy detallada sobre razas, enemigos, localizaciones, armas...

En lo jugable, y como comentábamos al principio, esta es la primera entrega de Sword and Fairy con batallas en tiempo real. El sistema de combate se asemeja al de los hack'n slash: tenemos un botón para ataques rápidos y otro para ataques fuertes que podemos mezclar para obtener distintos resultados, hay un movimiento de esquiva, saltos y ataques aéreos.

También tenemos una serie de poderosas habilidades, asignadas a una paleta, que requieren magia y un breve período de espera antes de volver a utilizarlas. 

La gracia es que cada uno de los cuatro personajes cuenta con un estilo de lucha diferente y posee habilidades únicas: Quinshu es veloz con la espada, mientras que Wu es más fuerte pero también más lento. Moqing es la maga del grupo lo que significa que posee ataques elementales devastadores, y Yo utiliza una ballesta para ataques a distancia y efectos perjudiciales.

Al progresar y subir de nivel vamos desbloqueando nuevas habilidades, y al avanzar en la historia incluso obtenemos acceso a poderosas invocaciones que podemos controlar durante un breve período de tiempo y que cuentan con ataques con espectaculares escenas cinematográficas.

Nosotros controlamos sólo a un personaje, sin posibilidad de dar órdenes al resto, pero podemos alternar el control entre ellos en cualquier momento. 

Seguramente todo lo que hemos dicho suena bien, o al menos dentro de lo habitual, y no se puede negar que el combate es muy espectacular y el apartado más decente de todo el conjunto. 

Pero el juego peca de ser excesivamente sencillo y, al final, salvando los jefes y algunos enemigos especiales, la gran mayoría de enemigos caen tras apenas unos golpes, lo que impide que saquemos partido de las espectaculares habilidades. Hay tres niveles de dificultad, pero estaría bien que nos dejasen cambiar a difícil una vez empezada la partida...

¿Y por qué decimos que es lo más decente de todo el conjunto? Pues porque Sword and Fairy es sorprendentemente variado. Además de explorar y combatir, tenemos infinidad de misiones secundarias (de una calidad un tanto cuestionable, eso sí), mazmorras, puzles, minijuegos de plataformeo, sección de snowboard, sección de infiltración, cocina...

... E incluso un minijuego de cartas coleccionables, conocido como Viaje al Cielo y la Tierra, que es muy entretenido, está muy bien pensado y no veáis cómo engancha.

El problema es que pese a la gran variedad, no se profundiza en las mecánicas y ninguna está demasiado pulida. Vamos, que como se suele decir: quien mucho abarca, poco aprieta. Y Sword and Fairy intenta abarcar muchísimo.

Pasa algo parecido con los escenarios, porque hay un montón; podemos visitar muchísimas localizaciones y todas ellas son muy diferentes. Pero el diseño de niveles es muy plano, no hay nada que destaque, y son escenarios demasiado estáticos, no existe interacción entre los personajes y el entorno.

Esto nos lleva a hablar del apartado audiovisual, que también tiene luces y sombras. Porque por un lado, si echamos la vista atrás y nos fijamos en la anterior entrega de Sword and Fairy (lanzada originalmente en 2015), no cabe duda de que ha habido un salto de gigante en lo que a gráficos se refiere.

Sin embargo, estamos ante un título de una calidad pobre: hay muchísimo popping, texturas de baja calidad, personajes que flotan, elementos del escenario que no reaccionan a nuestro paso... No es un juego que destaque en lo técnico.

Sin embargo, donde sí que destaca, es en lo artístico. Y estamos nuevamente ante uno de esos casos en los que queda claro que un buen apartado artístico puede salvar un juego; porque mirad las imágenes y juzgad vosotros mismos: es un juego precioso, que nos deja unas vistas sobrecogedoras, ya sea con bosques de almendros en flor o templos con una arquitectura imposible.

También queremos destacar las secuencias de acción, pues tienen ese estilo exagerado pero muy espectacular tan característico del cine asiático. La animación de estas secuencias está muy lograda y son una verdadera gozada...

... siempre y cuando funcionen. Porque por encima de todos los problemas que tiene Sword and Fairy, el mayor son los bugs. Desde que hemos empezado a jugar se han lanzado dos parches que han corregido algunos de los más graves, pero sigue habiendo infinidad de errores y algunos muy molestos.

Escenas de vídeo con el audio a destiempo, escenas en las que la pantalla se queda en negro y sólo escuchamos audio, escenas en las que un personaje aparece flotando, secciones del menú de equipo que no funcionan o funcionan de manera incorrecta... Es una lástima, porque estos problemas le dan al juego un aspecto inacabado. Pero confiamos en que los vayan solucionando.

Por último, pero no por ello menos importante, hay que señalar que Sword and Fairy: Together Forever nos llega en inglés. Esto ya de por sí va a suponer un problema para muchos jugadores, pero además presenta otro: la calidad de la traducción. 

Aunque quizás más bien deberíamos hablar de localización, pues tenemos la sensación de que muchas frases y términos se han traducido de manera literal y eso provoca que nos encontremos con diálogos difíciles de seguir o textos que no tienen mucho sentido.